- En este mundo lo único seguro que tenemos es que nos vamos a morir, y a veces no lo aceptamos, pero cualquier prueba que Dios nos ponga en el camino, estando siempre a su lado, la podremos sobrellevar.
Ana María Ibarra
Perder a sus padres en un mes a causa de Covid-19 ha sido una experiencia difícil, sin embargo, los hijos de María Olivia González y José Eusebio Martínez han experimenta la paz que Dios otorga a quienes confían en Él, enseñanza que recibieron de ellos mismos.
Diana Alejandra Martínez González, hija del matrimonio compartió el testimonio de su familia al enfrentar la Covid 19: sus preocupaciones, los momentos de angustia, pero también la presencia de Dios a través de muchas personas que oraron por ellos.
La enfermedad
Durante poco más de una semana, María Olivia González y José Eusebio Martínez, matrimonio servidor de la parroquia Santa Cecilia, enfermaron de una aparente gripe, por lo que acudieron al médico y éste les prescribió medicamento para un resfrío común.
Diana, hija de María y José, compartió que eso aminoró los malestares, sin embargo, el 12 de junio una de sus hermanas los llevó con otro médico, quien revisó su oxigenación y se percató de que se encontraba baja, por lo que sugirió hospitalizarlos.
“Ese día los ingresaron en urgencias del Hospital 6 del Seguro Social, pero como se estabilizó su oxigenación, horas después los dieron de alta. En casa tuvieron nebulizaciones y medicamento. Al día siguiente mi papá se despertó con una oxigenación al cincuenta por ciento por lo que fue llevado nuevamente al hospital”, compartió.
El 13 de junio, José ingresó a las ocho de la mañana al hospital y horas más tarde, ingresó su esposa María, también con problemas de oxigenación.
“A las doce de la noche los médicos dijeron a mis hermanos que eran pacientes Covid, que ya los habían estabilizado, pero que deberían ser ingresados a la clínica 66, por lo que una ambulancia los trasladó”, recordó.
Durante el tiempo que María y José estuvieron hospitalizados, Diana, sus hermanos y su esposo se realizaron una prueba Covid, resultando Diana y su marido positivos asintomáticos.
“Mi esposo y yo nos aislamos completamente. Mis hermanos estaban a cargo de ir por el reporte médico de mis papás diariamente, siempre con todas las medidas necesarias. Allá se la pasaban todo el día. Ya en la noche llegaba a casa de mis papás, se sanitizaban y se metían a bañar. A mí me traía la despensa una amiga”, explicó.
Diana y su esposo duraron 15 días aislados y con tratamiento médico hasta que la siguiente prueba fue negativa.
Pero José falleció de un paro respiratorio a los nueve días de ser hospitalizado, de los cuales seis estuvo intubado. María luchó por casi cuarenta días contra el virus, luego de los cuales falleció.
Lo más dificl
Los hijos del matrimonio saben que durante la lucha en el hospital, sus padres estuvieron acompañados por una gran comunidad que oró por ellos y por toda la familia.
“Estamos seguros que esas oraciones que la gente hizo fue lo que nos mantuvo en pie para sobre llevar la situación de mi mamá, que duró tantos días internada. No nos imaginamos la magnitud, pero fue mucha gente la que estuvo orando”, compartió la entrevistada.
Sin embargo, para Diana y sus hermanos, lo más difícil de vivir esta experiencia fue el no haberse despedido de sus padres, no haber estado con ellos en sus últimos momentos.
“Ellos Estuvieron juntos en Urgencias en la clínica 6, los trasladaron en la misma ambulancia, pero al llegar a la 66 los separaron. Creemos que de manera inconsciente mi mamá supo cuando mi papá falleció”, dijo Diana.
Las preocupaciones de los hijos de María y José fueron más allá de lo económico, pues familiares y amigos estuvieron al pendiente y los apoyaron.
“Mis papás toda su vida fueron servidores de la Iglesia y lo que nos pudo mucho, en el caso de mi papá, es que se fue sin recibir los santos óleos. Tal vez se quería confesar o si tenía alguna necesidad espiritual, no pudo recibirla”, lamentó su hija.
En el caso de María, un sacerdote accedió ir al hospital a darle la unción de enfermos. “En ese momento se nos quitó un peso de encima, teníamos la esperanza de que se recuperara después de la unción, pero sabíamos que, si Dios se la llevaba, ya había recibido esa bendición”, explicó Diana.
Y agregó: “Cuando fallecieron pudimos velarlos cuatro horas, abrimos el féretro para reconocerlos y despedirlos, a pesar de la situación. El sacerdote fue y dio una celebración pequeña para despedirlos”, dijo.
Enseñanza: estar Listos para partir
A pesar de la tristeza y el dolor por haber perdido a sus padres, Diana y sus hermanos se quedan con la enseñanza de ellos: ir en cada situación agarrados de la mano de Dios.
“Un día en casa de mis papás estuvimos todos los hermanos acordándonos de las anécdotas con mi papá. Dios nos dio la fuerza de seguir sonriendo y sentir una paz muy grande que todavía sentimos y sabemos que viene de Dios. Mis papás siempre nos decían que estamos de paso y que ellos estaban listos para el momento en que Dios les llamara”, compartió Diana.
Así, los hijos de José y María recibieron la enseñanza de estar preparados, sin miedo ni angustia, para la hora de la muerte. En este sentido, Diana quiso dejar el siguiente mensaje:
“No importa la situación que uno pase, no importa cual dolorosa sea, en este mundo lo único seguro que tenemos es que nos vamos a morir, y a veces no lo aceptamos, pero cualquier prueba que Dios nos ponga en el camino, estando siempre a su lado la podremos sobrellevar. Siempre caminando de la mano del Señor, vamos a salir victoriosos”, finalizó.