Fue presidida por el representante del papa Francisco en el tema de migración, el cardenal italiano Fabio Baggio… Diana Adriano
El pasado jueves 27 de marzo se cumplieron dos años del trágico incendio en el Instituto Nacional de Migración (INM), en la que 40 migrantes perdieron la vida, un hecho que conmocionó a la comunidad y desató investigaciones por negligencia y abuso de autoridad.
Para conmemorar a las víctimas y clamar por justicia, se ofreció una misa en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, con la presencia del Cardenal Fabio Baggio, subsecretario del Dicasterio para el Servicio Humano de Desarrollo Integral, quien ha dedicado su servicio a apoyar los derechos de los migrantes a nivel mundial.
En la misa, presidida por el representante del papa, también participó el obispo de El Paso, monseñor Mark Seitz, quien preside la comisión de migración en la Conferencia Episcopal de EU, así como otros obispos norteamericanos y sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Juárez.
En la celebración solemne se hicieron presentes personas que se hospedan en la Casa del Migrante, quienes portaron banderas de sus respectivos países para hacer la procesión de entrada.
Detrás de ellos, un segundo grupo portaba carteles con los nombres de las 40 víctimas mortales, cuyos nombres y vida no deben olvidarse, se dijo.
Al inicio de la celebración, el padre Francisco Bueno, director de la Casa del Migrante, destacó la importancia de recordar a las víctimas de este suceso y a todos aquellos que arriesgan sus vidas buscando una nueva oportunidad.
“El motivo de reunirnos hoy es para conmemorar a estas personas y a tantas otras que han fallecido en su intento por una vida mejor. También pedimos por todos aquellos que aún se encuentran en tránsito”, expresó el sacerdote.
Un llamado a la esperanza
La homilía estuvo a cargo del padre Armando Benavides, vicario general de la Diócesis de Ciudad Juárez, quien compartió un mensaje de esperanza.
“Dios quiere que seamos felices. Venimos a la Casa del Señor acompañados de María que nos dice: ‘No temas ¿no estoy aquí que soy tu Madre?’. Estas palabras nos dan esperanza de que Dios camina con nosotros”, dijo el padre Armando.
“Ha enviado a su Hijo como migrante, cuando tuvo que huir a Egipto buscando un tiempo mejor, lejos de la persecución, y en este sentido, nos dice: Yo también fui migrante, yo también quise caminar con ustedes en caminos difíciles”, abundó.
El vicario reflexionó sobre la identidad migrante de la comunidad juarense. Dijo que conmemorar el aniversario de esta tragedia, “tal vez una de las más grandes de nuestra ciudad”, nos lleva a la solidaridad.
“Aunque digamos que ellos -las víctimas- no eran nativos de aquí, en Juárez todos somos migrantes, y somos hermanos”, dijo.
Al finalizar la misa, los asistentes ofrecieron oraciones por las almas de los fallecidos y por aquellos que continúan su travesía en busca de un mejor futuro.