Experto habla en entrevista con Presencia sobre cómo la pornografía deja de ser inofensiva para un matrimonio y se convierte en un serio problema que se debe combatir con toda la fuerza posible…
Diana Adriano
Egoísmo, infidelidad, insatisfacción matrimonial, desconfianza, depresión y estrés son algunas de las consecuencias que puede tener la adicción a la pornografía, la cual, además, puede llegar a destruir matrimonios.
Así lo explicó el psicólogo Luis Enrique Olvera Mendoza, quien actualmente realiza un trabajo de investigación sobre el tema y, en entrevista con Presencia, explicó cuáles son los alcances de la pornografía y el impacto que tiene en la vida matrimonial.
¿Cuál es el impacto que tiene la pornografía en la actualidad? ¿Cuáles son sus alcances?
Hay tres dimensiones de impacto de la pornografía en la actualidad; el cerebro, el corazón y el mundo.
El cerebro: En cuanto a los efectos que provoca la visualización de la pornografía en este órgano tan importantísimo, sabemos por ciencias como la psiquiatría, la psicología, la neuropsicología, por mencionar algunas, que las disfunciones o alteraciones de nuestro cerebro o en sus estructuras provocan cambios en nuestra conducta.
Por ende, la pornografía tiene un potencial adictivo, así como los alimentos altos en grasas, en harinas, en azúcares o como las drogas y los juegos de apuestas. Por algunos autores la pornografía es denominada como un súper estímulo, o sea, como algo que es captado a través de nuestros sentidos, pero que rebasa los umbrales a los que estamos predispuestos genéticamente y habituados en la cotidianidad.
En este sentido, la pornografía se convierte en adicción cuando afecta a nuestras actividades cotidianas, cuando hay dificultad para el autocontrol y cuando se utiliza para evitar emociones negativas.
El corazón: Esto se refiere a las relaciones interpersonales y lazos afectivos, esto significa que afecta nuestra relación y convivencia con familiares, amigos y personas que nos rodean. El uso de la pornografía promueve la hipersexualización, esto repercute en que vemos a otras personas como objetos o fuentes de placer, en lugar de como seres humano.
Cuando el uso de pornografía se vuelve una adicción provoca aislamiento, baja autoestima y culpa, lo que nos hace distanciarnos de las personas que nos rodean o nos hace sentirnos inferiores a los demás, y puede conducir a trastornos como la ansiedad y la depresión.
El mundo: Hace referencia que es un problema global. Mientras que una persona piense que es inofensivo ver pornografía porque no afecta a nadie, como tal hay una industria que se hace cada vez más grande (industria de la pornografía), y ésta capta personas con problemas económicos o personales que se promociona, en ocasiones, como agencias de modelaje, pero después de un par de fotos, logran hacer que las personas hagan escenas eróticas con amenazas de por medio.
También, dentro de la industria del porno, se encuentran personas que son explotadas sexualmente, que son privadas de su libertad para fines sexuales. En ocasiones a los actores porno también se les hace poner al límite su cuerpo mediante conductas sexuales de riesgo y para lo cual deberán tomar medicamentos posteriormente o drogas que alivian dolor físico o dolor emocional.
Detrás de todo este mundo que en apariencia es glamoroso, hay mucho dolor, vicios y en muchas veces suicidios. Cuando consumimos pornografía, somos parte de un problema a nivel mundial.
¿Cómo se relaciona este tema con el asunto de la relación de pareja, del matrimonio?
En cuanto a la pareja, la pornografía trae múltiples problemáticas, algunas de ellas son: la infidelidad, la insatisfacción, problemas en el acto sexual y el divorcio.
Sobre la infidelidad, aumenta la posibilidad de que está se dé. Por parte de la pareja que no consume pornografía, esta persona tendría la sensación que la persona que sí la consume le está siendo infiel.
La insatisfacción, debido a que la parte de la pareja que consume pornografía se sentiría insatisfecha, porque la otra persona no es como quienes aparecen en los videos que esta persona consume. También aplica la sensación de insatisfacción para la persona que no consume pornografía en la pareja, porque esta persona pensaría que su pareja ve pornografía porque ella “no le es suficiente o no le satisface”.
