Con confesiones masivas como detalle especial por el Año de la Misericordia, se realizó el Rosario Viviente 2016
Alrededor de 10 mil personas participaron en el Rosario Viviente 2016, “María Madre de Misericordia”, que se realizó el pasado sábado 8 de octubre en el Estadio Olímpico Benito Juárez.
Tal y como se informó , el toque especial de este evento masivo fue la misericordia, que se hizo presente en el rezo y con las confesiones masivas que impartieron alrededor de 35 sacerdotes de la diócesis, desde las cuatro de la tarde.
Largas filas se hicieron en cada uno de los confesionarios móviles que se colocaron a lo largo y ancho de la cancha del estadio.
Mensaje del obispo
Más adelante, la imagen de la Virgen de Fátima ingresó escoltada por los seminaristas y tras ellos venían los monaguillos, danzas de matachines y el obispo don José Guadalupe Torres Campos, acompañado de algunos sacerdotes.
Los gritos de la feligresía y el agitar de los pañuelos blancos no se hicieron esperar en el desfile, tras el cual el obispo emitió su mensaje.
“Estamos viviendo tiempos de gracia, bendición, este año hemos sido bendecidos por Dios de muchas maneras”, dijo.
“En María contemplamos la misericordia de Dios. En todo este año el papa Francisco nos ha insistido mucho en dejarnos amar por Dios, en experimentar en nuestra vida la misericordia de Dios, un Dios que nos ama, cercano, que nos abraza en su infinita misericordia”, abundó.
Misterios luminosos
Tras reconocer a María como Madre de Misericordia, el obispo comenzó el rezo de los misterios luminosos del Santo Rosario: el Bautismo en el Jordán, las Bodas de Caná, el anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión, La Transfiguración y la Institución de la Eucaristía.
Durante el rezo de cada misterio se presentaron cuadros plásticos a cargo del grupo Regnum Christi de la parroquia Todos los Santos, enfocados en la familia y las obras de misericordia.
Con el rezo de cada Ave María, se encedió cada una de las luces del enorme Rosario que se colocó en las gradas y al rezar las letanías, decenas de monaguillos hicieron un círculo ante la imagen de la Virgen y alzaron hermosas rosas blancas, al tiempo que cantaron junto a los fieles las letanías. Al final, todos cantaron el Salve Regina.
Así, entre júbilo y amor a la Virgen María, los asistentes despidieron a la Madre de Dios agitando los pañuelos blancos, y entonando las alabanzas.
Ofrecen y hallan misericordia
“La Eucaristía es la obra de caridad más hermosa y grande que un sacerdote puede ofrecer, pero también la Confesión, donde se experimenta la misericordia de Dios, esa fuerza que Dios da para continuar en la vida de fe, vida cristiana”, dijo el padre Jorge Iglesias, quien vivió una de sus mejores experiencias sacerdotales en las confesiones comunitarias que se ofrecieron en el Rosario Viviente.
Dijo que el sacerdote está dispuesto a hacer sentir la misericordia por parte de Dios mediante el perdón de los pecados y recordó que el Papa Francisco los ha invitado a tener olor a oveja y un estrecho contacto con la gente, sobre todo en la caridad y en los sacramentos.
Satanás ataca las familias
Al hablar de las largas filaes que hicieron los fieles en el evento para confesarse, el sacerdote dijo sentirse contento por esta respuesta, pero también por la disponibilidad de los muchos sacerdotes que acudieron a confesar.
Compartió que la mayoría de los adultos se confiesan actualmente de situaciones dificiles que viven en el matrimonio y advirtió:
“Considero que ahí nuestro enemigo está atacando de manera muy directa a nuestras familias”.
Una confesión de amor
“Me sentía muy vacía en mi corazón. Tenía como una mochila muy grande que no podía cargar más y aunque queria confesarme, no tenía tiempo”, compartió Leslie Alcalá, una adolescente de Mártires Mexicanos, quien aprovechó el Rosario Viviente para confesarse.
“Cargo que mis papás nunca están conmigo porque trabajan casi todo el día. Quisiera que estuvieran más al pendiente de mí, que me pusieran más atención aunque sea cinco minutos que dejaran el celular y estuvieran conmigo”, agregó ya en confianza la niña que acudió con el grupo de monaguillos de su parroquia.
Afortunadamente, luego de confesarse, se sintió confortada en el amor de Dios tal y como se sintieron quienes ese día experimentaron el Amor en el Sacramento de la Penitencia.
“Sentí un llamado especial para confesarme pues tenía cerca de 6 meses sin hacerlo, ponía pretextos y hoy fue el momento indicado, quise levantarme a confesar para tener paz conmigo misma y con Dios”.
Michelle González, de 17 años
“Me confese para purificar mi corazón, para poder comulgar, tenía dos meses sin confesarme, sentí el llamado cuando dijeron ¿No quieres confesarte?, me alegré de poder hacerlo hoy”.
Erick Ibarra Leal, 9 años/ NS de la Paz