Diana Adriano
Con motivo del mes del amor y la amistad, la Asamblea de Matrimonios de la parroquia Jesús El Salvador realizó un retiro de reavivamiento matrimonial del viernes 14 al domingo 17 de febrero, en Casa de las Familias.
Salvador Carrillo Castañón, coordinador del retiro, explicó que el evento reunió a parejas con distintos propósitos: algunas en busca de una última oportunidad para salvar su relación y otras con el deseo de fortalecer aún más su unión dentro del sacramento del matrimonio.
El retiro inició el viernes con una cálida bienvenida, enmarcada en un ambiente espiritual. Durante el fin de semana, las parejas participaron en diversas actividades centradas en la oración, la alabanza y la reflexión.
Uno de los temas principales abordados fue «El plan de Dios para los matrimonios», donde se resaltó la importancia de seguir los principios cristianos en la relación conyugal.
«Vimos algunos puntos muy importantes del plan de Dios para el matrimonio, que dejamos de lado y caemos en adversidades. Pero Dios nos renueva, nos invita a tener un matrimonio santo y a ser fieles hasta el final, como lo dice su Palabra», destacó el entrevistado.
Doce parejas
Fueron doce los matrimonios que vivieron esta experiencia, coordinada a su vez por doce parejas pertenecientes a Asamblea de matrimonios.
El retiro concluyó con la presentación de testimonios y el traslado de las parejas a la parroquia Jesús el Salvador para recibir la bendición en misa.
Salvador dijo que buscarán seguir brindando espacios y herramientas para que las parejas renueven su amor y compromiso.
«Invitamos a los matrimonios a darse tiempo de vivir todo lo que Dios ofrece a través del sacramento, y que, como familia, podamos ser testimonio vivo del amor de Dios”, concluyó.
Giro de 180 grados
Patricia Vázquez Campos y su esposo José Gustavo Aldrete Hernández vivieron una maravillosa experiencia en el evento.
“Es la primera vez que asistimos a un retiro y ha sido una renovación total de nuestro matrimonio. Ha sido un giro de 180 grados porque llegué con el corazón destrozado, con las alas rotas. Hemos pasado por muchas dificultades a lo largo de nuestra vida», compartió Patricia.
La pareja lleva 33 años de matrimonio, pero vividos “en la oscuridad”, reconocieron.
«Lo que me queda claro es que Dios nos ama y no quiere vernos así. Estos tres días me hicieron darme cuenta de lo mal que estaba y de que es muy fácil culpar a los demás y no asumir nuestra propia responsabilidad”, dijo Patricia.
Compartió que fue su esposo José Gustavo quien la animó a buscar ayuda en la Iglesia.
“Nuestra relación ya no daba para más. Estábamos a punto de firmar el divorcio, pero nos dimos cuenta de que aún hay amor, de que todavía tenemos ese vínculo”, relató al final del evento, que no sólo los ayudó a redescubrirse como pareja, sino también a fortalecer su fe en Cristo.
“Me di cuenta de que, aunque nuestro cuerpo es templo de Dios, Él es tan caballero que nos pide permiso para entrar en nuestras vidas. Siento que salgo con nuevas fuerzas, con las alas restauradas”, concluyó la entrevistada.