Grupo de peregrinos de Ciudad Juárez y el Paso constató que a pesar de los conflictos anunciados, se vive un clima de paz en los lugares donde nació y creció Jesús…
Armando Rodríguez/ Especial para Presencia
En Jerusalén y los lugares santos se respira un ambiente de tensa calma, luego de la decisión de presidente de Estados Unidos Donald Trump de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén y reconocer a esta última ciudad como su capital.
No obstante las protestas y reacciones del mundo árabe y musulmán, las diferentes confesiones siguen desarrollando su vida cotidiana sin ningun indicio de que estas acciones mermen la celebración de la Navidad.
Así lo constató un grupo de peregrinos de Ciudad Juárez y El Paso, que viajaron a Tierra Santa del 11 al 19 de diciembre pasados sin ningún contratiempo.
Navidad iluminada
El interior de las murallas de la antigua Jerusalén, en el barrio cristiano, se encuentra iluminado con luces, estrellas y un arbol gigante que fue colocado cerca de una de las entradas que conducen al Santo Sepulcro.
Tanto en Jerusalén, como en Belén, Nazareth y en toda la Tierra Santa, se aprecia un recurrente y cotidiano movimiento de visitantes y peregrinos de todo el mundo, que no han dejado de venir, a pesar de la información de posibles enfrentamientos en esta tierra.
“Fue una maravillosa experiencia, no como lo pintan los canales de televisión. En Jerusalén todo está muy pacífico y vivimos algo que no esperábamos pues encontramos mucha paz. Jerusalén está hermoso”, dijo Lety Moreno, una feligrés de la parroquia San Pío, de la Diócesis de El Paso, Texas, que viajó con este grupo de peregrinos.
“Vengo feliz de pasar unos días increíbles en Israel. Estuvimos en Nazareth, en Belén, pasamos unos días muy hermosos conociendo los lugares donde nació y creció Jesús y no vimos rastros de violencia, no se ven rastros de guerra y gracaias a Dios estuvo todo muy bien”, dijo por su parte Emma Rodríguez, otra de las peregrinas.
Todo en calma
Mientras los ortodoxos y católicos se preparan para celebrar unidos la Navidad este 25 de diciembre, la Plaza del Pesebre, en Belén, fue iluminada con un gran árbol y nacimiento colocados frente de la Basílica de la Natividad, a donde llegan los peregrinos que desean conocer los lugares referentes del mundo cristiano.
Finna Hernández, coordinadora de la peregrinación, y quien desde hace once años lleva grupos a Tierra Santa, afirmó que frailes franciscanos que atienden los lugares santos les comunicaron la situación en Israel y fue como decidieron realizar el viaje este mismo mes.
“Fue un viaje maravilloso, muy especial. No vimos nada de violencia y vimos a peregrinos de todo el mundo. Los franciscanos nos avisaron que en Israel no estaba pasando nada malo, y fue como pudimos hacer este viaje con mas seguridad”, explicó la coordinadora.
Gerardo Núñez, un joven de la parroquia Nuestra Señora de la Paz aseguró que durante el viaje siempre observaron un ambiente de paz y se alegró de haber decidido viajar a pesar de que algunos conocidos le recomendaban lo contrario.
“Mi experiencia en Tierra Santa fue muy grata, siento que es una experiencia que todo cristiano debe vivir por lo menos una vez en su vida”, dijo.
Así, los ecos de la violencia que parecían preceder la Navidad en Tierra Santa, han quedado diluídos gracias a la presencia de las miles de personas que no dejaron pasar la oportunidad de visitar estos lugares santos, independientemente de la información sobre una tierra en conflicto.
Y mientras el mundo se debate en pleitos por territorios y poder político, el Niño que nació hace más de dos milenios sigue moviendo corazones a la vez que nos recuerda el gran valor espiritual de hacerse presente en una tierra pobre y en conflicto.