P. Jaime Melchor Valdez/ formador del Seminario
La Navidad despierta nuevamente en cada persona los “anticuerpos” propicios activados por la gracia de Dios y la disposición a su amor.
El Covid-19 no es el virus más dañino para la humanidad, existen otros que ya han contagiado a miles y que letalmente están ya haciendo sufrir a nuestros niños, jóvenes y adultos mayores.
- La Navidad viene a erradicar el egoísmo que sofoca la capacidad de amar que Dios Nuestro Padre nos mostró al enviarnos a su Hijo.
- La Navidad viene a erradicar el virus de la aversión al Plan original de Dios al instituir a la familia, pues Jesús nació en el seno de una familia formada por un hombre y una mujer. Está el virus de la desintegración familiar, o de los mal llamados matrimonios igualitarios, que quieren destruir el matrimonio como Dios lo instituyó.
- La Navidad viene a erradicar el virus “anti-vida”, pues el Hijo de Dios encarnado en el seno de María, ha elevado la dignidad de cada ser humano desde la primera fase de su existencia. Hay un virus letal que ha desvirtuado el valor de la vida, que sigue contaminando a tantas mujeres en su natural vocación maternal, “sagrarios de vida”.
- La Navidad da un sentido nuevo a la vida, porque el Hijo de Dios vino entre los pequeños. Él viene a erradicar un virus ideológico muy extendido que atenta contra la salud en nuestros días (narcotráfico y lo que se deriva), que ha adormecido a muchos jóvenes…y los lleva a la muerte. El Niño nacido viene a traer la Buena Noticia, especialmente a los que se autoexcluyen y adormecen su capacidad para influir positivamente en la sociedad.
- La Navidad viene a erradicar el virus de la falsa religiosidad, que viene de un sentimentalismo religioso, de un fanatismo y una espiritualidad desencarnada de la realidad. El Verbo se hizo carne para que nada de lo atañe a nuestra humanidad le sea indiferente, y nos pone en movimiento para que seamos solidarios.
- La Navidad viene a erradicar el virus de la indiferencia, que radicalmente pudre el corazón y nos paraliza. Los Magos de Oriente no se quedaron a escuchar que el Niño Dios había nacido en Belén, sino que siguieron la estrella y fueron donde Jesús, María y José.
- La Navidad viene a erradicar el virus del pansexualismo, ya que el Hijo de Dios hecho hombre elevó nuestra naturaleza humana para que como verdaderos hijos de Dios también, valoremos nuestro propio cuerpo.
- La Navidad, viene a erradicar otros tantos virus que tienen que ver con lo espectacular y ruidoso, pues el llanto del Niño en el pesebre, en la cueva de Belén, en el silencio, nos dice que hay que escuchar a los que para el mundo no cuentan, son silenciados o permanecen invisibles. Fueron los pastores los testigos esa noche.
- La Navidad viene a erradicar los virus de miedo, pues el anuncio a la humanidad es de esperanza y de amor.
- La Navidad viene a erradicar el virus del descarte a los ancianos, pues el Niño Jesús que fue presentado en el Templo, fue reconocido por dos ancianos: Simeón y Ana, para confirmar las promesas de Dios, y no olvidar que Él es fiel. Necesitamos a nuestros abuelos.
- La Navidad viene a erradicar el virus de egoísmo, que está causando divisiones y llevando a las familias y a los pueblos a la miseria. El Nacimiento de Jesús viene a convocar a todos los hombres de buena voluntad, para que haya paz.
Hay distintas luces que ya el Papa Francisco, nos ha dado en los textos que nos ha regalado como fruto de las reflexiones sobre la pandemia, desde el 27 de marzo al 22 de abril del presente año, que considero que conviene seguir revisando. En la homilía del Domingo de la Divina Misericordia habla del virus del egoísmo indiferente (“todo está bien si me va bien a mí”).
Estos escritos y mensajes que llevan por título “La vida después de la pandemia” nos llevan a una profunda confrontación para revisar los diferentes ámbitos en que se desenvuelve la sociedad. El mensaje “Urbi et orbi” (a la ciudad, Roma, y al mundo entero), tiene un valor “inclusivo” o “incluyente”, que marca líneas de profunda solidaridad. Creo que en Navidad pueden seguirse leyendo para una meditación personal y comunitaria. Pueden ser un examen de conciencia en torno al cierre del año…para despertar la solidaridad y la justicia entre nosotros, como fruto de la celebración navideña.