Al celebrarse en febrero a la Vida Consagrada, el Papa Francisco pidió a la Iglesia Universal rezar este mes de febrero por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Aquí testimonios de cómo se apoya esta misión:
Ana María Ibarra
El papa ha pedido a los fieles católicos del mundo rezar en febrero por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa “para que la comunidad eclesial acoja los deseos y las dudas de los jóvenes que sienten la llamada a servir la misión de Cristo en la vida sacerdotal y religiosa”.
Hoy presentamos testimonios de cómo en la diócesis local se hace realidad este llamado, a través de personas específicas que trabajan para impulsar a quienes se sienten llamados a la vida consagrada.
Llamado
Sorprendidos con la decisión de su hijo Adrián de querer formarse como sacerdote, María Teresa Pérez y Eduardo Muñoz decidieron apoyarlo en este proceso y, al ver la necesidad, se integraron al equipo de Pastoral Vocacional.
Gerardo Adrián Muñoz Pérez es el hijo mayor de Tere y Lalo. Su familia católica siempre ha sido de misa dominical y al acudir al curso de Confirmaciones junto con su hermano Johnatan, sintió la inquietud de servir en la comunidad.
“En ese entonces estaba el padre Carlos Márquez y era muy dinámico e impulsor de vocaciones con los jóvenes. Pensamos que por ahí empezó el llamado de Adrián”, compartió Lalo.
Añadió que su hijo acudió a una jornada vocacional diocesana decidiendo ingresar al Seminario.
“Él tenía novia y le dijo a ella que quería vivir la experiencia. Cuando salió de la jornada nos dijo que quería ser sacerdote. Nos alegramos, pero nos sorprendió, porque él estaba estudiando una carrera”, dijo Tere.
Recordó que recién casados ella y Lalo acudieron a la Basílica de Guadalupe y ahí le mostró a la Virgen su deseo de ser madre, ofreciendo también a su hijo.
“Llevé un frasco con los pétalos de todas las rosas que Lalo me regaló en nuestro noviazgo y se lo ofrecí a la Virgen. Le dije que quería ser mamá y que ese hijo lo ofrecía para el servicio de Dios, pero no lo hice pensando en que fuera sacerdote. Al poco tiempo ya estaba embarazada. Pedí algo y sé que debo responder con generosidad”, señaló.
Adrián ingresó al Seminario y realizó su curso introductorio, sin embargo, decidió salir para concluir su carrera en Aeronáutica.
“Cuando terminó la carrera nos anunció que estaba listo para regresar al Seminario”, dijo Tere.
Cabe señalar que en el tiempo que Adrián estuvo fuera del Seminario nunca dejó de tener dirección espiritual, sirviendo en la parroquia El Señor de la Misericordia apoyando al padre José Solís, de quien recibió acompañamiento.
“Todos los días iba a misa. Tocó el tiempo de la pandemia y él apoyaba al padre Solís”, recordó Lalo.
Con los jesuitas
En ese tiempo, Adrián hizo Ejercicios Espirituales Ignacianos siendo su primer encuentro con la Compañía de Jesús, donde se encuentra actualmente en un proceso de discernimiento, tras concluir su etapa de filosofía en el Seminario Conciliar de Ciudad Juárez.
“Fue un proceso. Empezó a interesarse cuando vino el sacerdote jesuita Cristóbal Fones a dar un concierto organizado por Pastoral Vocacional. El padre se quedó en el Seminario y ahí pudo convivir con él. Esa experiencia sacudió a Adrián y empezó a buscar información sobre la Compañía de Jesús”, mencionó Tere.
Adrián comenzó un nuevo proceso acompañado por sacerdotes diocesanos, sin embargo, un sacerdote jesuita vino a Juárez para platicar con él y con sus padres.
El joven se encuentra en Houston, haciendo una experiencia en un colegio jesuita antes de ingresar al noviciado, donde recibirá formación en un tiempo aproximado de diez años.
“Él está muy contento, confiado en que Dios le llama por ese camino”, afirmó Tere.
Llamados a promover
En este proceso de formación de su hijo, Tere y Lalo recibieron de Dios el ánimo y deseo de adentrarse más al servicio, pues anteriormente solo iban a misa, aunque ya llevaban una formación.
“Pertenecemos a Encuentro Matrimonial Mundial y una de las cosas que hemos aprendido es seguir a Dios, como sacramento y como familia. Adrián nos abrió una visión diferente”, aclaró Lalo.
“La decisión de Adrián puede ser también un fruto de este camino en Encuentro Matrimonial, pues hemos tenido la bendición de recibir en la casa a sacerdotes. Ha sido una experiencia hermosa y es una bendición”, añadió Tere.
Con su hijo en formación al sacerdocio, Tere y Lalo se convirteron en fervientes promotores vocacionales. Tere es hoy secretaria del padre David Hernández, responsable de la Dimensión de Pastoral Vocacional.
“Vimos una invitación a un curso básico de pastoral vocacional. No entendíamos muchas cosas, pero fue una bonita experiencia. Empezamos a apoyar en actividades y me invitaron a estar en la oficina. Llevamos cinco años y este camino nos ha ayudado mucho a abrazar la vocación sacerdotal, acompañar a nuestro hijo y entender ese proceso”, señalaron.
Como promotores vocacionales, ven que en el mundo actual los jóvenes no disciernen sobre su vocación, sea sacerdocio, vida consagrada o matrimonio.
“Hay que seguir orando por las vocaciones y apoyar a los jóvenes. Me da esperanza cuando llega un joven a la oficina con inquietud vocacional. Dios sigue llamando a los jóvenes, pero faltan personas que los acompañen y los motiven”, mencionó Tere en alusión a la petición del papa de orar en este sentido.
“Es importante que la familia promueva las vocaciones. Todos podemos ser promotores e invitar a los jóvenes que están en búsqueda. Nuestro testimonio es esencial. Ser mejores sacerdotes y religiosas, ser mejores matrimonios es una manera de promover”, concluyeron los entrevistados.