Diana Adriano
En el mundo, la familia tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo del amor de Dios por la humanidad.
Esta es una explicación de lo que aborda el quinto capítulo del Compendio de la Doctrina Social de la iglesia, contenido en el DOCAT, el cual lleva el título de ‘El fundamento de la sociedad: La Familia’.
Víctor Alcantar, integrante del Movimiento Familiar Cristiano y de la Unión Social de Empresarios de México en la diócesis local, reflexiona sobre este tema para seguir conociendo y compartiendo más a fondo junto con nuestros lectores, la Doctrina Social de la Iglesia.
Importancia de la familia
Víctor Alcántar dijo que para resaltar la importancia de la familia de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia, el Génesis hace un mandato muy concreto: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne” (2,24). Resultado de esa unión, lo común es que lleguen los hijos…
“En concordancia con lo que la Biblia dice sobre la familia, la Iglesia ha expresado ampliamente la importancia de la familia. En lo personal, me encantan las expresiones que de ella hace San Juan Pablo II como ‘La primera Sociedad Natural’ o como ‘La primera Sociedad Humana’”, expresó Víctor.
Siguiendo con esa idea de que la familia es la primera sociedad natural y humana, y visualizando a la sociedad como un organismo social vivo, señaló que este organismo está formado por células.
“Son precisamente las familias, las que se constituyen en esas células que dan vida a la sociedad y las estructuras que de ella emanan, tales como el Gobierno y otras instituciones, no sólo por su función pro creativa, la cual es evidente”, agregó el entrevistado.
Su aportación a la sociedad
El compendio de la Doctrina Social de la Iglesia expresa que la familia se presenta como espacio de comunión, que debe desarrollarse como una auténtica comunidad de personas.
“Fruto de esa comunidad de personas, el hombre aprende a amar, es decir, a entregarse a sí mismo en los diferentes actos que vive cada día. Destacándose, por supuesto, el cuidado de los más débiles, tales como los niños, los enfermos, los ancianos, etcétera.”, dijo el entrevistado.
Del mismo modo, la sociedad se alimenta de relaciones sanas y constructivas, fruto de la práctica que comienza en la familia… “los hombres llevan hacia todos los ambientes donde se desenvuelven, convirtiéndose en personas que saben vivir la solidaridad en sus acciones cotidianas”, explicó.
El amor como guía
Por otra parte, resaltó que el amor debe ser la base de la convivencia familiar.
“Esta virtud se convierte entonces en guía, camino, destino. Desde el amor, los padres se convierten no sólo en medios de Dios al servicio de la procreación, sino en ejemplos que, respetando la dignidad y libertad de los hijos, educan a éstos, proporcionándoles y ayudándoles a hacerse de los instrumentos a su alcance para construir su propia felicidad”, explicó Víctor.
Cada miembro de la familia debe alimentar y expresar ese amor que envuelve la vida familiar y entonces es deber de cada miembro involucrarse en el desarrollo de aquellas tareas a su alcance que puedan facilitar la vida de los demás miembros de la familia, expresó.
Matrimonio y familia
Pero para que haya familia, antes debe haber matrimonio, por lo que el entrevistado explicó que la familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio.
“El Magisterio nos enseña que esta institución no depende del hombre, sino de Dios mismo, que es el autor del Matrimonio y este es el origen precisamente de la familia, mediante la procreación y educación de los hijos”, dijo.
Igualmente se refirió a lo que el Magisterio enseña acerca de la procreación al citar que “El amor conyugal está por su naturaleza abierto a la acogida de la vida” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1652).
“Sin embargo, es a los propios esposos a quienes corresponde en conciencia y siempre pensando con generosidad juzgar sobre el intervalo entre los nacimientos y el número de los hijos con que, respondiendo al don de Dios, puedan coparticipar con Él en la transmisión del don de la Vida”, mencionó Víctor.
Otras “formas de familia”
Citando las palabras dirigidas por el Papa Francisco en el número 57 de Amoris Laetitia, Víctor y dijo:
“Muchas familias, que están lejos de considerarse perfectas, viven en el amor, realizan su vocación y siguen adelante, aunque caigan muchas veces a lo largo del camino. A partir de las reflexiones sinodales no queda un estereotipo de la familia ideal, sino un interpelante formado por tantas realidades diferentes, colmadas de gozos, dramas y sueños”.
Pero también se refirió a lo que se vive hoy actualmente con las “formas de familia”:
“Sin duda, estamos siendo testigos de un momento en que por diversas causas se están produciendo una serie de uniones que no coinciden necesariamente con la visión que sobre el matrimonio y la familia tenemos los católicos”, explicó el integrante del MFC.
Agregó que ante esas “formas de familia” que se presentan, debemos tener siempre presente que lo mejor que podemos hacer por ellos es amarlos e invitarlos a conocer el modelo de familia que ilumina nuestras propias e imperfectas aspiraciones, para responder al llamado que Dios nos ha hecho.
“Llamado que al responderle libre y generosamente nos ofrece no sólo la vida eterna, sino la felicidad en esta misma vida, a pesar de nuestras fallas y debilidades”, señaló Víctor.
Los embates contra la familia y cómo protegerla
Para seguir reflexionando sobre la enseñanza doctrinal, el entrevistado se refirió a los embates que vive actualmente la institución de la familia, tanto en el mundo como en México: la pobreza, los vicios, la ignorancia, la manipulación ideológica, entre otros factores se convierten en enfermedades que van carcomiendo la vida de la familia.
“Sin embargo, me parece que ninguno de ellos puede ser tan peligroso como la pérdida de la esperanza. La esperanza que tengamos no sólo en la vida eterna sino en poder construir un mejor lugar en donde habiten los hijos de Dios puede convertirse en el motor capaz de construir un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap. 21,1)”, expresó el entrevistado.
Del mismo modo, dijo que no dejar de alimentar y defender la esperanza es algo que los padres de familia deben transmitir a los hijos.
Protegerla
“Muchos quisiéramos vivir en medio de una familia no sólo ideal, sino protegida por fuerzas externas contra los ataques externos o contra las enfermedades que desde dentro se van gestando y que terminan por dañarla fuertemente, casi siempre sin darnos cuenta”, expresó Víctor.
“Quisiéramos que el Estado fuera un promotor de la familia, mediante el establecimiento de políticas económicas y sociales que permitieran el desarrollo sano de éstas. Por supuesto, los bautizados no podemos dejar de insistir en estos pedidos y proponer aquellos medios que desde el gobierno puedan establecerse para promover y facilitar la vida de la familia”, recalcó el servidor.
Pero también es algo que deben hacer los propios creyentes, y por ello aprovechó para invitar a los lectores de Presencia a proteger a las familias de la mejor manera, “con nuestra lucha constante por hacer de nuestras familias un lugar de encuentro y apoyo entre sus miembros”.
Víctor recordó que el Papa Francisco ha mencionado tres palabras que facilitan la vida matrimonial y consecuentemente la vida de familia: permiso, gracias y perdón
“Hagamos el esfuerzo por incorporarlas en nuestra vida de familia diaria, sobre todo en los pequeños detalles, que son la mayoría de las situaciones a las que nos enfrentamos durante el día”, dijo.
“Dejemos que estas sean el abono que ayuda a germinar nuestro deseo de amar sin límites a los miembros de nuestra familia y que este amor, vivido de manera natural sea el mejor aliciente para que otras personas y familias deseen vivir en sus propios ambientes”, concluyó el entrevistado.
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