En las clases de educación sexual en las escuelas, los profesores hablan del funcionamiento de los aparatos reproductivos del hombre y la mujer, de cómo funciona el sexo y la manera del protegerse para tener ‘sexo seguro’. Sin embargo es muy raro que se hable de cómo el sexo afecta a las personas a nivel emocional.
Los jóvenes que durante su noviazgo sostienen relaciones sexuales, sienten que entre ellos se ha establecido un lazo emocional muy fuerte. Incluso los adolescentes que empiezan a tener relaciones de noviazgo y se dan sus primeros besos en la boca, suelen sentirse perdidamente enamorados de su pareja, al grado de sentir que esa persona es la que la da todo el sentido a la vida. Hay adolescentes que han hecho verdaderas locuras cuando el noviazgo se viene abajo.
Si los besos atan emocionalmente a las personas, la actividad sexual produce una atadura emocional mucho más fuerte. Una atadura extremadamente poderosa que se debe, en parte, a una hormona llamada oxitocina que produce el cerebro durante la actividad sexual.
Las mujeres producen esta hormona también durante el período de lactancia, lo que establece una relación emocional muy fuerte con el bebé que amamantan. Y así como hay un vínculo entre la madre y su hijo, así también hay un vínculo emocional en la actividad sexual que se debe a la oxitocina. El vínculo no tiene lógica, pero es muy difícil de romper. Incluso puede permanecer durante toda la vida; hay personas que, aunque hayan contraído matrimonio y lleven años de casados, jamás olvidarán a su primera novia o novio.
Dios creó este vínculo durante el sexo por una razón obvia: ayudar a las personas casadas a permanecer unidas.
¿Qué sucede cuando alguien no está casado y mantiene actividad sexual? El vínculo, como ya vimos, también se forma. El corazón no tiene manera de saber si alguien está casado o permanece soltero. El corazón sólo sabe que, durante el sexo, debe de crear el vínculo. Y lo hace.
Algunos dicen que harán todo lo posible por ser fuertes y que no permitirán que se produzca ese enlace emocional. Pero esto es prácticamente imposible. Es como querer que la sangre comience a circular por las venas en sentido contrario. El enlace emocional es algo que no se puede controlar del manera consciente. Ocurre en lo profundo de nuestra psique y no nos percatamos conscientemente de que ocurre. “Todo empezó como una aventura sexual y ahora me doy cuenta de que te necesito”, llegan a decir algunos.
Aunque el vínculo afecta más a las mujeres, los varones también son afectados, y suelen experimentar una devastación interior cuando se rompen las relaciones sexuales o el matrimonio mismo.
El vínculo ocurre en intimidad sexual aunque no se llegue a consumar el acto. Es un nudo emocional fuerte, no tanto como el que se crea cuando hay relación sexual completa. Sin embargo es suficientemente poderoso para complicar o dañar gravemente una relación de noviazgo.
Los inicios de la vinculación pueden aparecer antes. Muchas personas solteras empezaron a salir con sus parejas y después de un tiempo de noviazgo creyeron que no eran el uno para el otro. Pero cuando se dieron su primer beso apasionado cambiaron su manera de pensar y se vincularon más con la otra persona.
Por supuesto que la hormona del amor, la oxitocina, no determina que dos personas estén ligadas para siempre; pero sí condiciona fuertemente la relación. Quedará siempre la libertad y la fuerza de la voluntad para poder romper con relaciones inconvenientes.
El sexo prematrimonial tiene consecuencias. Cuando las personas son inmaduras y no están capacitadas en ese momento para el matrimonio, y se atan emocionalmente a través del sexo, las secuelas suelen ser desastrosas a través de daños emocionales o de matrimonios forzados por un embarazo inesperado. Únicamente los noviazgos libres de relaciones sexuales permiten madurar el amor y elegir con libertad a la persona con la que habrán de vincularse para toda la vida.