La Diócesis de El Paso estuvo de fiesta por el centenario de la ordenación del primer santo Chihuahuense, san Pedro de Jesús Maldonado…uno de los eventos fue la presentación de una conferencia sobre el martirio del sacerdote.
Ana María Ibarra
Con la llegada de las reliquias de San Pedro de Jesús Maldonado, y una conferencia sobre el mártir mexicano, la Diócesis de El Paso inició el pasado lunes 22 de enero una serie de eventos por los 100 años de ordenación sacerdotal del santo chihuahuense quien se ordenó sacerdote en la Catedral de San Patricio de dicha diócesis.
Reciben reliquias
Procedentes de la Arquidiócesis de Chihuahua, las reliquias de San Pedro de Jesús Maldonado llegaron a la Diócesis de El Paso el lunes 22 de enero, siendo recibidas y escoltadas desde el puente internacional Santa Teresa por los Caballeros de Colón motorizados.
La reliquia, que consta de un trozo de hueso de una de sus manos, llegó a la Catedral de San Patricio poco antes de las siete de la tarde y fue depositada en una urna elaborada por Juan Manuel López, feligrés paseño.
En la entrada de la Catedral, los Caballeros de Colón vestidos de gala y el grupo motorizado, hicieron una valla por la escalinata de la puerta principal, mientras un grupo de sacerdotes cargaron en peso la urna hasta la puerta, donde la esperaba monseñor Mark J. Seitz, obispo de El Paso, para incensarla y darle entrada en manos de los Caballeros de Colón, seguidos de familiares de san Pedro de Jesús Maldonado.
El obispo, junto con su comunidad diocesana y personas de otras diócesis así como de la Arquidiócesis de Chihuahua, oraron a Dios plegarias en honor al mártir chihuahuense.
Reflejo de Cristo
Después de la lectura del evangelio, el obispo Seitz reflexionó sobre la reliquia de San Pedro de Jesús Maldonado y la vida del mártir.
Resaltó que lo que para muchos son sólo huesos, para los cristianos católicos significa más que recordar una vida pasada.
“Podemos recordar una vida de mucho valor, de mucha santidad. Es una inspiración su vida. Estos huesos son santos. Un santo es una persona en quien podemos encontrar claramente la persona de Cristo. San Pedro de Jesús Maldonado es un reflejo de Cristo”, expresó el obispo.
El obispo añadió que gracias a las reliquias de san Pedro de Jesús, muchas personas descubrieron la presencia de Dios.
“Estas reliquias van a caminar con nosotros esta semana santa, pero recuerden que, aunque tenemos sus reliquias aquí, él vive con el Señor en el cielo, intercede por nosotros día tras día invitándonos a seguir a Cristo”, dijo el obispo.
La vida ordinaria de un santo
Después del momento de oración, el padre Fabián Márquez, organizador de la semana de eventos, presentó al padre Gustavo Enrique Sánchez Prieto, de la Arquidiócesis de Chihuahua, quien compartió algunos aspectos de la vida y la santidad de San Pedro de Jesús Maldonado.
El padre Gustavo agradeció a la Diócesis de El Paso, al obispo y a todo el presbiterio por su desempeño en la organización de los eventos en honor al padre Maldonado.
El sacerdote inició su charla dando breves detalles significativos del santo chihuahuense: su nacimiento en junio de 1892, su martirio en febrero en 1937, a la edad de 45 años.
Explicó como en esos 45 años el mundo vivió particulares circunstancias que formaron parte de la vida de San Pedro de Jesús.
“Vivió un siglo de Revolución Industrial en la primera etapa de su vida. Había llegado el progreso, de un ambiente rural y a un ambiente industrial. México vivió la Revolución Mexicana, el fin de un régimen de 30 años con Porfirio Díaz, la nueva edición de la Constitución Mexicana. En 1917, el mundo se estremeció ante las apariciones de Fátima”, compartió el padre Gustavo.
Añadió que el padre Maldonado se ordenó sacerdote en 1918, y vivió la persecución religiosa.
“El padre Maldonado llegó a la ordenación sacerdotal con problemas de salud. Cuando ocurrió la persecución religiosa, tenía ocho años de haber sido ordenado sacerdote. Mencionaba la Constitución Mexicana porque para los católicos fue ‘una patada en el estómago’ reconocer esas leyes”, expresó.
Agregó que fue en medio de todos esos problemas donde el padre Maldonado dio testimonio.
“Podría pensarse que la vida de un santo es una bendición por Dios, donde no hay problemas, donde todo es vida y dulzura. El ambiente que vivió el padre Maldonado no era menos pesado que el ambiente que vivimos ahora. En este ambiente estamos llamados a vivir la alegría del evangelio”.
Expresó que la vida del santo mártir fue una vida ordinaria, sencilla, humilde, en una familia numerosa, siendo un santo con una vida común y corriente.
“El padre Maldonado vivió este camino que lo llevó a la santidad, santidad que pasó por la prueba. En esas realidades le tocó vivir, pero el padre vivió la alegría de su ministerio”, dijo.
Una deuda con El Paso
El sacerdote expresó que Chihuahua está en deuda con El Paso, ya que el gobierno mexicano limitó el número de sacerdotes por estado y don Antonio Guizar y Valencia aceptó esa ley por lo que varios sacerdotes emigraron a El Paso, Texas, y otros tantos fueron ordenados en esa diócesis.
“El padre Maldonado se quedó en Chihuahua a pesar de esa ley con el permiso del obispo Guízar, y un día lo detuvieron y lo golpearon. La madrugada del 11 de febrero murió nuestro santo. Tuvo una vida entregada. El mártir no es un súper héroe, era un hombre que se sintió elegido por la libertad de Dios”, expresó el sacerdote ponente.
El padre Gustavo agradeció nuevamente al obispo y a toda la Diócesis de El Paso por recordar a San Pedro de Jesús Maldonado.
“Gracias a Dios que nos está llamando a vivir la santidad en estas circunstancias, a ustedes aquí, y a nosotros en Chihuahua”, finalizó.
Al concluir su charla, la comunidad reunida pasó a venerar las reliquias de San Pedro de Jesús Maldonado.