- Dos capillas de la diócesis fueron violentadas en días pasados y sus párrocos aseguran que la intención de quienes ingresaron no era sólo robar, sino profanar lo que para los católicos es sagrado…
Ana María Ibarra
Dos comunidades de la diócesis vivieron momentos de dolor ante la profanación a sus templos: la capilla de San José de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, Catedral, y la capilla Divino Niño de la parroquia San Lucas, que fueron violentadas en medio de la alegría de la Navidad.
Aunque de ambos templos fueron sustraídos algunos artículos y equipo de sonido, los párrocos no están convencidos de que el móvil haya sido el robo, sino hacer daño a la Iglesia. En la capilla de San Lucas fue abierto el sagrario y las hostias consagradas encontradas en el piso.
Capilla San José
El martes 31 de diciembre, aproximadamente a las ocho de la noche, el padre Eduardo Hayen, párroco de Catedral recibió una llamada del padre Fernando Valle, quien había sido avisado también por teléfono de que el templo de San José, ubicado en la colonia Barrio Alto, se encontraba abierto y en desorden.
“Algunos vecinos de la capilla le hablaron al padre Fernando Valle porque anteriormente atendió esa capilla. En cuanto me enteré, a eso de las ocho de la noche, fui acompañado del padre Rafael Saldívar. Encontramos a los vecinos afuera del templo, entramos y descubrimos que efectivamente habían entrado”, compartió el padre Hayen en entrevista.
Explicó que la sacristía se encontraba en desorden, como si hubieran estado buscando “algo” en los cajones de los muebles.
“Creo que era la llave del sagrario lo que querían encontrar. No fue grande el robo, creemos que ese no fue el móvil, porque trataron de violar el sagrario, pero no pudieron hacerlo, está muy bien reforzado, aunque sí lo dañaron mucho, por lo que tendremos que repararlo”, dijo.
Al no poder abrir el sagrario, continuó el sacerdote, tumbaron el mármol que rodea el sagrario para intentar llegar a él, aunque afortunadamente no pudieron sacarlo.
“No se robaron gran cosa, sólo algunos micrófonos que estaban en el templo. Lo que nos llamó la atención es que se robaron sólo la parte de la copa de algunos cálices, dejaron la base y también de los candelabros se llevaron únicamente la parte de arriba y no la parte de abajo, fue muy extraño”, dijo el padre Eduardo.
Algo que llamó más la atención de los sacerdotes fue encontrar una bolsa de tela negra con símbolos de una secta, de la cual omitió el nombre para que no se interprete como acusación.
“Nos da la impresión que (la bolsa) era para poner el copón con las hostias consagradas. No sé por qué lo dejaron ahí, si fue por descuido o como un aviso. Esto ha sido una profanación, creemos que el ingreso se hizo con la intención de profanar el sagrario para robarse las hostias, lo que ocurrió días después en el templo del Divino Niño”, afirmó el sacerdote.
Acciones
Después del suceso, el párroco de Catedral interpuso la denuncia correspondiente ante la Fiscalía de la Zona Norte, para que quede como precedente de lo ocurrido y no sólo en palabras.
“Son daños físicos que se hacen al templo, el móvil fue ese: dañar, profanar. Puse la denuncia en fiscalía, fui muy bien atendido, espero que se haga la investigación”, dijo.
El sacerdote, que ha sido víctima de otros robos en templos a su cargo, consideró que cuando el móvil es el robo, las acciones son diferentes. Pero de cualquier forma opinió que se requiere cuidar y reforzar los templos.
“Sabemos que hay mucha drogadicción en la ciudad y por el afán de tener unos cuantos pesos roban para comprar droga, creen que lo que pueden sacar de ahí lo pueden vender. No es este el caso, aquí es una profanación, esto es algo mucho más sensible porque hieren, lastiman el sentimiento de una comunidad”, sentenció.
Reparación
Agradecido con Dios porque en este caso no lograron llegar a las hostias consagradas, el padre Hayen dijo que este suceso lastima a la comunidad y exige una reparación, un acto espiritual de desagravio.
“Es un acto de reparación, de pedir perdón por el pecado cometido y de pedir perdón también por las personas que lo cometieron para que tengan arrepentimiento”, expuso.
El padre Hayen dijo que buscará platicar con líderes de la citada secta, quienes espera localizar en los siguientes días para conocer si lo que fue encontrado en el templo les pertenece. Pero quiso dejar claro que no se trata de una acusación, sino buscar el diálogo.
“Tanto católicos como grupos de otras religiones y asociaciones trabajamos por el bien de Juárez y tenemos que aprender a respetarnos sabiendo que el propósito es construir una mejor ciudad para todos. Cada uno desde su propio lugar, de su propia trinchera lo va haciendo”.
