Ana María Ibarra
Después de que su cita para solicitar asilo político en Estados Unidos fuera cancelada por las nuevas políticas del gobierno, Geraldine Jiménez y su familia, originarios de Colombia, decidieron establecer su residencia en Ciudad Juárez de manera legal, proceso para el cual están siendo apoyados por la Misión Columbana a través de su proyecto de Refugiados en México.

Violencia vecinal
Hace justamente un año que Geraldine llegó a esta frontera junto con su pequeña hija, entonces de escasos meses de nacida; venían con ellas su mamá y dos de sus hermanos, después de haber sido amenazados por grupos delictivos en su país de origen.
“Mi hermano resultó herido en la cabeza por una bala perdida. él era un niño. En nuestro país se ve mucho lo que son las fronteras invisibles, (grupos delictivos). Se hizo el proceso para identificar a las personas y vinieron las amenazas. A raíz de eso nos fuimos de nuestra casa y regresamos después de 5 años porque era nuestra casa, la que mi papá había hecho para nosotros”, compartió Geraldine.
La entrevistada agregó que después de que su papá falleció, al parecer, por estrés, cierto día se encontraban compartiendo como familia afuera de su casa cuando surgió un pleito entre dos bandas donde resultó muerto un joven, siendo ellos testigos del hecho.
“Fuimos testigos y culparon a mi tío de que él había sido el asesino. Esa familia, que siempre ha sido de delincuentes, se vinieron contra nosotros y nos perseguían con amenazas. Fue algo fuerte esa situación”, recordó.
A raíz de ese suceso la familia de Geraldine comenzó a sufrir agresiones en su hogar, les quebraron vidrios a su casa y a la de su abuela y antes que la agresión fuera directamente a su persona, decidieron huir de su país.
“Soy la mayor y tengo un hermano que sigue después de mí quien salió antes y se fue a Estados Unidos. Él nos dijo que nos fuéramos con él para estar más tranquilos”, compartió.

Llegada a Juárez
Para lograr emigrar, la familia de Geraldine vendió todo lo que tenía para comprar un paquete turístico rumbo a Cancún, lo cual no fue complicado. Sin embargo, el trayecto de Cancún a Ciudad Juárez sí tuvo complicaciones.
“Casi nos regresan, pero gracias a Dios, como traemos pruebas de todo lo que pasó en nuestro país, el señor de Migración nos dijo que le había gustado que le hablamos con sinceridad y que podíamos seguir, eso sí, nos dijo estas palabras: si ustedes buscan ingresar a Estados Unidos tienen que entregarse”.
Geraldine dijo que su familia quiso hacer lo correcto y evitó la decisión de entregarse a las autoridades migratorias de EU.
Al llegar a Ciudad Juárez, la familia colombiana se hospedó en un albergue y ahí otros migrantes les comentaron que en Catedral les ofrecían apoyo.
“Venimos y conocimos a doña Cristina y gracias a Dios nos dan nuestro buen desayuno. Veníamos a desayunar todos los días y me ayudaba mucho con mi bebé. Desde entonces hemos estado aquí y a otras personas que han ido llegando les hemos dicho que pueden venir con doña Cristina”, expresó.
Geraldine y su familia hicieron una cita solicitando asilo político en Estados Unidos a través de la aplicación del CBP ONE obteniendo su cita para el 4 de febrero 2025, misma que fue cancelada junto con miles el 20 de enero de este año.
“Cuando nos cancelaron la cita nos quedamos sin saber qué hacer. Gracias a Dios estamos en un país que nos ha acogido muy bien, pero con diferentes culturas y eso nos ha pegado un poco fuerte en cuanto a la comida y otras cosas, pero vamos adaptándonos a recibir el apoyo”, relató.

Visa humanitaria
Hoy, Geralidne y su familia reciben apoyo del proyecto de Refugiados en México mediante el cual están en un proceso para adquirir la visa humanitaria.
“Estamos en ese proceso con una abogada. Sé que nos van a ayudar con lo de la visa humanitaria por si llega a pasar algo, que no se nos deporte. Para nosotros es muy importante porque, gracias a Dios tengo mi trabajo, pero quiero estar legalmente aquí”, dijo.
Esta familia actualmente comparte vivienda con otra persona para poder cubrir gastos de renta y servicios y siguen acudiendo a Catedral por despensa y apoyo médico.
“Nos han brindado la ayuda de los médicos que nos ha servido mucho para mí y para mi bebé, también los talleres que hacen de psicología, todo ha sido muy bueno. Todo lo que nos ofrecen aquí en la Catedral lo hemos tomado como parte de nosotros y le hemos sacado mucho fruto”, resaltó.
Agradecida
Geraldine aprovechó este medio para expresar a la comunidad juarense su agradecimiento por todo lo que han recibido y para compartir que muchos migrantes vienen a trabajar, aunque no niega que otros no vengan con el mismo fin.
“Nunca pensamos ser migrantes. Sé que algunos no han sido agradecidos, pero mi familia, yo y muchas personas que han estado a mi alrededor hemos sido agradecidos por todo el apoyo y la ayuda que nos brindan, nos han acogido como una familia. Es una ayuda que Dios les va a recompensar”, expresó.
La entrevistada invitó a los juarenses a que sigan creyendo en que hay migrantes buenos, que vienen a trabajar y quieren y se esfuerzan verdaderamente por salir adelante.
“Muchos no pueden regresar a su país porque realmente tienen situaciones difíciles. Estamos aquí haciendo vida, trabajando, no queremos todo regalado. A esas personas que ponen su granito de arena para que estemos nosotros bien y tengamos un bocado, ropa para vestir, que Dios los bendiga”, concluyó.


































