Después de todo vienen los problemas en las relaciones sexuales, porque quien consume pornografía, o quien ya es adicto a ella, necesitaría verla para estimularse sexualmente, por lo que las relaciones sexuales con su pareja serían insatisfactorias y siempre estaría buscando otro tipos de cuestiones que entraran en el acto sexual. Todo esto hace que a la persona que es adicta a la pornografía le cause menos placer o ya tenga trastornos como la anorgasmia, la eyaculación retardada o también problemas con la disfunción eréctil o eyaculación precoz, ya que ver porngrafía también está estrechamente vinculado con la masturbación.
Por último, tenemos el divorcio, que es un culmen de todo esto, o una mezcla de ellas.
¿Por qué alguien en una relación de pareja llega a ver pornografía?
Son varias las razones. De una manera lógica podemos suponer que una persona que ve pornografía, al tener una pareja, automáticamente dejaría de verla, pero no siempre es así.
Porque son distintas las variables que entran en juego, por ejemplo; su historia de vida, el modo de vida, la gratificación sexual de la persona…
¿Existen datos del porcentaje de divorcios que están relacionados con este tema de la pornografía? ¿Cuáles son?
En un estudio longitudinal reciente se revisaron los datos de 2006 a 2014, de unas encuestas aplicadas a adultos estadounidenses. Se nos dice que la probabilidad de divorcio aumenta hasta un 12 por ciento cuando alguno de los dos consume pornografía. Lo que sería interesante es replicar este estudio en otros lugares o revisar si dichas encuestas se volvieron a realizar al menos hasta el año pasado, para ver el comportamiento de la estadística. Yo tengo la hipótesis de que, desgraciadamente, esto tiende a incrementarse.
¿Es posible curar un matrimonio dañado por la pornografía? ¿Cómo?
Claro que es posible curar. Aquí un principio que tenemos dentro de la psicología, es que todo depende de la persona, si la persona no quiere cambiar, es difícil que lo haga.
Ya cuando la pareja sabe que tienen un problema porque alguno de los dos consume pornografía o quizá los dos tienen un problema, una de las fuentes de ayuda es la psicoterapia, que puede ser individual o de pareja.
Lo que yo recomendaría a quienes son católicos, es que busquen ayuda con algún psicólogo que no vea como ‘normal’ el consumo de pornografía, porque desgraciadamente ciertos profesionales tienden un paradigma muy fuerte de que la pornografía es sólo una expresión más de la sexualidad y que no hay ningún problema con ello.
Si acuden a uno de estos profesionales y es su única opción, que opten por la abstinencia total de la pornografía, porque sí es posible dejarla por completo. Otra cuestión que recomiendo a los hermanos católicos, es la dirección espiritual, la cual pueden llevar a la par de una terapia psicológica. Una cosa no quita la otra, pueden llevar ambas sin ningún problema.
Sobre todo, llevar una vida de gracia sacramental y de oración, que ayudaría mucho para hacer frente a las tentaciones y conocerse a sí mismo para ver qué es lo que lleva a ver pornografía y para evitar las ocasiones de pecado.
¿Algo más que desee agregar?
Dios entiende a quienes tienen una adicción a la pornografía, sabe que es un tormento y una lucha constante para las personas que quieren salir de ella. Dios entiende que en el proceso puede haber muchísimas tentaciones y quizá una que otra caída, pero hay que tener en cuenta que siempre que hay una caída, debemos levantarnos, no justificar nuestro pecado. Hay que buscar la misericordia de Dios en la confesión sacramental y buscar ayuda para poder salir de este espiral de la adicción.
Del sexting …a la pornografía
El psicólogo explicó que es muy necesario informar a niños, jóvenes y adultos sobre los riesgos de consumir y producir pornografía.
“¿Por qué digo producirla? También es frecuente que en páginas porno se encuentren videos subidos sin consentimiento de quienes aparecen en ellos, o de violaciones reales, lo que es considerado como delito”, explicó el experto en alusión a lo que hoy se conoce como ‘porno-venganza’.
Expuso que detrás de esto están cuestiones como el sexting o los ‘packs’, lo cual, dijo, es un riesgo.
“Existen parejas que tienen como normal enviarse videos y fotos con desnudos, y esto puede terminar en la denominada ‘porno-venganza’. Esto pasa cuando la pareja se separa y una de las personas sube por despecho el contenido a páginas en el Internet o lo sube a grupos de cualquier red social, y esto ya es considerado como haber producido pornografía, quizá no con ese fin en un primer momento”, aclaró.
Explicó que la pornografía deja de ser inofensiva cuando, por ejemplo, en ella aparece nuestra mejor amiga, nuestra hermana o una chica que secuestraron hace tres meses.