Ana María Ibarra
En torno a la Jornada de Oración por la Paz, se realizó una misa en la parroquia San Francisco de Asís con la intención de orar por las personas fallecidas a causa de la violencia y pedir el consuelo para sus familias.
La misa se realizó el pasado 17 de agosto y fue presidida por el padre Alfonso García, párroco de la comunidad.
Memoria viva
Con fe y esperanza, los fieles rezaron por las personas que perdieron la vida, víctimas de actos violentos y designaron un espacio para colocar un pequeño altar como memorial donde se colocaron fotografías y los nombres de los fallecidos.
«Mantenemos viva su memoria» es la frase que fue inscrita en dicho memorial,
El padre Alfonso explicó que la Eucaristía se realizó con motivo de la Jornada de oración por la paz, la cual que se conmemoró el pasado 14 de agosto.
En su homilía, el sacerdote resaltó el mensaje del evangelio de ese domingo.
“Acaso Jesús no quiere la paz. El fuego del que habla Jesús, el que quiere que consuma el mundo es el amor ardiente de Dios que purifica y sana. Jesús es una persona apasionada por el Reino del Dios. Necesitamos ser una parroquia apasionada”, expresó el padre Alfonso.
Iglesia orante
“Por eso pedimos por las familias víctimas de la violencia. Este altar es un recordatorio de que necesitamos paz”, dijo refiriéndose al memorial.
El sacerdote motivó a los fieles a no permanecer apáticos ante lo que sucede en la localidad.
«Existen ambientes oscuros de la sociedad donde se vende droga, donde hay venta de personas, de adolescentes, de niños. Necesitamos ser creyentes apasionados, no superficiales, ser constructores de paz en el trabajo, en la escuela, en todo momento”, animó.
Si bien el sacerdote mencionó que no es fácil ser agentes de paz en medio de una sociedad donde impera la violencia, también expresó que no es imposible.
“Pidamos a Dios ser hombres y mujeres apasionados, entregados. Pidamos la intercesión de María Santísima y de San Francisco”.
Al final de la celebración, el padre Alfonso invitó a las familias a pasar frente al pequeño altar y oró por ellas pidiendo a Dios que aleje de ellos todo rencor y deseo de venganza y les conceda el consuelo y la esperanza.
El sacerdote bendijo a las familias y el memorial esparciendo sobre ellos agua bendita.