Mons. J. Guadalupe Torres Campos/Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con alegría, con gozo, con amor de padre y pastor.
Les comparto, felizmente, que fuimos en peregrinación, apenas este pasado jueves y viernes, como Diócesis de Ciudad Juárez, a dos lugares muy emblemáticos. El jueves estuvimos en Cristo Rey, llamado El Cubilete, ahí celebramos la inauguración del Santuario Nacional de Cristo Rey.
¡Viva Cristo Rey! Y el viernes, a la Basílica, hermosísima, nuestra Basílica de Guadalupe. Hubo una gran presencia de fieles, de algunos sacerdotes representando a toda nuestra amada diócesis de Ciudad Juárez. Que sigamos fomentando nuestra peregrinación, que los próximos años vayan aumentando los fieles, con la organización de los padres del Seminario. La pasamos muy bien y los encomendamos a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe.
Vamos al texto de este domingo ordinario, de San Lucas, donde Jesús dice que llegó a un poblado, a casa de Marta y María. En Betania vivían estas mujeres y Lázaro también, y ahí Jesús recurrentemente llegaba, eran sus amigos y llegaba para descansar, para comer, para convivir.
Aquí se describen dos actitudes, las dos importantes, no se trata de decir quién es más, quién es menos, sino se suman actitudes que tú y yo debemos tener ante Jesús.
Marta, hacendosa, trabajadora, haciendo de comer, que todo esté listo. Y María a los pies de Jesús, ahí mirando a Jesús y escuchando a Jesús. Así lo dice el texto, que mientras Marta está afanada en los quehaceres, María se sienta a los pies de Jesús.
Las dos cosas son importantes. Claro que al final, con un cierto reclamo, Marta le dice a Jesús, Jesús, ¿qué no ves que mi hermana me está dejando con todo el trabajo? Y la respuesta muy sabia de Jesús: ‘Marta, muchas cosas te preocupan, siendo que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte’.
Hermanos, Marta y María representan dos actitudes que se suman: el estar con Jesús. También nosotros debemos escoger la mejor parte. Es importante en nuestra vida ponernos a los pies de Jesús. La oración, la Eucaristía, estar con Él, escucharlo, verlo. Ahí en el Santísimo ir y postrarme de rodillas a los pies de Jesús. Vivir la Eucaristía, estar ante Jesús.
Es importante alimentar nuestra fe, nuestro amor a Cristo, estando delante de Jesús, María escogió la mejor parte. Que nosotros aprendamos también a escoger la mejor parte.
Pero la otra parte es importante: Marta que sirve y que atiende a Jesús. Marta que está en las necesidades cotidianas. El amor a Jesús nos tiene que llevar al servicio, a la humildad, a la sencillez. Ambas se complementan. Lo importante es que el centro sea Jesús.
Por eso hoy quiero resaltar la frase del Aleluya: Dichosos los que cumplen la Palabra del Señor con un corazón bien dispuesto y sincero, y perseveran hasta dar fruto.
Entonces, aprender a estar con Jesús, escucharlo, contemplarlo, alimentarme de Él y servir de muchas maneras, en la familia, con los amigos, al pobre. Las dos cosas son gratas a los ojos de Jesús: Servir y contemplar a Jesús se complementan.
Y el Salmo nos dice: ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?, y da tres frases importantes: el que procede honradamente y obra con justicia, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino…el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente…
Queridos hermanos, estar con Jesús, contemplarlo y servirlo implica la honradez y la justicia. No hacerle mal a nadie. Que de verdad nuestra vida, nuestro comportamiento de caridad, de fraternidad, sea positivo. Pero la base es Jesús. Desde el encuentro con Cristo recibirlo, contemplarlo, es lo más necesario y lo mejor, pero a partir de ahí, servir y servir a nuestros hermanos.
El Señor nos bendice abundantemente. Lo único que pide es fidelidad. Estar con Él y en consecuencia, obrar bien, servir y amar a nuestros hermanos. En unión con lo de hace ocho días reflexionamos: el mandamiento de amar a Dios con todo tu corazón y amar a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cómo se logra? Pues en estar con Jesús y servir a Jesús, para luego estar con los hermanos y servir a nuestros hermanos.
Que el Señor les fortalezca, les bendiga abundantemente. Cuídense mucho. Un abrazo.