En frase…
Dar vida es el mayor de los regalos, y el que le sigue es salvarla. ¿Quién le dio vida a Jesús? Fue María…si preguntamos ¿quién le salvó la vida?, callad patriarcas, callad profetas, callad apóstoles, confesores y mártires; dejad que hable san José porque su honor es sólo suyo. Sólo él es el salvador de su Salvador.
(Beato Guillermo José Chaminade)
Donald H. Calloway/ Autor
¿Salvador de su Salvador? Eso suena herético ¿no? No te preocupes; el Beato Guillermo José Chaminade no está afirmando que san José es Dios o más grande que Jesús. El beato era un sacerdote muy santo y le tenía una tremenda devoción a san José.
Ninguna herejía
Para comprender y justificar la descripción que hace el Beato Chaminade de san José, veamos el Evangelio de Mateo:
“Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estáte allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y se retiró a Egipto”.
A San José se le puede llamar el “salvador del Salvador” porque salvó a Jesús de las malvadas intenciones de Herodes, llevando a Jesús a Egipto. San José es el único santo que tiene el privilegio de ser llamado así. Ni siquiera la madre de Dios tiene ese título.
El Beato Chaminade no es el único que llamó a san José el salvador del Salvador. Santa Magdalena Sofía Barat hizo una afirmación similar. Escribió:
“Jesús quiso estar en deuda con san José por las necesidades de la vida y sólo de este santo patriarca se puede decir que salvo la vida de su Salvador”.
San Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia, fue más lejos afirmando que sólo por la razón de que san José salvó al Salvador de Herodes, Jesús no le negará nada a aquellos que acudan a san José pidiendo su intercesión. Escribió:
“El apóstol Pablo escribe que en la próxima vida, Jesucristo “dará a cada cual según sus obras” (Rom 2,6). ¡Qué grande gloria debemos suponer que le concederá a san José quien lo sirvió y amó tanto mientras vivió en la tierra! El ultimo día, nuestro Salvador dirá a los elegidos: “Tuve hambre y me dieron de comer, era forastero y me acogieron; estaba desnudo y me vistieron” (Mt25,35). Sin embargo, estos han alimentado a Jesucristo, lo han acogido o vestido sólo en las personas de los pobres, pero san José procuró comida, techo y vestido para Jesucristo en su propia persona… Cuál, pues, debería ser la recompensa de san José que le puede decir a Jesucristo: ‘No sólo te procuré la comida, el techo y vestido, y sino que te salve de la muerte librándote de las manos de Herodes’. Todo esto nos ayuda a incrementar nuestra confianza en san José. Nos hace reflexionar que en virtud de tantos méritos, Dios no le rechazará ninguna gracia que le pida san José para sus devotos clientes”.
¡Wow! ¡Cuánta confianza deberíamos tener en san José!
Sufrimientos de José
Los sufrimientos de san José raramente se mencionan en las homilías o escritos sobre él, pero si lo piensas, haber sido el padre del Salvador no pudo haber sido fácil. La misión paternal de san José implicó tremendos sufrimientos. Comenzaron incluso antes del nacimiento de Nuestro Señor.
El sufrimiento de san José continuó durante toda su vida de casado. Cuando viajó con su esposa embarazada a Jerusalén para el censo, sufrió muchísimo por no poder proveer a su esposa un lugar adecuado para que diera a luz. ¿Qué hombre querría que su esposa diera a luz en un establo frío, sucio y oliendo a animales? Y sin embargo, fue lo único que san José pudo conseguir, Los hombres, por naturaleza, son proveedores, y si un hombre no tiene la posibilidad de proveer tanto bienestar como él quisiera para sus seres queridos, muere por dentro. San José moría a diario.
También experimentó gran sufrimiento cuando su hijo fue circuncidado. Cuando él y su esposa vieron la sangre correr en el cuerpecito de su Hijo, supieron que era un presagio de lo que vendría.
Cuando san José escuchó a Simeón anunciarle a María que Jesús sería causa de división y que el corazón de María sería atravesado por una espada, las palabras proféticas penetraron el amoroso corazón de san José causándole un indecible tormento, uno que llevaría en su corazón y alma por el resto de su vida.
