Crónica de un evento inédito e histórico para la frontera entre México y Estados Unidos…¿Quieren construír muros?…estamos aquí para decir ¡No!
Durante dos minutos llenos de misericordia, y que serán históricos para la frontera, cientos de familias abrazaron a familiares a quienes no veían desde hacía varios años en el evento “Abrazos, no Muros”, que se realizó el pasado miércoles 10 de agosto en el bordo fronterizos.
Organizado por el Instituto Fronterizo Esperanza, en colaboración con la Red Fronteriza por los derechos humanos, el evento mostró que para Dios no hay fronteras que impidan el amor.
Desde temprana hora los involucrados se congregaron en el cauce del Río Bravo a la altura del llamado Puente Negro, donde las familias hicieron una fila. Los habitantes de Ciudad Juárez portaban una playera blanca y los de Estados Unidos, color azul.
“La política tiene que unificar familias, poner al centro las familias, no el odio, no las dinámicas de racismo y división… ¿quieren construir muros?… estamos aquí para decir ¡No!…”, expresó Dylan Corbett, director del Instituto Esperanza, que junto con la Red Fronteriza consiguió los permisos necesarios entre ambos gobiernos para lograr el encuentro.
Agregó que este evento inédito e histórico, intenta decir no a la cultura de división, racista y de odio, que incluso, reflexionó, se promueve actualmente desde las campañas presidenciales en Estados Unidos.
“Promueven una cultura no del encuentro, sino de deshumanización de la frontera y criminalización del migrante”, dijo Dylan tras asegurar que al contrario, el evento promueve una cultura de encuentro, de poner las voces, necesidades y aspiraciones de las familias al centro de debate político.
200 familias
Al evento acudieron alrededor de 200 familias de ambos lados de la frontera, que pasaron de 10 en 10 para reunirse con quienes no habían podido contactar debido a diversas situaciones migratorias. Algunas de ellas fueron contactadas incluso al interior de la República Mexicana y de Estados Unidos.
Sin importar el lodo que se había juntado en el cauce del Río Bravo, las primeras 10 familias bajaron. Los abrazos y el llanto no se hicieron esperar.
“¿Cómo estás… ?… Cuéntame de tu vida, fueron algunas preguntas que se escucharon junto a expresiones de quienes apenas pudieron conocer a su descendencia: ¡Qué bonito, igualito a tí!”.
“Para la mayoría de estas familias, esta será la primera vez que se tocan, que se abrazan”, destacó Dylan.
Un reencuentro de amor
Acompañada de su hija y su nita
Angélica María Sandoval Ortiz tenía dos años de no ver a su hijo. El pasado miércoles pudo abrazarlo y llorar con a él de emoción.
El joven Jesús Adán Rivera Sandoval se fue a Estados Unidos para buscar una mejor vida para su familia. Desde Anthony, Texas, llamaba de vez en cuando a su mama
“Le agradezco a Dios por esta oprotunidad. A veces me pongo triste porque hace falta en la casa, pero hoy que lo vi y que tuve a mi nieto en mis brazos, ¡viera que bonito se siente!”, dijo contenta Angélica, quien en ese especial momento incluso olvidó los malestares físicos que la han aquejado en los ultimos meses.
Frase…
¿Quieren construir muros?…estamos aquí para decir !No!
Dylan Corbett. Instituto Fronterizo Esperanza