El Niño que nos ha de nacer es el que nos va a salvar por entrega en la Cruz. Por ello el Adviento, que hoy inicia, debe tener un aspecto verdaderamente Pascual. Aquí algunas reflexiones y acciones.
Pbro. Lic. Marcelino Delfín Poso/Coordinador de la Comisión Diocesana de Liturgia
El Adviento no sólo es la preparación al nacimiento de nuestro Salvador, es verdaderamente la introducción a todo el año litúrgico que nos hace gustar y entrever anticipadamente el misterio total de Cristo.
El Niño que nos ha de nacer es el que nos va a salvar por entrega en la Cruz. Por ello el Adviento debe tener un aspecto verdaderamente Pascual.
Dos motivos
Podemos sintetizar el Adviento en dos motivos:
1.Dar gracias porque Jesús el Señor se ha encarnado “en la humildad de nuestra carne”, agradecer el don de la Encarnación y que Jesús que se encarnó y subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre vendrá de “en la majestad de su gloria”.
2.Evoca (recuerda) a los profetas, la Virgen María y san Juan Bautista quienes vivieron una esperanza viva, dinámica y confiada en las promesas de la salvación que Dios hizo a su pueblo.
Los domingos de Adviento
Los elementos de la liturgia de este tiempo de Adviento insisten permanentemente en los orígenes humanos de Jesús, a través de los que realiza el plan de salvación trazado por el Padre desde la promesa que antiguamente hizo a Israel y que se ven concretizados en la Iglesia naciente fundada en los Apóstoles.
Las lecturas bíblicas de las Misas de los domingos tienen un tema específico para cada uno de los tres ciclos (las lecturas dominicales en la Iglesia de denominan: Ciclo A – B – C, un ciclo por año). La vigilancia en la espera del Señor (I domingo); urgencia en la conversión en el anuncio que hace Juan el Bautista (II domingo); el testimonio del Precursor (III domingo), y el anuncio del nacimiento de Jesús (IV domingo).
Primer domingo: Vigilancia
*La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primera semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: «Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento».
Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar.
Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc.
Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primera vela de la Corona del Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
Segundo Domingo: Conversión
*La conversión es la nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: «Preparen el camino, Jesús llega» ¿Y qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios?
En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado.
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes parroquias y capillas de la Diócesis que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.
Tercer Domingo: Testimonio de servicio
*Testimonio que vive María, la Madre del Señor, sirviendo y ayudando al prójimo.
Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: ¿»Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercera semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó.
Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas, que inician el próximo día 16.
Encendemos como signo de espera gozosa, la tercera vela, que es de color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: Espera
*El anuncio del nacimiento de Jesús, a José y a María.
Las lecturas bíblicas y la predicación dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a «Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo».
Como ya está cercana la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta.
Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que ésta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades.
Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
Actividades para vivir el Adviento
*Oración en familia.
*Participación eucarística dominical como familia.
*Elaborar Corona de Adviento.
*Meditar la Palabra de Dios.
*Ser solidarios con los familias más pobres, compartir con ellos la fe y lo que tenemos.
*Acercarse al Sacramento de la Reconciliación.
*Practicar las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad).
*Impulsar los valores familiares (el amor, la paz, la honestidad, respeto, paciencia, escucha mutua, etc.).
Algo que no debemos olvidar es no dejarse envolver por las realidades que nos presentan diferentes medios y diferentes modelos de vivir la Navidad.
Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano. Es Adviento es un tiempo para vivir cerca de Dios.
Para saber…
El Tiempo de Adviento es primero de los cinco tiempos litúrgicos que tiene la Iglesia. Su orden es el siguiente: Adviento- Navidad-Cuaresma- Pascua y Tiempo Ordinario.
Cada uno de los tiempos celebra y hace memoria un aspecto de la persona de Cristo y su obra salvífica.