A tres meses de la visita del Papa Francisco a Ciudad Juárez, dos familias nos comparten las historias y milagros que vivieron en tan especial fecha…
Ana María Ibarra
Con nueve años de edad, Pamela Guadalupe logró impactar al papa Francisco el pasado 17 de febrero en su visita a Ciudad Juárez, con una frase que le dijo a su llegada al Aeropuerto Internacional de Ciudad Juárez.
Sin haberlo planeado, pues había ensayado decirle al papa una frase que al final olvidó, la niña le dijo al Papa Francisco que la flor (una rosa blanca que en ese momento le entregó) se la mandaba Santa Teresita de Niño Jesús, de quien el Santo Padre es devoto.
El gesto impactó al pontífice, quien en ese momento lo compartió con su séquito, que igualmente se vió conmovido a sabiendas del aprecio y confianza que Francisco tiene en la santa francesa.
La invitación
La oportunidad de Pamela Guadalupe y su hermano de estar cerca del papa llegó cuando su mamá, Pamela Franco, apoyó al padre Salvador Magallanes en la organización de la recepción al Papa Francisco a su llegada al Aeropuerto Internacional Abraham González.
“Fue una oportunidad que no me esperaba. Le empezamos a ayudar al padre Salvador en la organización porque él se enfermó. En una junta con el Estado Mayor yo lo asistí y el padre Mario Manríquez me dejó como encargada”, compartió Pamela Franco, quien se encargó, junto con sus hijos, de acondicionar las habitaciones donde iban a descansar el papa y los cardenales.
“Ellos estaban muy emocionados cuando anduvimos en el Seminario. Le dejamos algunos recuerdos del Estado de Chihuahua. Desde esos momentos tuvimos la oportunidad de vivir de cerca este acontecimiento”, dijo aun entusiasmada.
Como agradecimiento a su apoyo, los sacerdotes invitaron a los hijos de Pamela a recibir al Papa Francisco.
El acontecimiento
Emocionada porque fue elegida para recibir al papa, Pamelita empezó a sentir nervios y alegría a la vez.
A sugerencia del padre Manríquez, Pamela y sus hijos, días antes de la visita leyeron el libro “El Papa de la Misericordia donde descubrieron que el papa es muy devoto de Santa Teresita de Liseux y el significado que para él tienen las rosas blancas.
“Lo que me gusta del papa es que quiere mucho a los niños. Ese día sentía mucha felicidad, amor y paz porque venía el papa”, dijo con timidez Pamela hija.
Para el acontecimiento, Pamelita usó el vestido de su primera Comunión y se durmió temprano ya que al día siguiente tenía que despertar a las 4 de la mañana.
“Ese día estaba nerviosa. Nos despertamos a las 4 de la mañana, me vestí y a las seis y media llegamos al aeropuerto y a las 10 llegó el papa y le di una rosa blanca porque él estaba pidiendo paz para Juárez”, narró la niña.
El mensaje
La madre de Pamela compartió que días antes estuvo practicando con su hija las palabras de bienvenida para el papa.
“Su Santidad, sea usted bienvenido a la tierra de la paz”, eran las palabras que Pamela debía decir al papa por instrucción de su madre, sin embargo, la emoción, el nerviosismo y la alegría de la niña al ver descender al papa borraron de su mente todo lo acordado.
“Le entregué la flor y le dije que se la mandaba Santa Teresa de Lisieux. El papa le dijo a su guardia que viera lo que le estaban dando. Mi mamá me había contado la historia del papa. Sentí que le tenía que decir eso”, compartió Pamelita.
Todos los que venían detrás del Papa se acercaron a ver la rosa y a la niña quien estaba emocionada y nerviosa de estar cerca del papa. El papa le bendijo el rosario que ella traía y les regalo a todos los niños otro rosario.
Ante la presencia del papa, Pamelita empezó a llorar porque estaba muy feliz y los demás niños empezaron a llorar también.
“Sentí algo en el pecho que no sé qué es. Me llevé mi celular para tomarme una selfie con el papa y se me olvidó, no podía creer ese día que estaba con él, es algo que no se me va a olvidar”, expresó.
Aunque ese día no sabía porque lloraba tanto, hoy Pamelita sabe que fue de felicidad y lo compartió en un libro de su escuela, además sus compañeritos de clase después de verla cerca del papa querían tocarla para que les pasara sus bendiciones.
“El vestido no quizo que lo lavar y está guardado intacto porque lo tocó el papa, y todo lo que uso ese día está guardado con cuidado Los niños nos sorprenden, no sabe uno que pasará con ellos”, finalizó la mamá de Pamela.