Ana María Ibarra
Ana Margarita Vázquez y Eduardo Hernández también son promotores vocacionales. Ellos pertenecen a la parroquia Nuestra Señora del Carmen y hoy también forman parte del equipo diocesano de Pastoral Vocacional.
Ana recordó que en la preparación del Proyecto Diocesano de Pastoral en la parroquia a avisaron que requerían de personas para la Dimensión de Pastoral Vocacional.
“Se empezaron a formar las comisiones y dimensiones, y en Pastoral vocacional no había nadie. Lalo y yo estábamos en la Pastoral Familiar, ahí había más personas. Entonces nos integramos a la pastoral vocacional para iniciar este proyecto”, compartió.
Dijo que no sabían a ciencia cierta lo que implicaba este servicio, pero luego descubrieron “la gran bendición que sería para nosotros este ministerio”.
“Empezamos a formarnos como agentes de pastoral vocacional con la metodología a nivel nacional del curso básico. Nos dimos cuenta que no sabíamos lo que era PV”, explicó Lalo.
Ambos reconocieron que, así como ellos no sabían en qué consiste la promoción vocacional, los jóvenes tampoco saben qué es la vocación y por eso es importante apoyarlos.
Impulso vocacional
Después de su formación, Ana y Eduardo comenzaron su trabajo en la parroquia, donde hoy cuentan con el apoyo de Esperanza Velarde.
“Hacemos foros vocacionales con una religiosa, un sacerdote, un matrimonio, una laica comprometida. Lo más difícil para nosotros fue cambiar el chip de lo que es PV y esa es nuestra intención, que también los jóvenes entiendan y lo cambien”, dijo Eduardo.
Otras actividades que realizan son las horas santas vocacionales, apoyados en ocasiones por el padre David Hernández.
“La mayoría de las actividades es con jóvenes. En Confirmaciones de la parroquia tienen formación un domingo para el foro vocacional y a nosotros nos corresponde organizarlos”, añadió Eduardo.
Ana agregó que también participan en el retiro con los niños del catecismo, haciendo actividades vocacionales.
“Nos sentimos contentos cuando los niños plasman en dibujo su deseo de ser sacerdotes o las niñas, religiosas. En esos casos los acompañamos, aunque es difícil para la familia comprender esto, pero hay otros que se quedan al servicio parroquial”, señaló Ana.
Vocación al matrimonio
Ana y Lalo también promueven la vocación al matrimonio. Iniciaron durante la pandemia, ya que hubo necesidad de ofrecer curso para acivilados, especialmente, papás de niños de Catecismo.
“Este último año se casaron cuatro parejas y lograron comulgar el día de la primera Comunión de sus hijos”, resaltó Lalo.
A nivel diocesano, Ana y Eduardo siempre están dispuestos a colaborar, ya sea presentando su testimonio matrimonial en foros vocacionales, o simplemente ayudando al padre David en lo que se necesita.
“Todos tenemos un llamado, pero hay que escuchar al que nos llama. Él te prepara y hay que responder. Jóvenes dense la oportunidad de vivir esa experiencia, Dios y Espíritu Santo los irá guiando”, motivaron los entrevistados.
“A los papás les decimos que dejen a sus hijos acudir a los retiros vocacionales, ellos tienen que descubrir su llamado. No tengan miedo de dejar que descubran su vocación, nos hacen falta sacerdotes, religiosas, pero también matrimonios y familias integradas”, añadieron.