Ana María Ibarra
Con su conversión a través del curso de Confirmaciones hace nueve años, nació en Carlos la devoción a María ya que tuvo la bendición de asistir a una parroquia pastoreada por los Misioneros de la Natividad de María, con una espiritualidad que lleva a Jesús por María.
“Con ellos fui aprendiendo de la espiritualidad mariana, del amor al santo rosario, la importancia que tiene la Virgen María en nuestras vidas como católicos”, expresó.
El joven de 25 años compartió que cuando comenzó a participar en la parroquia Nuestra Señora del Refugio no era católico practicante, pero gracias a los Nativitas fue conociendo a Jesús a través de María.
“En el 2015 hice la promesa de rezar el santo rosario todos los días. Los sacerdotes nos enseñaban mucha catequesis del papa emérito Benedicto XVI. Dentro de mi búsqueda y curiosidad, encontré audios del papa Benedicto rezando el rosario en latín. Lo aprendí y le tomé más amor a rezarlo de esa manera, es como algo que trasciende en lo espiritual”, afirmó.
Hace nueve años, Carlos se consagró a María en su advocación de la Divina Infantita, y cada 8 de septiembre hace su renovación. Además, el año pasado se consagró al señor san José y reza cada día el arrullo de la Divina Infantita y el rosario.
Serenidad y paciencia
Como joven en los tiempos actuales de una vida agitada, Carlos confesó que ir de la mano de María le ha ayudado a tranquilizarse y serenarse.
“No rezo el rosario de corrido, sino que inicio reflexionando a profundidad un misterio, y comienzo con mi día laboral. En un tiempo libre, lo retomo, siempre llevo el rosario en mi bolsa. La meditación de los misterios me ayuda a tener presente las etapas de la vida de Jesús en mi vida, ver a Jesús con los ojos de María”.
Añadió que, como una oración contemplativa, silenciosa y repetitiva, el rosario le ha ayudado a cultivar su paciencia y a guardar la virtud del silencio.
María siempre presente
Después de su servicio en la parroquia del Refugio, Carlos comenzó un apostolado en la parroquia de la Inmaculada Concepción en El Paso, Texas.
“No busqué servir en parroquias dedicadas a María, así se dio. Una advocación especial es la Inmaculada Concepción porque me ha ido siguiendo en mi vida: así inicia la jaculatoria para el sacramento de la Confesión. Y el 8 de diciembre es el aniversario con mi novia. La Inmaculada me va guiando”, dijo convencido.
Carlos se refirió a la intención del papa Francisco que pide oración para que los jóvenes sean cercanos a María, y consideró que puede ser difícil esto suceda, pero no imposible.
“Es difícil por el estilo de vida y la información que nos bombardea, pero la verdadera devoción a María es una vocación, es una obligación, podríamos decir, el pedir el auxilio de la Madre”.
Señaló que prácticas como el rezo del rosario y la consagración a María pueden verse como cosas de mujeres o personas mayores.
“Como hijos, si no encontramos algo en la casa vamos con la madre. Es lo mismo en el ámbito espiritual, es una devoción que conlleva a tener una relación íntima con Nuestra Señora, una relación que dure toda la vida”.
Por lo tanto, expresó, no debe decaer la devoción.
“No siempre podremos estar de rodillas ante el Santísimo, o delante de una imagen, pero podemos hacerlo mientras vamos manejando. En Juárez tenemos la bendición de que el tráfico avanza muy lento. Podemos tomar momentos de 15 minutos para rezar el rosario y nos ayuda a santificar nuestro día completo”, finalizó.
En frases…
“No tengan miedo amar más a María. Volteemos al Oriente, veamos a Dios con ojos atentos en él, pero de la mano de María Santísima que nos lleva a su Hijo”.
Carlos Nava