¿Qué hombre quiere escuchar que su esposa e hijo sufrirán el ridículo y serán odiados? ¿qué esposo no sufriría torturas de corazón sabiendo que su esposa será atravesada por una espada?
De haber sido posible para san José prevenir que su esposa e hijo sufrieran, habría hecho todo lo que estuviese en su poder para protegerlos. Un esposo bueno y amoroso está dispuesto a anteponerse a su esposa y dejar que la espada penetre en su corazón antes que el de ella. Sin embargo, conforme al plan de Dios, san José sabía que tenía que permitir que el corazón y el alma de su esposa fuesen atravesados. Su rol era preparar a su esposa e Hijo para el sacrificio.
También atravesado por la espada
Ningún sufrimiento de un mártir ha sido tan grande como el sufrimiento de san José. Desconocía el momento, lugar y forma en que ocurriría, pero él comprendió que no estaría allí con María. A la luz de la profecía de Simeón, debió de haber pasado su matrimonio consolando amorosamente a María y preparándola para las horas en que ella sufriría una agonía y tormentos sin paralelo
“Qué hermosa y sencilla viste san José a esta inocente paloma, y qué grande fue tu sufrimiento con la visión de su martirio sintiendo la soledad de la esposa que tanto amabas. Oh, qué martirio azotó tu alma ante la visión previa de la Pasión y las siete espadas que atravesarían el Inmaculado Corazón de María. La soñaste sola, sola sin Jesús y esta aflicción amargó tu feliz vida”. (Beata Concepción Cabrera de Armida)
La espada que atravesaría el corazón de María en el Calvario, también necesitaba atravesar el corazón de san José, pero de una manera diferente. Él no estaría presente en el Calvario, pero la espada necesitaba atravesar su corazón paternal ya que era adecuado que el renacimiento de la humanidad involucrara tanto a la madre como al padre. Como un buen esposo, san José pasó décadas preparándola para el doloroso alumbramiento en el Calvario.
San José presente en el Calvario
En el Calvario, María debió haber experimentado gran consuelo y fortaleza al recordar todo lo que su esposo había hecho por ella y por su Hijo a lo largo de los años.
Había muchos recuerdos de san José que habrían inundado el corazón de María en el Calvario. Todos eran una fuente de consuelo y fortaleza para María. El recuerdo de la propia fortaleza de san José en el sufrimiento habría incrementado la determinación de María de atestiguar y sufrir con su Hijo crucificado. Habría recordado la matanza de los inocentes y lo mucho que eso había herido el corazón de su esposo. María recordaría con cuanta amargura lloró san José por la pérdida de tantos niños tan preciados. Fue una fuente de tremendo sufrimiento para san José, pero permaneció firme en su decisión de hacer la voluntad de Dios. Al pie de la Cruz, María hizo lo mismo.
Según las revelaciones místicas de la Beata Ana Catalina Emmerich, las tribulaciones de la Sagrada Familia en Egipto fueron especialmente fuertes para san José porque él era amoroso jefe de la familia. La responsabilidad de cuidar a la familia era principalmente de san José. Muchas veces imposibilitado de conseguir suficiente trabajo, comida, agua limpia o una casa adecuada, el hombre de la casa sufrió grandemente porque no podía proveer lo que su familia necesitaba.
“En Egipto san José estaba en una tierra que no sólo era extranjera, sino hostil a los israelitas. Los egipcios resentían que los israelitas hubiesen escapado de su tiranía y también que habían sido la causa de que muchos de sus ancestros se ahogaran en el Mar Rojo”. (San Francisco de Sales)
En las narraciones de las visiones místicas de la Beata Ana Catalina Emmerich, se nos dice que en Egipto la Sagrada Familia padeció la aterradora experiencia de haber sido rodeados por asaltantes con malas intenciones. En el Calvario, María recordó lo valiente que había sido su esposo y cómo había estado dispuesto a morir por amor a su familia. En estos recuerdo ella seguramente encontró la fuerza para ser víctima con Jesús.
Junto a Jesús
María también habría recordado el momento en que ella y su esposo habían perdido a Jesús durante tres días. Perder a un hijo es la peor pesadilla que un progenitor pueda enfrentar jamás. Durante tres días los corazones de María y José estuvieron llenos de ansiedad y preocupación. Pero ella recordó que, después de tres días de tremendo sufrimiento y angustia, ella y su esposo encontraron a Jesús en el templo, y al encontrarlo sus corazones se llenaron de un gozo inexplicable. De alguna manera haber perdido a Jesús durante esos tres días era una preparación para el Calvario. Recordando este evento María nuevamente e habría encontrado fortaleza y consuelo en su dulce san José.
