Diana Adriano
Con el inicio de un nuevo ciclo escolar, miles de niños y jóvenes regresaron a las aulas cargados de ilusiones, retos y expectativas. Para muchos, este tiempo representa no solo la posibilidad del aprendizaje académico, sino también la oportunidad de crecer como personas, fortalecer valores y encontrar un sentido más profundo en su vida.
En este contexto, la dimensión espiritual cobra especial importancia, pues permite que las familias y comunidades educativas acompañen a los estudiantes en su formación integral.
Acercarse al corazón
El padre Hugo Muñoz, párroco de Santa Inés, compartió una reflexión en torno a la manera en que padres y comunidad pueden convertirse en un verdadero apoyo para los estudiantes.
Señaló que, más allá de lo académico, lo esencial es aprender a acercarse al corazón de los niños y adolescentes, escucharlos, comprenderlos y, sobre todo, guiarlos desde la fe.
Durante el pasado fin de semana, el sacerdote participó en diferentes espacios con jóvenes y niños de la parroquia. Mientras algunos adolescentes vivían un retiro espiritual, los pequeños iniciaban un nuevo ciclo de catequesis, lo cual para el padre Hugo representa una gran bendición.
“Cuando no sabemos acercarnos al corazón de ellos, es porque tampoco hemos aprendido a acercarnos al corazón de Dios”, expresó.
El párroco subrayó que la verdadera paternidad y el auténtico acompañamiento no pueden reducirse a cumplir un compromiso o a una responsabilidad formal.
“Ser papá o mamá no es solo una función biológica o un deber, es sobre todo una vocación de amor y de amistad”, puntualizó.
Cercanía fundamental
Para él, lo fundamental es convertirse en amigo de los hijos, alguien capaz de escuchar y aconsejar desde el cariño, sin imposiciones, con la cercanía que toca y transforma los corazones.
Asimismo, destacó la importancia de que los niños y adolescentes perciban a sus padres y a su comunidad como un apoyo real. Puso como ejemplo a los pequeños que, tras concluir el ciclo de catequesis, perseveran en su fe y motivan a sus padres a involucrarse más activamente.
“Es un signo hermoso: el niño que se entusiasma con su fe arrastra consigo a la familia; y el papá que se esfuerza por ganarse el afecto de su hijo, encuentra en ese amor un camino para acompañarlo espiritualmente”, comentó.
Oportunidad
El regreso a clases se convierte así en una oportunidad para renovar no solo el compromiso académico, sino también la vida espiritual de los estudiantes y sus familias.
Desde la parroquia de Santa Inés se impulsa el llamado a que cada padre, madre y miembro de la comunidad sea un agente de acompañamiento, un apoyo cercano y una presencia amiga para los jóvenes.
Con esta visión, el padre Hugo Muñoz recordó que la educación integral no se limita a libros o materias escolares, sino que debe abarcar también el crecimiento en valores, en la fe y en la amistad verdadera.
“El niño no solo quiere un papá que cumpla, quiere un papá que sea su amigo”, concluyó.
La educación inicia en casa
Los niños, adolescentes y jóvenes regresaron a un nuevo ciclo escolar con la ilusión reflejada en sus rostros: el reencuentro con sus compañeros de salón y la expectativa de conocer a quienes estarán al frente de las clases, ya sea maestro o maestra.
Pero lo verdaderamente importante es que una vez más se abren las puertas del conocimiento y del aprendizaje compartido. Así lo compartió la hermana María de la Cruz Meza Valadez, religiosa Carmelita Misionera de Santa Teresa y directora de la primaria del Instituto Teresa de Ávila.
La religiosa y docente ofreció algunas orientaciones para que tanto alumnos como padres de familia puedan vivir este regreso con responsabilidad y crecimiento integral.
1.Actitud positiva
Destacó que para los estudiantes lo esencial es aprovechar cada momento en la escuela con una actitud positiva.
Señaló que “los alumnos al regresar a su escuela han de considerar que han acudido para descubrir o acrecentar las habilidades, conocimientos, amistades y esto lo lograrán más fácilmente al cumplir con sus responsabilidades y tareas como estudiantes, siendo empáticos con sus compañeros para crear una sana convivencia manteniendo un ambiente de cordialidad y paz en los espacios escolares”.
2.Primera escuela
Al dirigirse a los padres de familia, la hermana Maricruz -como es conocida-, recordó que “la familia es la primera y primordial escuela humana”.
A partir de esta convicción, subrayó la importancia de que en cada hogar se refuercen los lazos de afecto, confianza, respeto, comprensión mutua y amor incondicional para favorecer el aprovechamiento escolar de los hijos.
3.Padres formadores
Finalmente, la directora del Instituto Teresa de Ávila insistió en que “otro aspecto en donde los padres de familia tienen parte primordial es en asumir su misión formadora con responsabilidad y constancia, sabiéndose corresponsables con la escuela, en los procesos educativos que involucran a sus hijos/as y preocupados también por los hijos de los demás”.
De esta manera, el inicio del ciclo escolar no solo representa un reto para los alumnos, dijo la religiosa, sino también un compromiso renovado para padres y tutores, quienes son la base y el sostén de la formación integral.
Con la guía de la comunidad educativa y el apoyo familiar, los niños y jóvenes podrán crecer en conocimiento, convivencia y valores, puntualizó.
Dignificar el ser, aprender a vivir
Por otra parte, los obispos mexicanos publicaron hace unos días su mensaje para el ciclo escolar 2025-2026 en el que abordan la educación como un camino para la dignidad y el arte de vivir, con énfasis en la necesidad de poner a la persona como centro de toda actividad educativa, fomentar la formación integral más allá de lo académico, promover la paz y la reconciliación desde las aulas, y exhortar a la colaboración entre la comunidad educativa y las familias para afrontar los desafíos actuales y construir un futuro de esperanza.
Estas son algunas claves del mensaje:
Dignidad humana: La educación es vista como el medio para que cada persona ejerza su ser de manera digna y aprenda el arte de vivir.
Visión humana: Priorizar los valores humanos en la educación para evitar una visión empobrecida de la vida y de su sentido.
Poner a la persona como centro: Llamado del Papa Francisco a través del Pacto Educativo Global es fundamental, buscando que cada aula, recreo, y espacio de la escuela sea significativo para el aprendizaje mutuo.
Formación integral: Se busca una formación que abarque no solo lo intelectual, sino también lo humano y espiritual, para formar personas completas.
Maestros convencidos: Se desea contar con maestros que estén convencidos de su vocación y que puedan transmitir estos valores a los alumnos.
Construcción de la paz desde la escuela: Se enfatiza que la paz no se impone, sino que se aprende, haciendo de la escuela un espacio privilegiado para formar instrumentos de paz.
Resolución de conflictos: Se llama a los docentes a enseñar a los alumnos a dialogar, conciliar y resolver conflictos, fomentando así una cultura de paz.
Colaboración y solidaridad/Alianza educativa: La Iglesia Católica se ofrece como aliada para la tarea educativa, invitando a la colaboración de todos los actores de la comunidad educativa.