Seguimos reflexionando en torno a la figura de San José, como un preparativo para llegar a consagrarnos al esposo de María, padre terrenal de Jesús…
Donald H.Calloway/ Autor
En 1981 la Madre Angélica fundó la cadena televisiva “Palabra Eterna” (EWTN por sus siglas en inglés). Su bendecida cadena es un apostolado mediático católico extremadamente exitoso y fructífero. El sentido común, la sencilla sabiduría y la firme ortodoxia de la Madre Angélica ha catequizado los corazones y mentes de millones de personas alrededor del mundo. La Madre Angélica falleció en 2016, pero EWTN continúa guiando a muchas personas hacia Jesucristo y a la Iglesia Católica.
La Madre Angélica amaba mucho a san José. En una ocasión, durante un programa en vivo, una persona llamó para hacerle preguntas sobre san José. Decía algo así: “Madre Angélica ¿Çree usted que san José era joven o viejo?” La madre Angélica respondió con su clásico ingenio, diciendo: “Bueno, querido, esa es una buena pregunta. No hay una enseñanza oficial de la Iglesia sobre si san José era joven o viejo, pero yo prefiero un José joven. Todo lo que sé, querido, es que ¡Los hombres viejos no caminan a Egipto!
La franca respuesta de la Madre Angélica tiene todo el sentido. Un hombre viejo no sólo no habría sido capaz de caminar hasta Egipto, sino que tampoco habría podido caminar las 80 millas de distancia que hay entre Nazaret y Belén por un camino desértico y muy accidentado.
San José necesitaba caminar mucho para sustentar a la Sagrada Familia. Después de haber andado esas 80 millas de Nazaret a Belén, San José recibió instrucciones de un Ángel de tomar al Niño y a su Madre y llevarlos a Egipto, otro largo viaje para San José y su familia. La distancia de Belén a la frontera de Egipto es de unas 40 millas. Ningún historiador cree que la Sagrada Familia se asentara en la frontera; más bien, se adentraron en la tierra de Egipto donde había posibilidades de trabajo, comida y algún tipo de civilización.
Caminar a Egipto y quedarse allí durante años sin conocer a nadie y tratando de sobrevivir no son cosas que se asocien a un hombre viejo.
Joven esposo para María
“No estoy de acuerdo con la representación tradicional de que san José era un hombre viejo, por más que haya sido inspirada en querer enfatizar la perpetua virginidad de María. Lo veo como un hombre joven y fuerte, quizás unos años mayor que nuestra Señora, pero en la plenitud de su vida y trabajo”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer)
¿Alguna vez has leído una afirmación como esta de un santo sobre la edad de san José? San Josemaría está en lo correcto al decir que san José era un hombre joven cuando se casó con Nuestra Señora y no es el único que piensa de este modo.
La Iglesia católica no tiene ninguna enseñanza oficial o formal sobre la edad de San José.
Si pensamos en los títulos que la Iglesia le ha dado a San José en su letanía, todos se inclinan más hacia la idea de una José joven y vigoroso, y no un hombre viejo.
Por supuesto que nada de esto implica que los adultos mayores no tengan una moral alta; el mundo está lleno de incontables adultos mayores que son virtuosos, sabios, santos; sin embargo, por lo regular no se distinguen por sus capacidades físicas para desarrollar el tipo de cosas que san José necesitaba hacer por la Sagrada Familia.
Entonces ¿Por qué durante siglos la mayoría de las obras de arte han representado a san José como un hombre entrado en años? La respuesta mas articulada a esta pregunta la proporciona el Velerable Fulton J. Sheen, diciendo:
“¿Era él (San José) ) viejo o joven?… Por supuesto que no tenemos ninguna evidencia histórica sobre la edad de José. Algunos relatos apócrifos lo describen como un hombre viejo, y después del siglo IV los Padres de la Iglesia siguieron esta leyenda casi de manera rigurosa…
Pero al investigar por qué el arte cristiano tuvo que representar a José como una persona mayor, se descubre que se hizo con la intención de salvaguardar la virginidad de María y de alguna manera avanzó sigilosamente la suposición de que la senilidad era un mejor protector de la virginidad que la adolescencia.
