Un ingeniero en computación se convirtió en escultor y artista visual gracias al Año Jubilar 2025… Hoy ofrece una significativa muestra artística en torno al Jubileo de la Esperanza que lleva su curso en la Iglesia…
Diana Adriano
El mármol cobra vida en manos de Francisco Javier Rodríguez Orozco, mejor conocido como Paco, un ingeniero en computación que nunca imaginó convertirse en escultor y artista visual.
Sin formación en artes, ni antecedentes familiares en la disciplina, Paco encontró su vocación entre piedras descartadas y herramientas olvidadas.
Hoy, presenta una de las iniciativas artísticas más significativas en torno al Jubileo de la Esperanza que hoy lleva su curso en la Iglesia: una exposición visual que narra la historia de la Iglesia Católica desde la Creación hasta el jubileo mismo, todo labrado en mármol, con técnica propia y profunda inspiración espiritual.
“Estuve en el Seminario Regional del Norte, cursé filosofía. Siempre he estado cerca de la Iglesia”, compartió Paco entrevistado por Periódico Presencia.
Con sonrisa serena, agregó: “Esta idea surgió tras escuchar la misa de Navidad del Papa Francisco (qepd), cuando anunció el Jubileo. En ese momento, supe que tenía que hacer algo”.
El proyecto tomó forma en su mente y se consolidó con la ayuda de su hijo Javier y su nuera Alexa. Juntos, han creado una serie de más de 30 cuadros de gran formato tallados en mármol, cada uno con un peso aproximado de 4.6 kg, que cuentan la historia de la fe cristiana desde la Creación de Adán hasta el pontificado actual. En cada obra, la familia conjuga técnica, fe, disciplina y creatividad.
Exposicion digital
La exposición, alojada actualmente de manera digital en la pagina de Facebook; “Jubileo 2025”, se puede recorrer en línea, aunque existe la intención de presentarla también en espacios físicos.
“Jorge Iturriaga (Conductor del programa Punto de Interés en Radio Guadalupana) fue quien me animó a compartir esto. Hicimos una presentación en físico ahí, pero aún no definimos un lugar fijo para montar toda la exposición completa”, explicó.
Aunque por ahora la muestra no tiene sede permanente, Paco y su equipo han contemplado algunos posibles espacios, siempre con la intención de acercar esta expresión artística a la comunidad.
Del descarte al arte
El origen de este arte es tan singular como conmovedor. Paco confiesa que no sabía dibujar ni tallar cuando comenzó.
Fue su trabajo en una cantera lo que despertó su interés:
“Me llamaban la atención las piedras que desechaban por estar mal cortadas o dañadas. Empecé a preguntar por qué las separaban, y así aprendí sobre los materiales. Después aprendí por mi cuenta a manejar las herramientas, a observar las vetas, los cortes… y luego vino la necesidad de aprender a dibujar”.
Ese aprendizaje fue completamente autodidacta. Paco empezó con cenefas y líneas sencillas hasta dominar las sombras y luces que hoy caracterizan sus obras. Con paciencia y perseverancia, desarrolló su estilo, una mezcla de grabado, bajo relieve y pintura sobre mármol, lo que convierte cada pieza en un objeto sólido profundamente expresivo.
“No usamos líneas para dibujar”, explica. “Todo está hecho a base de sombras y luces, lo que permite traducir imágenes, incluso mosaicos bizantinos -como el Cristo Pantocrátor de Santa Sofía- en obras que parecen casi reales, sin perder el respeto por su origen”, dijo.
Accesible para todos
Una de las dimensiones más destacadas de este proyecto es su accesibilidad. Los cuadros pueden ser tocados por personas con discapacidad visual, ya que están tallados en relieve sobre piedra. Además, Paco y su equipo han elaborado fichas técnicas en sistema Braile y materiales para que los visitantes puedan llevarse una experiencia interactiva a casa.
“Hicimos unos dibujos en Braile con zonas para pintar. Por ejemplo, los niños pueden colorearlos y abajo poner su nombre también en Braile. Queremos que todos puedan sentir que participan, que también pueden crear algo relacionado con estos cuadros”.
El equipo ha trabajado cuidadosamente en el mobiliario para las exposiciones: estructuras capaces de soportar el peso de cada obra y con diseño especial para evitar accidentes. Todo está pensado para ofrecer una experiencia completa y segura.
Su obra favorita
Cuando se le pregunta cuál de sus obras le ha gustado más realizar, Paco no duda: “El Cristo Pantocrátor que está en Santa Sofía, Estambul. Es arte bizantino, hecho con mosaicos, pero nosotros lo interpretamos para pintarlo como imagen continua. Si lo ves, es casi igual al original, pero sin cuadros ni líneas”.
Este tipo de relectura artística, que respeta la esencia espiritual y visual de obras históricas, es uno de los pilares del proyecto. Cada imagen va acompañada de contexto, simbología y un proceso artesanal que puede tomar hasta tres meses de trabajo para cada cuadro.
“Si trabajara solo, me tomaría seis meses”, comentó Paco entre risas.
“Pero con la ayuda de Javier y Alexa, el trabajo fluye mejor. Yo me encargo de los detalles finos, mi hijo del tallado más fuerte, y Alexa nos ayuda con las correcciones de color”, abundó.
Paradójicamente, ninguno de los tres integrantes del equipo tiene formación en artes plásticas. Paco es ingeniero en computación con maestría en administración; su hijo Javier también es ingeniero y Alexa es psicóloga.
“Todo esto es obra y gracia del Espíritu Santo”, reflexionó Paco con humildad.
“Nunca pensamos hacer arte, y menos de esta forma. Pero aquí estamos, y creo que hay algo divino en cómo se dieron las cosas”.
Fe que encuentra nuevas formas de expresión
Paco Orozco hizo una invitación a toda la comunidad católica:
“Queremos que visiten nuestra página, que vean los cuadros, que los conozcan, y cuando llegue el momento, que acudan a las exposiciones físicas. Nos llena de alegría compartir esto con los fieles, mostrar que el arte sacro no es cosa del pasado, sino que puede seguir hablándole a la gente, tocando sus corazones y despertando la fe”.
Por ahora, el arte de Paco vive en línea, pero pronto espera tener un espacio físico para que todos puedan sentir la textura, la historia y la espiritualidad de cada pieza.
Mientras tanto, su mensaje es claro: el arte puede nacer de la piedra, del descarte, del esfuerzo en familia y, sobre todo, de una fe viva que encuentra nuevas formas de expresarse.