Agregó que este es un llamado para todos los sacerdotes y toda la comunidad a estar más vigilantes en aquellos templos y capillas que no tienen tanta actividad y donde el Santísimo está reservado.
“Debemos retirarlo por precaución y sólo cuando estén bien vigilados los templos se pueda tener la presencia de Jesús sacramentado en el tabernáculo. Recomiendo a los párrocos que revisen sus capillas y las refuercen y si no hay actividades mejor retirar el Santísimo y solamente llevar la Eucaristía cuando se celebre”, puntualizó.
En la Capilla Divino Niño
Días después de lo sucedido en la capilla San José, la capilla Divino Niño fue profanada y violado el sagrario.
“Estando en la capilla de San Juan Diego, llegaron dos personas a avisarme que cuando abrieron la capilla del Divino Niño para preparar todo para la celebración de Navidad, se dieron cuenta que se habían metido por una de las ventanas”, compartió el padre Hugo Muñoz, párroco de San Lucas Evangelista.
El sacerdote explicó que el o los intrusos, quebraron el vitral y saquearon algunas cosas del templo, sobre todo el equipo de sonido del coro, sin embargo, lo más grave fue la violación al sagrario.
“Sacaron el copón, vaciaron las hostias y las tiraron en el piso. La ofensa no queda ahí, creo que se llevaron algunas formas consagradas porque se nota que lo hicieron con toda la intención de tirarlas para que creyéramos que ahí estaban todas. Fui recogiendo una por una y las coloqué en otro copón, ahí me di cuenta que faltaban”, explicó el sacerdote.
En este caso, no se violentó el sagrario.
“Tuvieron el descaro de buscar la llave hasta que la encontraron, porque no estaba visible. Ahí me resulta difícil creer que el móvil haya sido un robo. Quien entra a robar no se pone a buscar llaves, entra a romper y a robar”, señaló el padre Hugo.
Aunque una de las alcancías fue violentada para sacar el dinero, y se llevaron equipo de sonido, el sacerdote sigue pensando que esto fue para cubrir la verdadera intención.
Dolor y desagravio
El padre Hugo compartió haber experimentado un dolor muy profundo ante el agravio.
“Cuando me encontré con aquella escena me invadió una tristeza, una impotencia y un profundo dolor, no coraje, sino un dolor muy fuerte. Cuando me puse a recoger las sagradas formas para colocarlas en otro copón sentía la mirada de la gente como un peso en la espalda, no de acusación, sino de dolor, se sentía la tristeza en el ambiente”.
Dado que el evento sucedió la noche del sábado para amanecer el domingo de la fiesta de Epifanía, junto con su comunidad el sacerdote hizo un acto de desagravio en lugar de celebrar la Eucaristía.
“Hice un acto desagravio por lo sucedido para consumir las hostias. Invité a la gente a comulgar y en aquel momento al final les dije que la tristeza no nos gane, ante el sentimiento de dolor que se interponga la alegría de la Navidad. Al final hicimos la adoración al Niño Jesús”, compartió.
A diferencia del caso de Catedral, en este caso el sacerdote no interpuso denuncia pues desconfía de las autoridades y considera que sólo se dará “carpetazo” al asunto.
“Corrimos la voz para quien sepa algo nos lo haga saber y entonces si ir a interponer la denuncia. Lo triste es que si fue un drogadicto va a mal vender las cosas, pero si fue para otra cosa, pido a Dios que esas formas que se robaron vuelvan a ser lo que fueron, un pedazo de pan, sólo materia, no el cuerpo de Cristo”.
Ataques previos
El padre Hugo recordó que en su territorio parroquial dos capillas han sido violentadas previamente.
“Como sacerdote me cuestiono qué tan culpable soy al no tener suficiente cuidado, al confiar, al creer que por ser un templo todo mundo lo va a respetar y ya vemos que no”.
Al igual que el padre Hayen, el padre Hugo invitó a los sacerdotes y las comunidades a ser vigilantes de los templos.
“Al fin de cuentas los templos son de nosotros como Iglesia. Todos somos los administradores, no sólo el sacerdote sino todos los vecinos, todos los que acudimos a nuestros templos, creo que podemos ser los mejores vigilantes de nuestros lugares de oración”, inivitó.
frases…
Todos somos los administradores, no sólo el sacerdote sino todos los vecinos, todos los que acudimos a nuestros templos, creo que podemos ser los mejores vigilantes de nuestros lugares de oración.
Pbro Hugo Muñoz
Recomiendo a los párrocos que revisen sus capillas y las refuercen y si no hay actividades mejor retirar el Santísimo y solamente llevar la Eucaristía cuando se celebre.
Pbro. Eduardo Hayen