Esta es la historia de una madre sinigual. Acaba de cumplir 100 años de vida y sigue dando ejemplo a sus hijos, nietos y bisnietos, quienes admiran la entereza, entusiasmo y fe de esta mujer que aún cuida a su hijo menor, nacido con una discapacidad…
Ana María Ibarra
Con un siglo de vida, Elvira Rivas sigue dando amor a sus hijos, especialmente a Juan, el menor de ellos, quien nació con una discapacidad a causa de una caída que ella sufrió en el embarazo.
Este amor es ahora el motor que mantiene a Elvira llena de alegría, energía y entusiasmo, valores que sus hijos, nietos, bisnietos, y tataranietos han ido aprendiendo de ella.
Su historia
Elvira Rivas nació el 23 abril de 1918 en El Paso, Texas. A los siete meses quedó huérfana de madre a causa de la influenza española, epidemia que cobró muchas vidas.
“En el centro de El Paso está la casita donde nací, en la Calle 7. Mi papá era ferrocarrilero, era contador”, dijo Elvira, entrevistada luego de una misa que organizaron sus hijos por sus 100 años de vida.
Jesús, el tercer hijo de Elvira relata: “Mi abuela cumplió 100 años de muerta, está sepultada en un panteón histórico pegado al Freeway en El Paso, Texas”.
Al fallecer su madre, Elvira quedó bajo el cuidado de su padre, quien decidió irse a vivir a la Ciudad de Chihuahua, donde trabajó en la empresa Chihuahua al Pacífico.
“Mi papá fue una persona muy cristiana, creía mucho en Dios, era muy recto en sus actos y nos educó para respetar y alabar a Dios y darnos cariño como familia”, compartió Elvira.
Jesús agregó: “Cuando habla de su papá habla de quien la formó y la cuidó. Ella creció los primeros años de su vida bajo el cuidado único de su papá, ya después él se casó, y tuvo madrastra, esa fue otra etapa no muy agradable, pero lo bueno ya estaba cimentado y así ha sido su vida”, agregó Jesús.
Su motor de vida
El amor a Dios, a la vida y a su familia con el que fue educada Elvira, lo trasmitió a sus hijos. Y el menor de ellos se convirtió en el principal motor de esta madre para seguir viviendo y amando la vida.
“Para vivir, una persona necesita tener motivos. Juan es el menor de los hermanos y cuando llegamos a Ciudad Juárez mi mamá tuvo un accidente estando embarazada de él, al momento del parto estuvieron los dos a punto de morir y ella pidió a Dios y a la Virgen que la dejara tener a su hijo. Él tuvo una lesión al momento de nacer”, compartió Jesús.
Aunque Elvira da su cariño a toda la familia, en Juan es el motor que le da ánimo para seguir.
“Ella siente que todavía es su responsabilidad, le dedica cuidados, eso la hace fuerte.
Mi mamá es la base de la familia y ahí empieza a funcionar la relación familiar. Alrededor de mi hermano nacieron y crecieron nuestros hijos y toda nuestra descendencia respaldando el trabajo de mi mamá”, afirmó el hijo de Elvira.
“Sería injusto pensar que ella tuviera que hacer cosas, ella las asume porque siente que tiene qué hacerlo, pero lo hace siempre acompañada de la familia”, abundó.
Así han trascurrido 60 años de un niño a quien los médicos dijeron que si vivía 20 años, sería un milagro, recordó Jesús.
Amor a Dios y a la vida
Sin dudar, Elvira aseguró que su fortaleza para cuidar a Juan y vivir 100 años la obtiene, primero de Dios y después de sus hijos.
“Dios no me deja y mis hijos no me abandonan, de ahí tengo yo la fuerza. Ellos están siempre conmigo, pendientes de todo lo que necesitamos. Que estén todos junto conmigo se lo debo a Dios. Mis hijos han sido la causa de que tenga tantos años, me han hecho feliz siempre me han dado cariño y protección”, dijo contenta.
