Esto dijo el responsable de la dimensión de la Familia en la CEM en entrevista con Presencia, tras recibir en México el “Itinerario catecumenal para la vida matrimonial” impulsado por el Papa Francisco con el fin de dar a la sociedad mejores matrimonios…
Blanca A. Martínez
“Tenemos que anunciar la alegría de la familia, no tener miedo a lo que Dios nos pida y especialmente atender a las familias heridas para levantarlas, sostenerlas, acompañarlas y que puedan dar por lo menos un paso más y actuar siempre con el estilo de Dios, como el papa lo pidió en el Encuentro Mundial de las Familias”.
Así lo expresó monseñor Alfonso Miranda Guardiola, responsable de la Dimensión de la Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano y obispo auxiliar de Monterrey, quien concedió una entrevista a Periódico Presencia sobre el «Itinerario catecumenal para la vida matrimonial” presentado por el Papa Francisco en el Vaticano en junio pasado, y entregado formalmente a la Iglesia de México hace unas semanas.
En la entrevista, monseñor Miranda explica que con este material se pretende mejorar la preparación de los novios antes del matrimonio, así como dar apoyo y hacer un seguimiento a los cónyuges durante los primeros años tras su boda.
“El matrimonio siempre es un desafío en cuanto a su formación, en cuanto a sus sostenimiento y en cuanto a la riqueza de frutos que brinda a la sociedad y a los hijos, a la Iglesia”, expuso.
Aquí la entrevista:
¿En qué consiste este Itinerario catecumenal para la vida matrimonial que presentó el Vaticano este verano?
El Itinerario fue presentado, si mal no recuerdo, el 15 de junio de este año por el Dicasterio de la familia laicos y vida; fue unos días antes del Encuentro Mundial de las Familias que se desarrolló en origen en Roma, pero con sedes regionales -eso fue algo muy interesante-. Tratando de resumirlo, es un itinerario que abarca un acompañamiento remoto y próximo, que es igual a una preparación remota y próxima al matrimonio. Remota significa desde lo más antes posible: desde la niñez, catequesis, adolescentes juventud y luego ya la catequesis próxima: los novios, el matrimonio o la boda y el acompañamiento post matrimonial, donde se pide una mayor presencia en la vida matrimonial en los momentos importantes de su vivencia, de su familia y también con el apoyo de las diferentes pastorales que he mencionado y otras más, como pastoral social etcétera; un trabajo interrelacionado, a grandes rasgos.
¿Cuáles son las novedades que nos presenta?
Retoma el espíritu del documento la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, principalmente habla del acompañamiento. Las novedades, a mi modo de ver, sería hacer efectivo este trabajo conjunto de la Iglesia con todos sus frentes, capacidades pastorales, grupos, de tal manera que la preparación al matrimonio no inicie ya cuando -los novios- se van a casar, sino que se vayan preparando, tanto el anuncio de la bondad, la riqueza y en su momento la madurez de la vida matrimonial; que no sea un evento no preparado, aislado, sino que haya toda una formación al estilo de la catequesis bautismal, por catecumenal tiene que ver esto. Es un acompañamiento más prolongado.
¿Pero será un proceso mas largo?
Largo en el sentido de que, insisto, las diferentes etapas de la persona se vean socorridas e incluyan el tema de la familia y el matrimonio. Más que hacer una especie de formación tipo seminario, o vida consagrada, lo cual no sé si sea posible, la verdad, pero lo que sí es que en las distintas etapas de la persona vayan incluyéndose temas que tengan que ver con la familia, con la vida matrimonial, la vida en pareja, los hijos, la madurez, la resolución de conflictos, cómo vivir en familia, cómo vivir el matrimonio, cómo superar dificultades conflictos, cómo valorar la riqueza de una familia.
¿Qué desafíos implica la implementación de este itinerario catecumenal?
Precisamente la conjunción de las pastorales; que nos podamos poner de acuerdo todos, obispos, sacerdotes, laicos, agentes de pastoral, encargados de las distintas áreas de pastoral, desde la catequesis, pastoral de la infancia, pastoral de adolescentes y jóvenes, todo lo que tiene qué ver con la formación, tanto seminarios, vida consagrada, formación de laicos, etcétera, que todos podamos trabajar bajo este espíritu donde podamos aportar luces hacia la familia, hacia el matrimonio, un trabajo transversal, entrelazado. El desafío es que podamos ponernos de acuerdo entre todos para poder llevar a cabo esto.
