Abandonada por su esposo y apurada por la situación económica, María Luisa Armendáriz tomó fuerzas de Dios para dar una vida digna a sus tres hijos, quienes, con esa fuerza se convirtieron en profesionistas, pero ante todo, en hombres y mujeres de bien.
En su condición de madre soltera María Luisa incluso padeció el rechazo de la sociedad y de su propia Iglesia. Recuerda que quiso participar en un Encuentro Familiar pero un servidor le dijo que no podía hacerlo porque no tenía marido.
Fue cuando pensé: «El ideal de familia es papá, mamá e hijos, está bien, pero muchas veces hay familias compuestas por otros miembros, abuelitos, tíos… él me estaba limitando», recordó conmovida.
Afortunadamente un poco después fue invitada a participar en un programa del Movimiento Familiar Cristiano “Madres responsables”, donde encontró al espacio que su espíritu necesitaba.
“Tenia 35 años, me quedé sola con tres hijos adolescentes en la escuela y había que sacarlos adelante. Hay que reconocer que se te cierra el mundo, pero tus hijos te hacen ver que tienes que continuar”, dijo.
Siempre tomada de la mano de Dios, María Luisa tomó trabajos de medio tiempo para poder estar con sus hijos y llevar dinero a la casa, ya que aunque su esposo le aseguró que la apoyaría para que nada les faltara a sus hijos, fue todo lo contrario.
Así, muchas veces pasó penurias por falta de dinero y cuando llegó a pedir un préstamo a su patrona, ella se lo negó argumentando: “Aquí no es beneficencia”.
Cuando me decían: «Mamá, en la escuela me pidieron esto o lo otro, yo exclamaba ¡Dios mío! y Él en su Divina providencia me ayudaba”.
“Tenía sólo 5 pesos para la ruta de cada uno…una sabe que un joven tiene ganas de comprarse una soda, unas papitas, pero yo no tenía más”, dijo quien llegó a quedarse sin probar bocado con tal de que sus hijos comieran.
“Siento que Dios nunca me abandonó. Sufría, pero sabía que Él estaba conmigo y, a gritos y a sombrerazos logré sacarlos adelante”.
Ahora con una hija ingeniero industrial, un maestro de educación física, otro ingeniero mecánico, y uno más de crianza en la preparatoria, María Luisa mira hacia atrás y no puede sino agradecer a Dios porque sus hijos se convirtieron en personas de bien.
Sobre el sínodo
Con su experiencia al integrar una familia especial, María Luisa considera importante que el Sínodo de la Familia promueva que el matrimonio es “para toda la vida”, pero también que haya propuestas en favor de las familias como la suya, donde solo está presente la mamá.
“Estas mamás necesitan mucho apoyo moral y económico, son parte de una comunidad… más aquí en la frontera, donde hay muchas madres solas… se necesitan personas dispuestas a apoyar al MFC y otros programas”, dijo.
Segura de que puede ser un testimonio para otras mujeres, y como promotora del MFC en La Resurrección del Señor y María Reina del Universo, María Luisa invita a las mujeres que son madres solas a mantener viva su fe y esperanza de que Dios y la Virgen las acompañan.