Este cariño mutuo en la familia de Elvira, es fruto de la educación y el amor con que ella los educó.
“Esto que estoy recibiendo lo aprendí con mi papa y lo trasmití a ellos, ellos con sus hijos, mis nietos y bisnietos. Todos son un amor conmigo, todos me quieren mucho, yo los quiero mucho. Tengo un bisnieto chiquito que ya me rinde los honores. Tengo una familia muy linda y muy buena”, expresó Elvira.
Agradecida con Dios, Elvira se dijo emocionada por su cumpleaños número 100.
“No tengo palabras suficientes para expresar lo que siento, por esta bendición que Dios me ha dado. Le pido a Dios que mis hijos cumplan igual que yo, 100 años, porque tengo unos hijos de oro que me han hecho feliz”, expresó.
El amor de una hija
Elvira tiene cuatro hijos, tres hombres y una mujer, 12 nietos, 30 bisnietos y 2 tataranietos.
Rosy, una de las nietas de Elvira, dijo que su abuela es un ejemplo de amor a la vida, pues nunca la ha escuchado quejarse por nada o expresar cansancio.
“Constantemente habla de la vida maravillosa que Dios le ha dado. Me quedo asombrada de la fuerza que tiene”.
Rosy quiso compartir un aspewcto de su abuela que sin duda ha marcado su vida como mujer y como madre:
“No conoció a su madre, no convivió con ella, pero tiene una lucidez para encontrar su tumba y hacerle oraciones y plegarias. Le habla tan hermoso como si toda la vida hubiera estado con ella”, expresó Rosy.
Su secreto para la longevidad
Para Elvira, el secreto de su longevidad es Dios.
“Él me los ha concedido. La bendición que tengo son mis hijos, mis nietos, que me quieren mucho, esa es la razón por la que creo que he vivido, siempre están pendientes de que coma bien, me cuidan, cada quien en su lugar me da lo que quiere darme para vivir. Es un conjunto completo”, afirmó.
Por su parte, Jesús compartió que la diferencia es la actitud ante la vida, el carácter y no doblegarse.
“Es una mujer que anda tocándole la puerta a la santidad, pero con mucho carácter. No ha sido una mujer débil, ni frágil, nunca ha sido alguien que se doble, el secreto tiene qué ver con el cuidado físico, emocional, mucha espiritualidad, pero sobre todo la decisión de luchar con lo que venga, y así ha sido ella, eso ha sido su fortaleza”.
Deseo y consejo
Elvira compartió que en sus oraciones siempre pide a Dios que sus hijos reciban el amor que ella recibe de ellos.
“Quiero que reciban de sus hijos lo mismo que han hecho por mí. Que cuando estén viejitos como yo, los cuiden, los protejan, los ayuden, que no los abandonen”.
Un consejo envió Elvira a los jóvenes: “Lleven una vida ordenada, no fanática, pero que crean en Dios, que obedezcan a sus padres y que caminen por el camino recto, no se dejen llevar por las drogas y tanta barbaridad que hay ahora, y que cuando sus padres estén viejitos, hagan lo que hacen mis hijos conmigo”, motivó.
Y agregó: “Este nieto que quiere ser sacerdote que llegue a ser un verdadero sacerdote para que cumpla con la voluntad de Dios”, dijo refiriéndose a su nieto seminarista.
Frases…
“Ha sido una madre que con el ejemplo nos predicó y con mucha fuerza no nos dejó caer en malos pasos”.
Jesús, tercer hijo
“Quiero darle gracias a Dios porque mi madre está con nosotros todavía. Estoy muy contento porque nos ha enseñado a amar la vida”, Oscar, segundo hijo.
“Admiro su forma de ser. Doy gracias al Señor por permitírnosla 100 años. Su vida ha sido ejemplar, luchadora, guerrera, y tenemos que aprender las cosas lindas de ella mis hijos y yo”, María Dolores, hija mayor.