¿Será otro desafío el hecho de que los jóvenes ya no se quieren casar?
Es parte de un fenómeno social que tiene qué ver con la cultura, que promueve quizá ya no tanto profundos y serios compromisos, sino algo más instantáneo, temporal; es parte de un fenómeno social y cultural que vivimos que al final de cuentas, si nos dejamos llevar por ese fenómeno, eso deriva en soledades, personas solas, muchas separaciones, fracturas, y es donde tenemos que afianzar o contrarrestar con lo positivo del matrimonio y la familia, con la riqueza, con la belleza de la familia y del matrimonio. Es lo que tenemos que apuntalar y mostrarle a los jóvenes hasta donde más sea posible.
¿Cómo puede ayudar este material que se ofrece para la Iglesia, hacia el exterior, es decir, para aquellas parejas que no les interesa el sacramento?
Ha habido algunos intentos que conozco, aunque no recuerdo en qué estado de la República, pero ha habido intentos civiles de formación hacia el matrimonio, incluso a nivel de gobierno; por lo menos me consta de un programa…Es importante el fortalecimiento de la institución familiar, porque de ahí se derivan muchos bienes, estabilidad, crecimiento sano de los hijos, madurez de los hijos, etcétera. Cuando hay fracturas y disrupciones, hay mucha inestabilidad, inmadurez conflictos de desarrollo, etcétera, entonces sería importante que la sociedad, en su conjunto, apuntalara recursos hacia la familia, hacia el matrimonio. Por nuestra parte tenemos que hacer lo que nos toca, y eso es lo que el Papa Francisco está proponiendo a través del Dicasterio de la familia. Sí quisiéramos llegar a más personas, pero también nuestro alcance es limitado hoy por hoy.
¿Cómo se va a introducir este material en las diócesis?
Es un documento pontificio, por una parte, por otra parte es un documento inspirador, iluminador. No pretende implementarse tal cual, sino inspirar, iluminar los itinerarios, los métodos que ya tienen en las diócesis para el acompañamiento, la formación y preparación al matrimonio; la iluminación es que pueda hacerse, como he mencionado, a través de etapas, de fases. Pero no pretende suplantar métodos o itinerarios diocesanos sino enriquecerlos, iluminarlos, complementarlos, etcétera. Entonces cada agente de pastoral, cada grupo apostólico, cada diócesis habría de, por su propia cuenta, acercarse y conocerlo. Por parte nuestra, lo estamos dando a conocer y difundir, pero es un trabajo conjunto, ni siquiera el Vaticano puede llegar a todas partes. Los agentes de pastoral familiar tenemos que conocerlo, difundirlo, compartirlo y aplicarlo en la medida de lo posible.
¿Ya se dio a conocer a las dimensiones diocesanas de familia?
Sí, pero insisto, el mensaje de la Iglesia tiene que ser lluvia continua, porque llega un vez y moja tantito, llega otra vez y moja un poco más. La Iglesia no tiene un gran poder comunicativo, de tal manera que la gran mayoría desconoce este documento…entonces ¿Cómo lograr que lo conozcan?, pues he ahí todo un reto y desafío, nada sencillo.
Fases que debe tener la preparación para el sacramento matrimonial
- Fase pre-catecumenal: preparación remota
– Pastoral de la infancia
– Pastoral juvenil
- Fase intermedia (algunas semanas): tiempo de acogida de los candidatos
Rito de entrada al catecumenado (al final de la fase de acogida)
- Fase catecumenal
– Primera etapa: preparación próxima (aproximadamente un año)
Rito del compromiso (al final de la preparación próxima)
Breve retiro de entrada a la preparación inmediata
– Segunda etapa: preparación inmediata (varios meses)
Breve retiro de preparación para la boda (unos días antes de la celebración)
– Tercera etapa: primeros años de vida matrimonial (2-3 años)
Algo muy importante que pide la Santa Sede es dar acompañamiento a los matrimonios en crisis, con mecanismos establecidos en la diocesis.