Ana María Ibarra
La Jornada Mundial de la Oración por el Cuidado de la Creación, instituida por el papa Francisco al promulgar la Encíclica Laudato Sí, es un tiempo propicio para promover la conversión ecológica.
En torno a esta jornada, Presencia comparte, a través de la experiencia de María Fidelia Luna, coordinadora de la Dimensión Diocesana para el Cuidado Integral de la Creación, la manera en que ha ido aumentando la crisis ambiental y algunas acciones que la comunidad puede hacer para el cuidado de la casa común.
Respuesta ante la crisis
Como animadora dentro del Movimiento Laudato Si, Fidelia ha estudiado la Encíclica del Papa Francisco y promueve que su contenido se haga vida. A la luz de dicho documento, Fidelia reflexionó que existe una continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta, y señaló que el cambio es algo deseable si favorece al mejoramiento de las personas y el uso responsable de los bienes del planeta; sin embargo, se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad.
“Cuando es así, se puede deducir que los objetivos de este cambio veloz y constante, no necesariamente se orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral”, expresó al reflexionar el número 18 de la encíclica Laudato Sí.
Añadió que, aunque existen muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental, estos suelen ser frustrados, no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de la comunidad.
“Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia y a la resignación cómoda, como lo indica el número 14 de Laudato Si. Este es el caso de la comunidad cristiana en la Diócesis de Ciudad Juárez”, afirmó.
Por una ecología integral
Fidelia compartió que existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. Sin embargo, pareciera que nadie se da cuenta de esto.
“La exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud. Por ejemplo, enfermedades a causa de la inhalación de elevados niveles de humo que procede de los combustibles que se utilizan para diversas tareas y se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año”, afirmó.
Por otro lado, señaló, es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria, empeorada por la degradación ambiental.
“La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de basura. No se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras; esto supone, limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”, mencionó.
Abordar esta cuestión, añadió Fidelia, sería un modo de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta entero.
“El cambio climático es un gigantesco problema global; con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas; plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”, enfatizó la entrevistada.
Y añadió: “El papa Francisco presentó la ecología integral como un enfoque que reconoce la interconexión entre la crisis ambiental, la injusticia social y la exclusión económica y nos invita a vivenciar procesos de conversión ecológica que impliquen un cambio de mentalidad y estilo de vida, con mayor respeto por la naturaleza y por los más vulnerables de la sociedad”, señaló.
Impacto local
La entrevistada lamentó que el crecimiento desmedido y desordenado de la ciudad, la ha convertido en un lugar insalubre para vivir debido no solamente a la contaminación originada por las emisiones tóxicas (gases, sólidos y líquidos), sino también al caos urbano, a los problemas del transporte y a la contaminación visual y acústica.
“Juárez es una ciudad con grandes plantas industriales (las maquiladoras y toda su infraestructura) que gastan energía y agua en exceso. Hay barrios, colonias y fraccionamientos que, aunque hayan sido construidos recientemente, están congestionados y desordenados, sin espacios verdes suficientes. No es propio de la humanidad vivir cada vez más inundada de cemento, asfalto, vidrio, metales y privada del contacto físico con la naturaleza”, sentenció.
Ser semillas
Sobre el tema de la Jornada de este año: “Semillas de paz y esperanza”, Fidelia mencionó:
“El mensaje del papa Francisco que dejó para este 2025 advierte sobre los graves desafíos que enfrenta la humanidad: el deterioro ambiental, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, agravados por la injusticia social y los conflictos armados”.
Y añadió: “Somos llamados a ser una semilla que, entregada con generosidad, puede germinar incluso en los lugares más inesperados, transformando la vida y generando futuro”, afirmó.
Fidelia invitó a toda persona que sienta inquietud de reflexionar en comunidad, con el contenido de la Encíclica Laudato SI’, a unirse al Equipo Coordinador de la Dimensión Diocesana para el Cuidado integral de la Creación (DDCIC).
“Este documento es una guía para quienes deseamos transformar nuestra fe en acciones de cuidado amoroso. Juntos aprendemos y vivimos la experiencia de cuidar la creación como nuestra verdadera vocación cristiana. Quienes hagan suya esta invitación pueden mandar mensaje al WhatsApp 656 1635439”, motivó.
Acciones concretas para el cuidado de la creación
Parroquias y comunidades
- Celebrar la nueva Misa de la Creación del Vaticano en sus celebraciones de la Jornada Mundial de Oración por la Creación.
- Rezar el «Via Creationis” (o “Camino de la Creación”), una oración devocional cada vez más popular inspirada en el formato del Vía Crucis, para reflexionar sobre el gran misterio de la Creación.
- A nivel personal o comunitario, ofrecer una oración de lamentación por la vergonzosa profanación de la creación de Dios, tal y como se refleja en los efectos de la crisis ecológica y la emergencia climática.
A nivel personal.
- Reducir el nivel de consumo de productos NO esenciales.
- Evitar los plásticos de un solo uso y optar por alternativas reutilizables puede reducir drásticamente los residuos.
- Cambiar a electrodomésticos de bajo consumo o simplemente reducir su uso.
- Prácticas básicas como apagar las luces y desconectar aparatos eléctricos que no estén en uso, puede ayudar.
- El cambio más impactante que podemos hacer es incorporar más alimentos vegetales en nuestras dietas.
- Apoyar la agricultura sostenible; por ejemplo, comer productos de estación y minimizar el desperdicio de alimentos también puede marcar la diferencia.
- En la ciudad, hay formas de contribuir: plantando especies autóctonas, protegiendo a los polinizadores o participando en campañas de plantación de árboles.
- Utilizar bolsas de tela o ecológicas al ir a comprar la despensa, tanto para las frutas y verduras como para los abarrotes.
- Reutilizar bolsas de plásticos varias veces, pueden usarse para recolección de residuos o basura.
- Utilizar cajás de cartón para el depósito de residuos inorgánicos.
- Reutilizar envases.
- No arrojar aceite quemado en el drenaje.
- Utilizar detergentes biodegradables.
- Evitar utilizar desechables, no consumir refrescos o agua embotellada en reuniones.