Pero más allá de eso, representar a José como un hombre viejo significaría que le quedaba poca energía vital, en vez de un hombre que teniendo esa energía la supo manejar para mayor gloria de Dios y sus santos propósitos…
Sería razonable pensar que Nuestro Señor habría preferido elegir por padre adoptivo a un hombre que hubiese hecho sacrificios voluntarios, en vez de uno que hubiese sido forzado a hacerlos.
Finalmente parecería algo improbable que Dios hubiese vinculado a un hombre viejo con una madre joven… El amor de una mujer siempre determina la forma en que un hombre ama; ella es la silenciosa educadora de sus facultades viriles.
En virtud de que María es lo que podría llamarse una “virginizadora” tanto de hombres como mujeres jóvenes, y la más grande inspiración de la pureza cristiana, ¿No sería lógico que hubiese comenzado por inspirar y “virginizar” al primer joven que quizás conoció en toda su vida, José el justo?
Probablemente José era un hombre joven, fuerte, viril, atlético, guapo, casto y disciplinado…
No se encontraba en el ocaso de su vida sino en el amanecer, pleno de energía, fortaleza y pasión controlada. María y José ofrecieron en sus nupcias no sólo sus votos de virginidad, sino también dos corazones de los que brotaban torrentes de amor tan grandes que jamás conoció ningún pecho humano.
En José y María no encontramos una cascada controlada y un lago seco, sino dos juventudes que, antes de conocer la belleza de uno y la atractiva fortaleza del otro, estuvieron dispuestos a renunciar a todo eso por Jesús. Por lo tanto, los que se inclinaron sobre el pesebre del Niño Jesús, no fueron la vejez y la juventud, sino la juventud plena, la consagración de la belleza en una doncella y la entrega del poderoso encanto de un hombre”.
Hasta donde yo sé, fuera de Fulton Sheen no hay ninguna otra persona en la historia de la Iglesia que haya articulado un argumento más convincente de un joven san José.
Recuperar a san José
Ahora bien, en toda justicia, la decisión de representar a san José como un hombre viejo, ya fuese en prédica, en escritos o mediante el arte, sí funcionó para proteger la virginidad y pureza de María. Sin embargo, todos los historiadores y teólogos reconocen que las fuentes para presentar a San José como un hombre viejo, provienen de documentos apócrifos, es decir, no canónicos.
¿Cuál fue el drástico efecto de tener este tipo de acercamiento con san José? Que al día de hoy raramente se incluye a San José en las clases que se imparten en los seminarios sobre cristología, mariología, soteriología o eclesiología, de tal forma que el hombre universalmente aclamado como el más amoroso, justo, casto, prudente, valiente, obediente y fiel que haya vivido jamás, ni siquiera es mencionado en las clases de virtudes teológicas o morales. ¡Eso necesita cambiar!
¡Es hora de recuperar a san José!
Pureza de José
Los años formativos de Jesucristo fueron amorosamente gobernados por un padre joven y fuerte llamado José. Fue este incansable, amoroso y virtuoso padre quien estableció los fundamentos para el crecimiento y desarrollo humano de Jesucristo.
Si san José hubiese sido un hombre mayor ¿habría visto Jesús en él algún tipo de fortaleza física o la práctica de un amor verdadero a través de la castidad heroica, el trabajo arduo y gestos físicos de piedad como por ejemplo ponerse de rodillas?
Lo que la Iglesia y el mundo pueden aprender de una descripción más juvenil de san José, especialmente en la teología, la predicación, la literatura y el arte, es que los hombres jóvenes pueden ser castos, heroicos y santos, y sin duda la Iglesia cuenta con incontables ejemplos de jóvenes que se mantuvieron castos y puros por el reino de los Cielos, y san José fue el más excelso de todos ellos. San Jose Maria Escrivá nos dice:
“No tienes que esperar a ser viejo o carente de vitalidad para practicar la virtud de la castidad. La pureza proviene del amor, y la fortaleza y alborozo de la juventud no son un obstáculo para el amor noble. José tenía un corazón y un cuerpo joven cuando se casó con María, cuando se enteró del misterio de su divina maternidad, cuando vivió en su compañía, respetando la integridad que Dios quería darle al mundo como un signo más de que había venido a compartir la vida de sus creaturas. Cualquiera que no comprenda un amor así, conoce muy poco del verdadero amor y es un total extraño del significado cristiano de la castidad”.
