En misa, Verónica García y Ramón Acosta dieron gracias a Dios por los 25 y 26 años de sus seis hijos: Nayeli, Flor y Jesús; Pamela, Perla y Jesse Manuel, trillizos con quienes Dios los sorprendió.
Diana Adriano
Desde los días de lucha contra la infertilidad hasta la sorprendente llegada de sus trillizos por doble partida, Verónica García compartió con Periódico Presencia su testimonio y agradecimiento por tan peculiar regalo de Dios.
A través de sus vivencias, Verónica también hizo la invitación a explorar las profundidades del amor conyugal, la gracia divina y la capacidad de la esperanza para vencer las adversidades.
Más que un relato de paternidad, este testimonio es un canto a la resiliencia y mensaje de solidaridad hacia las parejas cuyos sueños de tener hijos, se ven desafiados.
Confiados en Dios
En aquel memorable 1992, Ramón Acosta Sánchez y Verónica García Alderete unieron sus vidas en la Catedral, guiados por el amor y la esperanza de construir una familia. Aunque los primeros años de su matrimonio fueron llenos de ilusiones, la ausencia de un nuevo miembro los llevó a emprender un viaje inesperado.
Tras un año de intentos infructuosos, la pareja decidió buscar respuestas. Un especialista en fertilidad reveló la desconcertante noticia de que ambos enfrentaban problemas de fertilidad. El dilema residía en que los espermatozoides morían al entrar en contacto con el útero de Verónica, complicando sus posibilidades de concebir de manera natural.
El diagnóstico marcó el inicio de un tratamiento de tres años, lleno de esperanzas y desafíos. A lo largo de este periodo, Ramón y Verónica no solo se enfrentaron a obstáculos médicos, sino que también fortalecieron su conexión espiritual. «Siempre confiamos en que Dios tenía un plan para nosotros, incluso en los momentos más difíciles», compartió Verónica.
Bendición al triple
Finalmente, después de tres años de paciencia y perseverancia, la pareja recibió la noticia que transformó su vida.
«Dos veces pensé que estaba embarazada, pero la cautela me impedía emocionarme. Conocía los embarazos psicológicos y no quería caer en esa trampa», confesó Verónica, revelando la prudencia que guiaba sus ilusiones.
Pero su vida tomó un giro inesperado cuando una prueba casera con resultado positivo les llevó a una cita con el médico. Verónica compartió el momento crucial, que vivió con el corazón palpitante:
«Gracias a Dios quedé embarazada, y Él nos sorprendió… no solo era uno, ni dos, sino que eran tres bebés».
La emoción que vivieron en ese instante es ahora palpable en sus palabras: «Gritamos de emoción, miré a Ramón y parecía que se iba a desmayar. Fue una alegría indescriptible. Bendecí y bendecí al Señor», dijo Verónica.
En medio de la dicha de la apabullante noticia de esperar trillizos, Verónica compartió la otra cara de la moneda: «Fue un embarazo de alto riesgo, por lo que todo el embarazo me quedé en cama, pero siempre estuvimos encomendados al Señor».
Finalmente llegó la fecha esperada, la cual quedó grabada en sus corazones: 26 de octubre de 1997 fue el día en que Nayeli, Flor y Jesús llegaron al mundo.
«Fue un regalo divino que iluminó nuestras vidas», dijo Verónica.
«Fue muy lindo estar en casa con los tres pequeñitos, después de vivir ese tiempo en el que no podíamos tener bebé», añadió, destacando el contraste entre la espera ansiosa y la bendición que finalmente llegó.
Bendición multiplicada
Entre risas y lágrimas de felicidad, Verónica reveló otro capítulo asombroso en su viaje de maternidad.
«Cuatro meses después, yo me sentía embarazada, era solo una corazonada, y pensaba que quizá confundía los síntomas», compartió.
Pero la sospecha se convirtió en una realidad extraordinaria cuando decidieron consultar al médico nuevamente.
La noticia que recibieron fue como un regalo divino ampliando aún más su familia: «Estábamos nuevamente embarazados, y no era de uno ni de dos, sino que estábamos esperando otra vez a tres bebés».
La sorpresa inundó sus corazones, especialmente porque las probabilidades eran mínimas. Verónica y Ramón se encontraron ante el milagro de la vida repitiéndose, desafiando cualquier expectativa.
Esta noticia añadió un capítulo de asombro a la historia de esta familia, que sin duda atravesaba una increíble travesía, la cual emprendieron con fe, amor y la bendición divina que les concedió no solo una, sino dos veces, la alegría de dar la bienvenida a trillizos.
Con humildad y gratitud, Verónica compartió que ante la sorprendente noticia de otro embarazo, “agradecimos al Señor por estas nuevas tres vidas que se engendraban en mi vientre».
Aunque ni en sueños esperaban esta sorpresa, la pareja abrazó con amor y gratitud esta nueva bendición, reconociendo la grandeza de la vida que se manifestaba de manera inesperada.
Sin embargo, junto con la gratitud, también surgieron pensamientos sobre los desafíos que se avecinaban, teniendo a seis bebés en casa.
El 30 de noviembre de 1998 marcó un nuevo capítulo en sus vidas. Tras un segundo embarazo de alto riesgo, llegaron para Verónica y Ramón otros tres hijos: dos niñas, Pamela y Perla, y un varón, Jesse Manuel, a quien bautizaron así en honor al primer obispo de Ciudad Juárez, don Manuel Talamás Camandari (QEPD), quien estuvo presente y acompañó a la pareja en todo momento durante esta aventura de convertirse en padres de seis, en menos de dos años.
RECUADRO
Acción de gracias, 26 años después
En medio de la abundancia en su hogar, Verónica y Ramón continúan siendo testigos agradecidos de la maravilla de la paternidad, la cual agradecieron junto con sus hijos el pasado sábado 25 de noviembre, cuando se presentaron en misa de 7 de la tarde en El Señor de la Misericordia.
Presidió la Eucaristía el padre Juan Manuel Orona, párroco, pero también se hizo presente monseñor Isidro Payán, sacerdote que ha sido una figura importante en la vida de fe de la familia Acosta García, pues fue quien presidió la celebración del matrimonio de Vero y Ramón, y también ha estado pendiente del desarrollo de los trillizos.
«Agradecemos a Dios por esta bendición», dijeron al final de la misa Verónica y Ramón cuyo camino espiritual comenzó en Catedral, en el grupo de Confirmaciones y Renovación, siguió en Santa María de la Montaña, con el padre Aristeo Baca -en grupo de matrimonios y como coordinadores generales de los servidores- y continuó en Mater Dolorosa como coordinadores de pequeñas comunidades.
Actualmente Verónica y Ramón sirven en El Señor de la Misericordia, donde iniciaron en Asamblea de matrimonios, después como Ministros Extraordinarios de la Comunión y hoy como coordinadores de la Comisión de Liturgia, por encargo del párroco.
Oran por parejas infértiles
Hoy, más allá de su propia dicha como padres de seis, el corazón de Verónica y Ramón se extiende hacia aquellos que enfrentan los desafíos de la infertilidad.
“Siempre recordamos los momentos de incertidumbre. A las parejas que no pueden concebir les decimos que mantengan viva la esperanza y confíen en que, a veces, las sorpresas más hermosas llegan cuando menos las esperamos. Los tenemos en nuestras oraciones», concluyó Verónica.