Ana María Ibarra
Para conmemorar el Día Internacional contra la Desaparición Forzada, familias de personas víctimas de desaparición forzada enviaron en globos cartas al cielo como un signo que busca dar sentido al dolor que sufren por la ausencia sus seres queridos.
Este acto se llevó a cabo el pasado sábado 30 de agosto en el memorial permanente “Memoria Viva”, del Parque Borunda, después del acompañamiento que recibieron de la psicóloga Andrea Ceniceros.
Acompañadas de colectivos de búsqueda, organizaciones y personas solidarias, las familias de víctimas de desaparición forzada reiteraron a las autoridades y a la ciudadanía que siguen en pie de lucha, buscando a sus familiares.
Memoria viva
Una de las actividades de esa tarde fue coordinada por Ana infante, muralista del memorial que, dijo, visibiliza cada historia, acompaña los procesos de búsqueda y fortalece la memoria colectiva.
“Más que pintura sobre muros, Memoria Viva es un acto de acompañamiento, justicia y empatía, un encuentro entre familias y sociedad que recuerda que nadie debe ser olvidado y que el arte y la memoria pueden transformar la ausencia en fuerza colectiva”, expresó.
La actividad consistió en colocar mariposas pintadas en tela -técnica denominada muralismo portátil- alrededor del mural de la señora Luz del Carmen Flores, madre buscadora que falleció sin encontrar a su hija Angélica.
“Nos comentaron que la señora luz del Carmen siempre decía que iba a regresar en forma de mariposas”, compartió Ana.
Cabe mencionar que las mariposas fueron pintadas en Omaha, Nebraska durante una participación que tuvo Daniel Alejandro Durán (cuyo hermano está desaparecido), donde habló de desaparición forzada.
Cartas al cielo
La actividad que dio nombre a la concentración de familias este año, “Cartas al cielo”, se realizó con la guía de la terapeuta, Andrea Ceniceros, quien acompañó durante varias semanas a grupo de personas con familiares víctimas de desaparición.
Las familias, en su mayoría madres buscadoras, escribieron cartas a sus seres queridos expresando lo que han vivido en estos años de búsqueda.
“Es una técnica expresiva que busca dar sentido al dolor de las personas que sufren por alguna persona desaparecida y con la esperanza de que van a ser recibidas por las personas a quien le envía cada uno de ellos este mensaje que ha sido guardado durante no sé cuánto tiempo, pero que afortunadamente hoy se dan la oportunidad de expresar”, expuso la psicóloga.
Cada una de las personas tomó un globo blanco para amarrar su escrito y después de un conteo, los globos fueron soltados al aire. Y mientras éstos se elevaban, los familiares, con lágrimas en su rostro, observaron como se fueron alejando en las alturas.
Compañeras del mismo dolor, las madres buscadoras se abrazaron y lloraron, fortaleciéndose unas a otras como signo de fraternidad y esperanza.
Concluido este momento, las familias recibieron una flor blanca, como símbolo de que sus cartas fueron recibidas.
Así, movidas por la esperanza, las familias mostraron el amor que sigue vivo hacia sus hijos, hijas, hermanos o hermanas desaparecidos.