Mons. J. Guadalupe Torres Campos
¡Feliz Navidad! Estamos de fiesta, nos hemos preparado durante todo el Adviento con grande gozo para poder llegar a este momento de contemplar, vivir y celebrar el misterio de la Navidad. Así nos expresamos: Feliz Navidad es decir, feliz esta noche porque hoy nos ha nacido el Salvador. Así cantamos en el Salmo responsorial muy hermosamente esta noche de Navidad.
Escena de Navidad
Hoy nos ha nacido el Salvador. ¡Qué hermosísimo pasaje de San Lucas! Cada circunstancia, cada escena en torno al nacimiento nos lleva a contemplar, pero
ver con el alma, con ojos de fe, a Jesús, a Cristo, al Salvador. Contemplamos a un san José que, como buen hombre, consciente de sus deberes como ciudadano y persona va a empadronarse, ya que Cesar Augusto ordenaba un censo. Y ahí va José con María, se dirige desde la ciudad de Nazaret, entonces cuando a María, dice el texto, le llega el tiempo de dar a luz -me gusta mucho esta expresión de la luz, así decimos cuando una mamá va a tener un bebé-, a María le llegó el tiempo de dar a luz, lo que significa es dar al Salvador. Por eso Isaías, también escuchamos en la primera lectura, nos dice: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz”. Esa escena de la Navidad, María da a luz, nos da a Jesús el Salvador que viene a iluminarnos.
Todo este tiempo de Adviento nos hemos preparado encendiendo una vela en la corona para llegar a recibir la luz que ilumina nuestra vida. Todo es esplendor externo de luces que adornan nuestras iglesias, nuestras calles, nuestras casas, son la expresión de la luz de Cristo el Señor, del Salvador.
Un bello anuncio
Por eso en el salmo cantamos “Cantemos al Señor con un canto nuevo”, proclamemos sus amor día con día. Una vez que María da a luz, que nace el Salvador, aparecen los pastores. Primero se les dice: vayan a tal lugar, el Ángel les anuncia: les traigo una buena noticia: “Hoy les ha nacido en la ciudad de Belén un Salvador, que es el Mesías” ¡Qué hermoso anuncio del Ángel a los pastores!, y hoy lo proclamamos, debemos gritarlo y cantarlo, debemos anunciarlo desde la contemplación, desde la meditación, con la vida: hoy nace el Salvador, el Mesías, el Señor.
Los pastores van y contemplan el misterio lo que el Ángel les anunció, lo admiran, lo reconocen, ven a Jesús el centro, el Niño Dios, el Salvador, ven a María con esa ternura de Madre, ven a Jesús con todo su resplandor, a san José como padre, cuidando del Niño y de María. Ya el domingo 25 de diciembre se proclama el evangelio de San Juan “Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros”.
Prolongar el misterio
Queridos hermanos: ¡Feliz navidad!, debemos estar felices aún en medio de todas las dificultades y pruebas, de la enfermedad. Debe haber gozo por el nacimiento del Salvador. Jesús ha nacido en tu casa, en tu corazón. Que esa presencia de Cristo ilumine tu vida, a la humanidad y nos transforme, y como los pastores nos llenemos de esa alegría que sintieron al escuchar aquel cántico “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
Seamos hombres y mujeres de buena voluntad, llenos de bondad, llenos de luz, de buena disposición, para que este misterio y celebración de la Navidad se prolongue cada instante y esa luz permanezca brillante entre nosotros en el amor, en la paz, con la presencia de Cristo el Salvador, el Mesías Hijo de Dios que hoy ha nacido.
Los felicito a todos, les abrazo con todo amor de padre y pastor. Hagamos vida el nacimiento del Señor con las obras, con el testimonio, con la caridad.
La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo los acompañe.