Meditación:
DIA SEPTIMO: La Mansedumbre de San Judas Tadeo
El Señor Jesús nos dijo: «Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón». Y en otra ocasión, en el Sermón de la Montaña, expresó:
«Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra en herencia» (Mt.5,4).
Humildad y Mansedumbre van de la mano. No podemos ser mansos como Jesucristo sin antes ser humildes verdaderamente.
Dice la tradición que San Judas Tadeo dio muestras de esa mansedumbre toda su vida, atrayendo a muchos al Evangelio por su buen talante y bondad. Cuando el rey persa Agábaro lo mandó encarcelar, aceptó gustoso el padecer por Jesús y cuando magos enemigos lo arrojaron a las fieras, les comunicó su mansedumbre con la señal de la Cruz.
No es fácil ser manso y humilde en el mundo actual porque las agresiones llegan por todos lados, Por eso debemos pedir a San Judas Tadeo interceda por nosotros para poder adquirir tan importantes virtudes. Como él debemos imitar a Jesús y ser dulces, misericordiosos, benignos, amables y mansos de corazón. Así daremos gloria a Dios y atraeremos a muchas almas hacia Jesucristo.