La pandemia por la Covid 19 ha enlutado a muchas familias y esta será sin duda una Navidad difícil para esos hogares…Pero con la confianza puesta en Dios también podrá ser una Navidad de sanación.
Ana María Ibarra
Al iniciar el mes de diciembre, el panorama de la próxima Navidad luce triste y doloroso ante la pérdida de cientos de personas a causa de la pandemia.
Pero aunque la aceptación de estas pérdidas y la adaptación a estos tiempos llevan un proceso muy brusco, es necesario vivir el duelo desde la fe, para resurgir desde la esperanza en esta Navidad.
Así lo compartió Nelly Murillo, tanatóloga del Centro Familiar para la Integración y el Crecimiento (CFIC)
Adaptación a la ausencia
La tanatóloga explicó que toda perdida, sea física, material o emocional, implica un proceso de duelo. Este proceso puede ser tan fuerte, tan profundo o tan complicado según sea el vínculo que une a la persona, la cosa, o la relación que se perdió.
Nelly mencionó, como ejemplo, que para algunos puede ser muy dolorosa la pérdida de una mascota, si era su única compañía; o en el caso de los jóvenes, perder la libertad de salir a un antro; de igual manera el perder el trabajo; y especialmente, la muerte de un ser querido.
“La dificultad para liberar el duelo depende del vínculo que se tenga con la pérdida.
No importa lo que se pierda, cada quien tiene su vínculo diferente. Si el vínculo no está tan pronunciado, es más ligero el proceso de duelo, pero si el vínculo es profundo, el proceso será más difícil”, explicó Nelly.
Añadió que el proceso del duelo es la capacidad que tiene la persona de adaptarse a vivir sin aquello o aquellos que ha perdido.
“Es un proceso de adaptación y como todas las adaptaciones es muy duro. Como cuando entran los niños a la escuela por primera vez, es muy duro adaptarse a una estructura, a un horario, a la convivencia, pero conforme lo van haciendo llega el momento en que forma parte del diario vivir y ya no hay problema en seguir”, dijo.
En este sentido, señaló, sufrirá más quien menos capacidad de adaptación tenga: el que se quede aferrado al ayer, al “hace un año”, al “cuando mi mamá vivía”, al “cuando podía salir”.
“Quien se quede atrás en lo que ya vivió y quiere que siga siendo exactamente igual, ese es el que va a sufrir más. Aquí se hace efectiva la frase de un filósofo: ‘nadie bebe la misma agua en el mismo río’. La vida, como el río, va a correr y las adaptaciones son las que tenemos que ir asumiendo”.
Una Navidad diferente
Ante una etapa de duelos y de procesos de adaptación debido a la pandemia, Nelly señaló que se debe tomar conciencia de que la Navidad que se aproxima no será igual que las anteriores, pero se debe buscar la manera de adaptarse sin correr riesgos innecesarios.
“Tendremos que buscar los elementos para conservar nuestra fe, para conservar la alegría de la Navidad, para conservar inclusive la esperanza, pero tenemos que tener la conciencia de que no será igual”, resaltó.
Esta Navidad se requiere aprender a vivir con los que están vivos, agregó.
“Si alguna enseñanza nos debe dejar esta pandemia es la capacidad de disfrutar el momento, aceptar con los que estamos y aprovecharlos ahora que los tenemos, sea una relación, sean personas, sea el trabajo o el carro. Hay que fortalecer las relaciones con los que sí están, en nombre de los que ya no están”.
Sugerencia para NocheBuena
Nelly compartió una sugerencia para esta Noche Buena: hacer una especie de ritual para recordar a los que se han ido durante este año de pandemia.
“Se puede hablar del que no está. En la cena de Navidad, si la persona que se fue tenía un lugar en la mesa, sería importante que esa noche, si le sirve a la familia, respetar ese lugar y colocar en él algo significativo de esa persona para hacerla presente”.
Resaltó que esta acción no debe ser para lastimarse o flagelarse, pues aunque físicamente esa persona no está, espiritualmente sigue siendo parte de la familia. “Espiritualmente nos podemos valer de sus enseñanzas, de sus dichos, de sus acciones, de sus proyectos y todo eso la hace presente”.
Recordó que nuestra fe nos dice que la materia no es nuestro hogar, sino que aunque el cuerpo acabe, el espíritu no muere.
“Necesitamos valernos de los rituales. Algunas familias ya no vieron a su ser querido desde el momento de la hospitalización, entonces se puede hacer un espacio en la familia y expresar lo que les hubiera gustado decirle. Que no se quede dentro, pues el que está ausente, lo va recibir espiritualmente”, expresó.
Unidos en la distancia
En cuanto a los preparativos y a la convivencia propia de la temporada, la tanatóloga señaló que es importante adaptarse a las medidas de salud y tomar conciencia social de cuidar al otro y cuidarse uno mismo.
“Quizá ya no se podrá visitar a la familia, pero se puede hacer una videollamada para compartir desde lo que tenemos. Gracias a Dios tenemos los medios de comunicación.
Lo importante es entender que debemos preservar la vida. Si Dios nos presta vida podremos reunirnos de nuevo más adelante”.
Nelly recordó que la Navidad no es la comida, ni las personas, sino la presencia de Dios que hace resurgir la esperanza y la confianza, aún en estos tiempos difíciles.
“La algarabía y mucha comida a lo mejor no nos permite tomar conciencia de que Jesús nació en la pobreza. No importa si estamos dos, Dios nos ha dado la oportunidad de tener muchas navidades, comida, familia, amigos, regalos. Hemos tenido tanto y hemos sido tantos que al último no estuvimos con ninguno y nos parece poco lo que nos tocó. Ahora seamos pocas personas, pero profundamente unidas”, dijo.
Navidad, tiempo para renovarse
Para Nelly, la Navidad es un tiempo que debe ser utilizado para la renovación y valoración personal.
“Tenemos que retomar la esencia de las cosas. La Navidad es para renovarnos en esta valoración de lo que soy, de lo que tengo, de lo que te quiero dar, lo que necesito pedirte, no es la cantidad de las personas que estén presentes ni la cantidad de regalos, es agradecer y centrarnos en lo que tenemos y desde ahí descubrir qué podemos hacer”.
Para finalizar, Nelly invitó a quienes estén sufriendo alguna pérdida, que si lo requieren, busquen ayuda, pues es consciente de que muchas veces la situación rebasa a la persona.
“Si eres el pilar de la familia, debes hacerles saber que es válido tu dolor. Al vivir tu emoción estás enseñando a los demás a vivir las pérdidas. Es necesario pasar y reconocer las cinco etapas del duelo: negación, enojo, negociación, depresión y finalmente la aceptación”.
Agregó que esas etapas se harán presentes, pero aclaró:
“Hay que darle cauce al enojo, es válido que se sienta porque ha sido arrebatado un ser querido, pero si lo oculto o contengo, saldrá de otra manera y puede dañar a los otros, o a uno mismo con las enfermedades”.
Por lo tanto, reiteró que es necesario pedir ayuda a tiempo.
Frase…
Si estás sufriendo alguna perdida, puedes buscar ayuda de manera virtual.
“En CFIC estamos atendiendo y podemos ayudarles”.
Nelly Murillo, tanatóloga
Consejos para avanzar en un duelo
*Apoyo mutuo
*Convivencia
*Hacer con los que tengo lo que no hice con el otro
*Valorar más lo que la vida me presta
*El apoyo que me dan los demás
Lo que dificulta el proceso de duelo
*El aislamiento
*Quedarse callado
*Dejarse llevar por la culpa
*La depresión
*La desesperación
*El desánimo