Diana Adriano
En una emotiva muestra de solidaridad, la comunidad de Jesús Maestro llevó a cabo su anual desayuno navideño destinado a los adultos mayores de zonas marginadas de la ciudad. El encuentro tuvo lugar el pasado 1 de diciembre en el salón principal de la parroquia.
El padre Héctor Villa, párroco de la comunidad, expresó su admiración por esta hermosa tradición:
«Tengo un año y medio aquí en la parroquia, pero al llegar me di cuenta de esta bonita costumbre de ofrecer el último viernes de cada mes, un servicio de caridad a los pobres. Son personas de la periferia que cada mes se congregan para recibir beneficios como comidas y despensas».
En un esfuerzo por conmemorar la época navideña y ante la cercanía de las festividades, la comunidad decidió adelantar la celebración de diciembre y organizar una posada especial para los beneficiarios. El sacerdote destacó la importancia de este gesto:
«Hoy, aunque sea primero de diciembre, sabemos que no podremos juntarnos al final de diciembre debido a las festividades. Por eso, nos pusimos de acuerdo para vivir una posada con ellos».
Este acto no solo proporcionó alimentos y productos básicos a aquellos en situación vulnerable, sino que también creó un espacio de alegría y unión en medio de las dificultades.
Grupo entregado
En un ambiente de espíritu navideño, el sacerdote enfatizó la importancia de las personas que año con año realizan esta acción, destacando su compromiso.
Este grupo de personas, dedicado especialmente a servir a quienes más lo necesitan, se convirtió en el motor de una iniciativa que trasciende la simple asistencia alimentaria, por lo que el sacerdote señaló que este año se convirtieron en un ministerio oficial en la comunidad.
“Sin duda han hecho mucho bien por lo que más lo necesitan”, dijo el párroco.
Acción festiva
Por otro lado, la invitación a los asistentes para que compartieran este momento especial con sus seres queridos añadió un toque de calidez familiar al evento. Se hicieron presentes algunos nietos de los beneficiarios.
El menú de la ocasión incluyó delicias como pavo, puré, jamón y pasta, que satisfizo no sólo el hambre física, sino también creó una experiencia gastronómica reconfortante.
El toque más conmovedor de la jornada fue, sin duda, la entrega de regalos personalizados a cada adulto mayor.
“Estos regalos fueran solicitados por los propios adultos mayores y respaldados por la comunidad, lo que realza la conexión y empatía entre quienes dan y quienes reciben”, compartió el padre Villa.
“Esta celebración navideña va más allá de la simple asistencia, es un testimonio vivo de cómo el espíritu de la Navidad puede iluminar vidas y unir a una comunidad en la alegría de dar y recibir”, concluyó.