Maximiliano forma parte del programa “Seminarista en familia” que realiza la Pastoral Vocacional para impulsar el ingreso al Seminario.
Claudia Iveth Robles
Próximo a pedir su admisión formal al Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, Maximilano Duarte Padilla vive con gran alegría su condición de “seminarista en familia”, como parte del programa que implementa la Casa de Formación Sacerdotal en coordinación con la Pastoral Vocacional diocesana.
El programa implica que el muchacho viva en casa mientras concluye una etapa de sus estudios, pero recibe acompañamiento por parte de la Pastoral vocacional mientras ingresa a un Pre Seminario para solicitar formalmente su ingreso a la formación sacerdotal.
Piloto de almas
Entrevistado por Presencia, Maximiliano, quien hoy tiene 18 años de edad, compartió que sintió el llamado al sacerdocio desde que estaba en un grupo de formación en la parroquia Nuestra Señora de la Paz. Ahí recibió la invitación a vivir un “Campadviento”, experiencia que le gusto mucho porque lo llevó a conocer la vida del Seminario y lo motivó a participar en los círculos vocacionales.
Posteriormente sintió la inquietud de ir más allá, sin importar dejar a un lado su sueño de ser piloto aviador.
Hoy estea convencido de que quiere ser “piloto de almas” y por ello comenzó con este primer paso del programa, para luego ingresar al Seminario.
Maximiliano reconoce la motivación que sembraron en él los ejemplos de sacerdotes santos como el padre Carlos Márquez (qepd), monseñor René Blanco y Francisco Sánchez, quienes con su entrega lo han inspirado a servir a Dios desde el sacerdocio.
Seminarista en familia
Cuando Maximiliano compartió su inquietud de ingresar al Seminario cuando cursaba el quinto semestre de preparatoria. Al platicar con el coordinador de promoción vocacional, decidieron que concluyera su preparatoria fuera del Seminario, pero recibiendo el acompañamiento todos los sábados de 2:30 a 4:30 de la tarde.
El acuerdo fue que cuando concluyera sus estudios del nivel medio superior, podría ingresar, lo cual ocurrirá en las próximas semanas.
Es el seminarista recién gradiado Victor Manuel Vega quien acompaña a Maximiliano, y comparte con él temas sobre castidad, la vida en el seminario, entre otros.
“Hace una semana que terminamos con el acompañamiento, estoy en el proceso de redactar mi carta al obispo para pedir admisión al Seminario”, dijo contento.
Maximiliano participará del próximo Preseminario que se realizará del 14 al 23 de julio para posteriormente, en agosto, iniciar formalmente sus estudios en el Curso Introductorio.
Motivación y sustento
Maximiliano compartió que al principio de su decisión, su familia no estaba tan convencida o segura de que él siguiera este camino. Pero como insistió, sus padres y hermanos lo apoyan ahora en todo: tanto en lo espiritual, como en lo económico.
“Toda mi familia esta muy contenta, también mis hermanos”, dijo sonriente.
Seguro de que el sacerdocio es una maravillosa opción de vida en seguimiento a Jesucristo, el joven invitó a los otros muchachos que sientan inquietudes, a que “no acallen la voz del Señor”.
Pidió también orar por él y por todos los seminaristas, ya que, reconoció, el Seminario es ciertamente un camino muy difícil antes de llegar al sacerdocio.
“Desde que inicié a trabajar en mi vocación he tenido muchas altas y muchas bajas, obstáculos, y es dificil vivir esos momentos no siendo seminarista, ya me imagino vivir como seminarista, entonces la oración es un pilar muy importante”, finalizó.
“Fue dificil encontrarme con la voluntad de Dios, con lo que me pedía. Pero sé que al fin de cuentas, cumpliendo su voluntad se llega a la felicidad”.
Maximiliano Duarte/ Seminarista en familia