En el Calvario, el recuerdo de todo lo que había hecho san José por su esposa y su hijo debieron haber sido también un consuelo para Jesús. A través del rol modelo que José le había proporcionado de un sufrimiento largo y fiel, Jesús pudo ofrecer de mejor modo su propio sacrificio en el Calvario. Nuestro Señor sabía muy bien que su padre lo había salvado de Herodes, que había llevado tremendas cargas de amor en su corazón consolando a su madre. Dios no había requerido que san José estuviese físicamente presente en el sacrificio del Calvario, pero Jesús sabía que jamás habría podido llegar al Calvario sin él.
San José, cuidador y maestro espiritual
Los corazones virginales de Jesús, María y san José, son uno, como también lo es su misión. Sólo Jesús es Salvador del Mundo, pero Él quiso que su madre y su padre tuviesen una singular participación en la obra de la redención. La unión de los corazones virginales y dolientes de Jesús, María y san José en Nazaret, Belén, Egipto y el Calvario fue el medio principal que Dios eligió para que todos pudiéramos volver a nacer. Jesús, María y José hicieron posible que seamos hijos de Dios.
Lo que aprendemos de la sacrificada paternidad de san José es que él es un hombre que cuida de los que se le han encomendado sin importar el costo. El ofrece consuelo y fortaleza a todos sus hijos. Siendo tu padre espiritual, el quiere cuidarte como cuidó a María y Jesús. Él quiere consolarte e incrementar tu capacidad de realizar sacrificios de amor.
Dios te ha dado una misión como cristiano, Tu misión requerirá sacrificio, sufrimiento y angustia. Experimentarás tu propio calvario. Con san José en tu corazón, encontrarás consuelo paternal y la fortaleza para soportarlo todo por amor.
San José sabe que mientras buscas hacer la voluntad de Dios, Satanás, un Herodes espiritual, soltará a sus asesinos en tu contra y necesitas a san José para protegerte. Tu padre espiritual te cuidará amorosamente y jamás dejará de luchar por ti. Con su ayuda saldrás victorioso en el sufrimiento y vencerás al enemigo.
Sufrirás en la vida. San José no puede prevenir todos tus sufrimientos, pero te puede preparar para ellos y consolarte cuando estés en medio del dolor y la angustia, ofreciéndote el amor y la protección de un padre.
“San José, con el amor y la generosidad con la que protegió a Jesús, también protegerá tu alma, y así como lo defendió de Herodes, defenderá tu alma del Herodes más feroz: ¡el diablo! Todo el cuidado que el patriarca san José tiene por Jesús, lo tiene también por ti y siempre te ayudará con su patrocinio.¡Ite ad Ioseph! Acude a José con extrema confianza, porque yo no recuerdo haber pedido nada de san José sin haberlo obtenido de inmediato. (San Pío de Pietrelcina)
Maestro de la vida interior
José amaba a Jesús como un padre ama a su hijo y mostraba su amor al darle lo mejor que tenía.
En la vida humana, José era el maestro de Jesús en su contacto diario, lleno de afecto refinado, contento de negarse a sí mismo para cuidar mejor a Jesús ¿No es esa razón suficiente para que consideremos a este hombre justo, este santo Patriarca, en quien la fe de la antigua alianza da fruto, como un maestro de la vida interior? La vida interior no es más que una conversación continua y directa con Cristo para hacerse uno con Él, y José puede decirnos muchas cosas sobre Jesús, Por lo tanto nunca descuides la devoción a él.
Maestro de la vida interior, trabajador profundamente comprometido con su trabajo, siervo de Dios que está constantemente en contacto con Jesús: ese es José. Ite ad Ioseph. Con san José, el cristiano aprende el significado de pertenecer a Dios asumiendo plenamete el propio lugar entre los hombres, santificando al mundo. Conoce a José y encontrarás a Jesús. Habla con José y encontrarás a María, quien siempre infunde paz a su alrededor en ese atractivo taller de Nazaret.