Como parte de las actividades por la visita de una reliquia de San Vicente de Paúl a Ciudad Juárez, se presentó una conferencia para explicar la importancia de la celebración mundial por 400 años de la Obra Vicentina…
Ana María Ibarra
Con el objetivo de explicar la importancia de la celebración de los 400 años de fundación de la familia vicentina en el mundo, los sacerdotes Alonso Núñez, sacerdote vicentino, y Armando Benavides, asesor de la familia vicentina en la Diócesis de Ciudad Juárez, compartieron los fundamentos del carisma vicentino a través de una pequeña charla.
La plática se llevó a cabo el pasado viernes 2 de junio en el Seminario, día en que llegó a Ciudad Juárez una reliquia de San Vicente de Paúl.
Misión y caridad
En un primer momento de la charla, el padre Alonso explicó cómo nació la Obra de las Voluntarias Vicentinas, lo cual se ubica en dos momentos específicos que vivió san Vicente de Paúl: el 25 de enero de 1617 y en agosto de 1617.
“El 25 de enero de 1617 San Vicente lanzó un sermón para invitar a toda la comunidad a vivir la Confesión general. En esta experiencia, san Vicente se dio cuenta de que la gente del campo no estaba siendo atendida. Vivían un abandono que los llevaba a la condenación, a la lejanía de Dios”, explicó el padre Alonso.
Luego, en agosto de 1617, a san Vicente le informaron de una familia que vivía sola y enferma, y en un sermón invitó a la comunidad a servir aquella familia.
“Terminando la misa parecía una procesión por la cantidad de gente que iba ayudar a esa familia. San Vicente se dio cuenta de la gran necesidad que había de organizar la caridad de manera efectiva, para que transformara la realidad de quien la necesitaba”, compartió.
Fue así como nació la obra de San Vicente de Paúl, para quien lo primero era dar alimento material al pobre, para luego poder darle alimento espiritual.
“A nosotros nos ha invitado a vivir un carisma que nos ha llevado a servir a los más desprotegidos, a reconocer en los pobres a nuestros amos y señores”, puntualizó el padre Alonso.
Experiencia de Dios
En un segundo momento de la charla, el padre Armando Benavides habló de lo que significa para la familia vicentina de Ciudad Juárez celebrar 400 años de presencia en el mundo.
“Significa poner la mirada en esos dos momentos que fueron para san Vicente experiencias fundacionales, dos momentos que ahora tienen una importancia muy grande para nosotros”, dijo el sacerdote para luego resaltar la profunda conexión que tuvo san Vicente con el mundo.
“Vicente, como un don de Dios, pudo y supo tener los pies en la tierra, los ojos y el corazón abiertos a las necesidades del hermano y eso fue a través de experiencias concretas”, agregó.
De la mano de María
El asesor de Voluntarias vicentinas explicó que gran parte del servicio como familia vicentina es llevar el evangelio. Indicó que esta tarea la asumen principalmente el grupo de Juventudes Marianas Vicentinas y la Asociación Medalla Milagrosa.
“Me encanta pensar en las Juventudes como aquellos jóvenes llamados por Jesús y por María a evangelizar, especialmente a otros jóvenes pobres”, compartió.
Igualmente el sacerdote resaltó el servicio que las Voluntarias Vicentinas prestan en las comunidades y en los hospitales, donde también evangelizan.
“No sólo llevamos recursos materiales, sino también la Palabra de Dios porque la pobreza más grande de un hombre es cuando no tiene a Dios. Por eso es importante la misión, para poder atender a las pobrezas espirituales y morales de este tiempo”, afirmó.
Pobreza material que aleja de Dios
Al resaltar la pobreza material que prevalece en Ciudad Juárez y en México, el padre Armando dijo que la violencia es un síntoma del cáncer que provoca la ausencia de Dios y de los valores más profundos.
“Y esta violencia también está marcada por la pobreza, porque a veces no hay oportunidades de trabajo”, dijo.
El sacerdote recordó cuando en su etapa de seminarista trabajó en una empresa maquiladora para conocer la realidad, lo cual asumió como apostolado y experiencia.
“Una de las preocupaciones de san Vicente era dar de comer. En la maquila, después de horas de trabajo llega uno a la casa muy cansado de una labor repetitiva, mal pagada. ¿Qué ganas le queda a un joven o a una persona de ir a la iglesia cuando queda extenuado?”, cuestionó el sacerdote.
“Podemos pensar en las grandes necesidades de nuestra ciudad y motivarnos en que en algo podemos mitigarlas”, invitó.
Y agregó: “Celebrar 400 años para nosotros significa estar atentos a esos signos de los tiempos, como san Vicente, descubrir esas familias como él las descubrió, con grandes necesidades”.
Unificar voluntades
Durante su intervención, el padre Alonso también explicó que el carisma vicentino tiene su fundamento en el Bautismo, por el cual todo cristiano ha sido llamado a una misión concreta.
“Esta misión nosotros la hemos querido vivir con un carisma especifico, el carisma vicentino. Al hablar del carisma vicentino no podemos hacer otra cosa que mencionar a Cristo mismo”, dijo.
Expuso que el llamado que san Vicente nos hace es unificar nuestra voluntad a la voluntad de Dios, para “vivir un proyecto que dé testimonio y razón de Dios como Señor, y de Jesucristo como camino”.
Sobre este particular, el padre Armando dijo:
“La pregunta fundamental que San Vicente nos enseña a preguntar al Señor es: ¿Qué quieres Tú de mí?… la respuesta solamente la escucharemos en la oración, cuando seamos capaces de abrir nuestros sentidos a las necesidades y ajustar nuestra voluntad a la voluntad de Dios”.
“Nos quedamos con esa frase, porque si estamos convencidos, la voluntad de Dios siempre va a ser lo mejor”, finalizó.
De esta forma, ambos sacerdotes convocaron a los fieles que participaron en la veneración de la reliquia de san Vicente de Paúl en el Seminario, y especialmente a las voluntarias vicentinas, a reconocer cuál es su proyecto, a discernir, a través de la oración, sobre el proyecto que Dios tiene para cada uno.
Que estos 400 años nos sirvan para reflexionar y fortalecer nuestro espíritu, para vivir la alegría verdadera de formar una gran familia que está en todo el mundo…que nos permita seguir reflexionando sobre este llamado que hemos recibido, esta misión, de vivir la caridad.
Pbro. Alonso Núnez
Celebrar 400 años para nosotros significa estar atentos a esos signos de los tiempos, como san Vicente, descubrir esas familias como él las descubrió, con grandes necesidades.
Pbro. Armando Benavides