En conclusión, ¿Qué puedes ganar de estas reflexiones sobre San José? Sin importar cuál representación de san José prefieras, él es tu amoroso, fuerte, y valiente padre espiritual.
El caballero consagrado a María
San José es el santo más mariano de todos. Su amor por María es mucho más grande que el de San Bernardo de Claraval, San Luis de Monfort, San Alfonso María de Ligorio, san Maximiliano María Kolbe, y San Juan Pablo II juntos. Jamás ha habido un santo mariano más grande que san José, y jamás lo habrá.
San José es el modelo de la consagración total a María. Mucho antes del evento del Calvario, cuando Jesús instruyó a todos sus discípulos a acoger a María en su corazón y en su hogares, (Jn 19, 26-27), san José ya había acogido a María en su corazón y en su hogar. Ella es su corazón, ella es su hogar. Todo lo que él hizo fue por Jesús y María. Vivió y murió por Jesús y María.
Ser otro José para María
San José fue la primera persona humana en haber estado totalmente consagrado a la Santísima Virgen María. Si tuvieses que preguntarle a Nuestra Señora qué persona de toda la cristiandad la ha amado más, que haya sido la más devota a ella, y que la haya servido con mayor fidelidad, sin duda te diría que san José. El es el prototipo, el sello, y el modelo de cómo vivir una vida de total consagración a María.
Las varias formas de consagración mariana promovida por los santos a lo largo de los siglos encuentran su plenitud y perfección en la persona de san José.
El programa de san Luis de Montfort enseña que hay que ser esclavos de Jesús y María, el Beato Guillermo José Chaminade enseña a los fieles que hay que ser como el talón de María que le aplasta la cabeza a Satanás; el Siervo de Dios José Kentenich instruye a la gente para que se conviertan en una ‘aparición: de María’; y el método de la consagración mariana de san Maximiliano María Kolbe enseña cómo convertirse en propuesta de María. Todas estas son formas maravillosas de describir la única dimensión fundamental de todas las consagraciones marianas: ser otro José para María.
Ser caballero
San José es el más caballero de todos los cristianos y nos enseña que todos, incluyendo mujeres y niños, pueden ser caballeros espirituales de la Reina del cielo. Ciertamente san José es el primer caballero consagrado de la Santísima Reina.
Durante siglos, los cristianos se han dirigido a la Virgen María como “Nuestra Señora” es un termino que reconoce el gran amor, respeto, honor y reverencia que le debe a María, un término caballeroso. No debería sorprender, pues, que san José sea el primer hombre que se refiera a María como su Señora. María es la mujer de san José, quien ante tal belleza y maravilla femenina se inclina en amorosa reverencia y su misión es hacer que todos los corazones hagan lo mismo. Por eso san José es el caballero mas excelso de Nuestra Señora.
A Jesús por María y san José!
Durante la Edad Media hubo cantidad e historias y leyendas sobre caballeros que viajaban largas distancias involucrándose en heroicas aventuras en busca del Santo Grial, el Cáliz que contuvo la Sangre de Jesús durante la ultima cena.
Lo que san José enseña a sus hijos es que ¡la Virgen María es el Santo Grial! Ella es lo que busca todo caballero cristiano. A diferencia del cáliz utilizado en la Última Cena, este vaso no se ha perdido. María, el Santo Grial, se encuentra fácilmente. Los que la encuentran a ella, encuentran a Jesús, encuentran la religión católica y su mayor tesoro: Jesús en la Santa Comunión. María desea llevar a todas las almas a la santa Misa en donde podrán recibir al Cordero de Dios y obtener la vida eterna. Todos los que imitan a San José descubrirán a María y el misterio salvífico de la Santa Misa.
Desde el cielo san José se sigue esforzando por llevar a todas las almas a Jesús por María. Desde el cielo busca almas que estén dispuestas a ser caballeros de la Santa Reina. Hoy en día se necesitan almas valientes, almas que se parezcan a José, almas que se esfuercen apasionadamente por guiar a otros a la fuente de la vida eterna.
Frase…
Nos preguntamos por qué el Evangelio habla tan poco de san José ¿Pero no lo dijo todo cuando nos enseñó que él era el esposo de María? (Beato Guillermo José Chaminade)