Ana María Ibarra
Los cristianos saben que a Dios se le puede encontrar en el templo, en la Eucaristía, en el hermano; sin embargo, la naturaleza también es manifestación de Dios. Así lo explicó Victoria Nettel, guía de Talleres de Oración y Vida (TOV), quien añadió que la naturaleza es un espacio para la comunicación con Dios, para admirarlo y adorarlo.
Creación como Palabra de Dios
Al celebrarse este domingo la Jornada Mundial de Oración por la Creación, instituída por el Papa Francisco, Victoria recordó que en Talleres de Oración y Vida se enseñan distintos métodos de oración y uno de ellos es orar con la naturaleza, utilizado en “el desierto”, como se conoce al retiro espiritual y de encuentro en silencio con Dios que se realiza en TOV.
“El desierto es un espacio para estar cuatro horas mínimo en la soledad y silencio, en el encuentro y en el trato con el Señor. Es una experiencia que todo mundo debe vivir”, expresó.
Vicky recordó la experiencia personal cuando en un desierto se quedó contemplando un hormiguero, viendo a las hormigas activas y trabajando juntas.
“Vi su organización, si una no podía llevar algo, las otras le ayudaban. Fue un ejemplo de amor, de colaboración en la vida sencilla de un hormiguero. La oración la naturaleza nos permite contemplar la Creación como Palabra de Dios”, señaló.
Cómo orar
La guía de Talleres de Oración y vida explicó que se puede orar tanto con los paisajes imponentes de países como Noruega, hasta ver una plantita que nace en el pavimento.
“Se puede orar en el jardín, al ver un colibrí, una mariposa, una avispa. No se puede dejar de reconocer que eso nos supera, que hay una inteligencia superior, una sabiduría que pudo crear todo esto. Para orar, simplemente hay que quedarse callado y contemplar lo que hay alrededor y decir: ¡Dios mío, qué grande eres!”.
La entrevistada resaltó que la naturaleza es un canto a la vida y al tener un momento de intimidad profunda, de contemplación, de consolación, se experimenta la presencia de Dios a través de sus creaturas.
“La naturaleza es un modo muy concreto, muy real para llegar al Señor. Todos los días podemos darnos ese lujo al salir a regar el jardín o una sola plantita, o al asomarse en la noche por la ventana y contemplar el cielo. Si todos lo hiciéramos, no habría movimientos ambientalistas salvando el planeta, cada uno sería un verdadero adorador de la naturaleza contemplando a Dios en ella”.
Y añadió: “Esta es una experiencia que nos enseña a orar y a vivir, pero no solo es orar, sino descubrir que la vida con Dios vale la pena”.
Vicky invitó a la comunidad a preguntar en sus parroquias si ha un grupo de Talleres de Oración y Vida y unirse a él.
Guía para orar con la naturaleza
- Ir a un lugar solitario y silencioso. Puede ser un parque, el mar, un río o en un desierto. O algo cotidiano como el jardín de la casa o el parque de la colonia.
- Respirar tranquilamente.
- Hacer un silencio interior y ponerse en presencia de Dios.
- Invocar al Espíritu Santo con alguna oración o jaculatoria.
- Tener la Biblia para leer los salmos. Se sugieren el 8 y el 113.
- Contemplar lo que el salmo dice.
- Contemplar alguna de las creaturas o creaciones de Dios: una flor, un árbol, unas hojas secas, una mariposa, las nubes, las estrellas, etcétera.
- Entrar en contacto con lo que se ha contemplado.
- Sentirse unido y ligado a la naturaleza y reconocer que con cada creatura se comparte la luz, el oxígeno.
- Entablar un diálogo con ello.
- Hacer silencio y escuchar a la naturaleza (el canto de un pájaro, el aleteo de una mariposa, el viento en las ramas de un árbol).
- Si se tiene una mascota, hacerlo parte de la oración.
- Poner en la dimensión de que Dios está contigo a través de la naturaleza.
- Reconocer que eres parte de la Creación de Dios y parte de Él.
- Finalizar dando gracias a Dios por ese momento.
- Despedirse del Señor.
- Importante llevar un cuaderno espiritual para escribir los sentimientos.
- Dibujar lo que observas.
- Realizar constantemente ese encuentro con la naturaleza.
Oración cristiana con la Creación
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas.
Hijo de Dios, Jesús,
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado. Alabado seas.
Espíritu Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
Señor Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe.
Dios de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas.
Amén.