La comunidad del Instituto México despidió con honores luego de su fallecimiento, al hermano Toño, muy querido en Ciudad Juárez …
Ana María Ibarra
Con gran tristeza pero con la esperanza que viene de Dios, alumnos, directivos y padres de familia del Instituto México recibieron el pasado 18 de enero las cenizas del hermano Antonio Franco, religioso marista que sirvió en la institución y quien falleció el pasado 13 de enero en Guadalajara, Jalisco.
Fue a petición de los hermanos maristas y directivos del Instituto México, que sus cenizas llegaron a la escuela, donde se le hizo una guardia de honor y se celebró la Eucaristía para agradecer a Dios por la vida del hombre quien siempre expresó su amor por la comunidad educativa y por Ciudad Juárez.
Un servidor de Dios
Una fotografía reflejando su alegría, su sotana negra y la urna de sus cenizas, fueron colocadas en la parte alta del gimnasio del Instituto México, sede de la celebración.
Maestros, alumnos y padres de familia, fueron invitados a subir para realizar la guardia de honor, misma que concluyó minutos antes de dar inició la Eucaristía.
“Gracias por estar presentes amigos de hoy y de siempre. Con su presencia damos testimonio de que somos la familia que decía el hermano Toño tener en Ciudad Juárez”, dijo el monitor antes de iniciar la celebración.
“El hermano Toño vivió una buena vida, sirvió a Dios y a su prójimo como docente, Papá Dios lo llamó para gozar de la morada eterna”, continuó el monitor.
Vivir la esperanza
“Qué bueno es poder vivir la esperanza cristiana, qué bueno revivir el amor que Dios nos tiene y que le da sentido a la vida. Hoy venimos a agradecerle que el hermano Toño ha sido compañero y señalador de aquél que es el Buen Pastor”, dijo el padre Alberto Castillo, quien celebró la misa.
En su homilía, el padre Alberto resaltó el amor que la diócesis tiene a los Hermanos Maristas, y el cariño con que será recordado el hermano Toño.
“Los padres formadores del Seminario recuerdan del hermano Toño su jovialidad, su sonrisa, su alegría”, resaltó el sacerdote.
Luego predicó a la luz de las lecturas elegidas para dicha celebración, mismas que hicieron referencia al llamado que Dios hace a quienes confían en Él.
“Para los consagrados el Dios invisible llena nuestro corazón. Nos sentimos peregrinos en la tierra, servidores viviendo para los demás. No negamos la crudeza de nuestra vida, pero es bellísima la esperanza cristiana. Hoy presentamos a Señor la vida del hermano Toño quien entregó el corazón enamoradamente”, expresó el padre Alberto.
Recuerdo cariñoso
Con distintos signos, el hermano Toño fue recordado durante la celebración por toda la comunidad del Instituto México.
En el momento del ofertorio, junto con el pan y el vino, fue presentada una canasta con oraciones por el hermano Toño, escritas por alumnos de primaria en hojas de colores.
Enseguida, alumnos llevaron macetas con banderines donde fueron escritas cualidades de la persona del hermano Toño y que él sembró tanto en alumnos como en el personal docente y todo aquel que tuvo un acercamiento con él.
Ocurrente, trabajador, confiable, sencillo, generoso, creativo, amable, inteligente, perseverante, espiritual, humilde, atento, recto, misionero, entre otras cualidades pudieron leerse en los banderines de las macetas.
“Hermano Toño, gracias por la semilla que sembraste”, dijo el monitor.
Antes de la bendición del sacerdote, se presentó un video donde el hermano Toño expresó su cariño a la comunidad del Instituto México y a toda la comunidad de Ciudad Juárez.
Enseguida, una alumna leyó unas palabras que escribió como agradecimiento al hermano Toño y como oración a Dios.
Finalmente, la maestra Victoria Komiyama, directora del instituto, dirigió palabras de agradecimiento a Dios, al hermano Toño y a la comunidad del instituto, mostrando el cariño y la tristeza que les embarga.
“Humanamente nos duele, pero espiritualmente es una fiesta. El hermano Toño siempre estuvo presente, en él encontraba ese acompañamiento y esa escucha. Nos deja un gran reto, pues él siempre fue congruente con su vida. Damos gracias a Dios por el hermano Toño”, finalizó la docente.
Después de la bendición del padre Alberto, la comunidad del Instituto México, continuó honrando y agradeciendo la vida del fallecido religioso marista.