Compartimos este testimonio como una forma de mantener presente y hacer conciencia sobre la realidad de las personas desaparecidas, y el drama que viven sus madres, para quienes el 10 de mayo es una fecha dolorosa…es necesario seguir orando por ellas…
Ana María Ibarra
Como cientos de madres de personas desaparecidas, Luz Elena Ramos no tiene algo qué celebrar el 10 de mayo, pues como madre se encuentra en duelo desde el 6 de abril del 2012, día en que hijo Daniel Armando Guzmán desapareció cuando estaba de vacaciones en Ciudad Jiménez.
Luz Elena cuenta sólo con su fe en Dios y la esperanza de algún día encontrar a su hijo, vivo o muerto.
Su historia
Fue el 5 de abril del 2012 cuando Daniel, en ese entonces de 17 años, viajo en motocicleta a la Ciudad de Jiménez a pasar unos días de vacaciones.
“Al principio no me di cuenta que había desaparecido, pero empecé a sentirme inquieta porque él no me contestaba el teléfono. Hablé con una vecina, conocida allá en Jiménez, y me dijo que no lo encontraban pero que nadie me quería decir para no asustarme”, compartió Luz Elena.
La entrevistada comentó que inmediatamente se trasladó a Ciudad Jiménez y el 8 de abril interpuso una denuncia por desaparición.
“Empezaron las investigaciones y lo único que encontraron fue la motocicleta en la que viajaba mi hijo. Después de que sucede una desaparición, como madres, nos volvemos investigadoras. Anduve preguntando y nadie vio nada, nadie supo nada. Sólo sabemos a qué hora se encontró la moto y a qué hora dieron aviso para que la recogieran”, compartió.
Nada qué celebrar
Como mamá, Luz Elena ha vivido estos años como un infierno. Aunque ya han pasado seis años desde la desaparición de su hijo, no ha podido superar el dolor ni la angustia.
“Pueden pasar muchos años pero uno, como mamá, nunca lo supera. Hace cinco años empecé a buscar ayuda psicológica y apoyo para la búsqueda de mi hijo. Como otras madres me acerqué al Centro de Derechos Humanos Paso del Norte y me integré al Colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia”.
Los años han pasado y Daniel hoy tendría 23 años, pero para Luz Elena, como para otras madres de personas desaparecidas, ninguna fecha es importante.
“Para nosotras estos tipo de fechas, como el Día de las madres, son dolorosas. Nosotras somos madres pero creo que no tenemos nada qué festejar. Cualquier fiesta, cualquier fecha, las Navidades, todo eso se acabó para nosotras”, dijo con un nudo en la garganta.
Esperanza en la lucha
Luz Elena y otras madres del colectivo están ahora enfocadas en localizar a sus hijos, y aunque varias veces flaquean, mantienen una fe y esperanza inquebrantables. Sin duda, Dios es su máximo apoyo.
“Dedicaré todo el tiempo que pueda en la búsqueda de mi hijo, seguiré en la lucha hasta que Dios me lo permita. La fe y la esperanza son cosas que nunca perderemos por encontrar a nuestros hijos. A veces le reclamo a Dios, pero luego le pido perdón, porque es la desesperación que nos hace a veces no saber lo que decimos”.
Su fe en Dios mantiene a Luz Elena firme en la lucha por encontrar a su hijo con vida. Aunque, como ocurre con otras madres, su mayor deseo es saber qué pasó con su hijo, para así poder descansar.
“Ninguna madre está preparada para recibir una osamenta, todas las madres buscamos a nuestros hijos con vida. Pero finalmente lo que queremos es encontrarlos como sea y tener ya un descanso”, expresó.
Luz Elena envió un mensaje para las autoridades.
“Mi mensaje es que dejen de cuidarse entre ellos y se pongan a trabajar, que no se estén llevando gente inocente, que nos apoyen en nuestras búsqueda”.
A la comunidad le dijo: “Estén conscientes de lo que estamos pasando, que nos apoyen en nuestras búsquedas. Ahorita cualquier cosa que hacen los candidatos anda la gente con banderas en los cruceros y nosotras que necesitamos el apoyo en la búsqueda de nuestros hijos, andamos solas. ¿En qué está fijada la comunidad?…nosotras no valemos una despensa”, finalizó.