- En la Iglesia local existen sendos testimonios de mansedumbre. Uno de elloa es el del padre Richard Thomas, sacerdote jesuita estadounidense que dedicó su vida al servicio de los pobres, mostrando siempre una vida de humildad y mansedumbre.
Ana María Ibarra
El padre Richard Thomas fue un sacerdote jesuita que sirvió en Juárez y El Paso; falleció en el año 2006 dejando un gran legado en quienes lo conocieron y que hoy dan testimonio de su vida.
Hizo vida las Bienaventuranzas
Como un hombre manso y obediente a Dios, es como lo recuerda el doctor José Ruíz, quién junto con su esposa acudía a las misas del padre Thomas en El Paso, Texas.
“La vida del padre Thomas fue ejemplar. Nada nos detenía para ir a escuchar su homilía que era rica llena de amor y de la presencia de Dios”, compartió el doctor Ruíz al recordar que el sacerdote les decía que no estaba para hablarles bonito, sino para enseñarles a ganarse el Reino de Dios.
“Era mi director espiritual y siempre fue una experiencia maravillosa. El padre Thomas tenía nada más dos pares de zapatos, dos o tres pantalones, dos o tres camisas, no tenía calefacción ni aire, tenía dos platos, dos cucharas, dos tenedores, vivía en una pobreza extrema y en muchos lugares se veían citas bíblicas escritas por su mano para recordarlas y aprender”.
La mansedumbre del padre Richard, recordó don Pepe, se reflejaba en la obediencia radical en cuanto a vivir la pobreza y las enseñanzas del Señor.
“Hablaba de las bienaventuranzas y trabajaba con los pobres, los más pobres de la periferia de Ciudad Juárez, en el basurero, iba a limpiar casas a los ancianitos, ayudaba a la gente que no tenía trabajo, le daba comida a más de 600 personas”, compartió.
Recordó también que el padre Richard utilizaba un radio de onda corta para hacer lo que Jesús le pedía.
“Lo canalizaba a todos los lugares para enviar la Palabra. Predicaba a donde iba. Era un hombre incansable para las cosas de Dios. Visitaba a los enfermos mentales, los escuchaba, oraba por ellos”.
En su mansedumbre, otro ministerio del padre Richard era visitar las cárceles.
“Iba a proclamar y a llevar comida a los presos. Cada día tenía un ministerio diferente y los jueves los dedicaba al Señor, a la oración y a la entrega de Dios. Se veía a Jesús en él, era un hombre excepcional. El padre Thomas está más vivo que nunca porque es mi amigo y mi intercessor. Lo amé y lo amo”, finalizó con un nudo en la garganta.
Obediente al Padre
Para Gabriel y Lorena Rodríguez, el legado que el padre Thomas dejó en ellos es la fe profunda, el compromiso con la justicia social y la obediencia a la Palabra de Dios.
“Tuvimos la bendición de conocerlo, escuchar sus enseñanzas y contemplar su testimonio de vida en los años 2000 al 2006. Lo conocimos en un momento muy difícil de nuestra vida matrimonial por falta de hijos. El primer camino que el padre Thomas nos presentó fue la necesidad de sanar con el bálsamo de la Palabra de Dios, con ese corazón pobre y humilde de un hijo enfermo”, compartió el matrimonio.
Gabriel y Lorena compartieron que la felicidad del padre Richard radicaba en esas palabras de Jesús: “Dichosos los humildes porque heredaran la tierra prometida” (Mt. 5,5) y “Aprendan de mí que soy pobre y manso de corazón”.
“Como sacerdote nos enseñó a ser pobres de corazón. Con espíritu de hijo, renunció a sus derechos humanos viviendo una necrosis a sí mismo diariamente. Nos enseñó, con su testimonio de vida que, entre más pequeño eres, más obrará Dios”, recordó el matrimonio Rodríguez, para quien el padre Thomas siempre vivió en la sabiduría de la pequeñez, confiando en el Padre Celestial.
“De cierta forma vivía escondiéndose del mundo, protegiéndose de aplausos y alabanzas, renunciando a cualquier honor terrenal. Vivía constantemente a la escucha y con un corazón de hijo pequeño atento a la instrucción y obedeciendo al Padre. Para nosotros ese es su más grande legado: un corazón pobre y humilde de hijo ante el Padre”.
Sobre la mansedumbre del sacerdote dijeron:
“Siempre dio testimonio de escuchar al Padre y de obedecerle radicalmente sin negociaciones. Padre Thomas, sacerdote humilde, vivió muriendo a sí mismo por los demás”, finalizaron.
Silencio y oración ante agresiones
El padre Richard Thomas se caracterizó también por ser un defensor incansable de la vida, realizando jornadas de oración contra el aborto.
Ramona Solano, de la comunidad Las Alas, compartió que en una ocasión fue invitada por el padre Thomas, junto con otros miembros de la comunidad, a apostarse afuera de un lugar donde se llevaba a cabo una conferencia de un partido político de El Paso, Texas.
“Llevábamos nuestros letreros para manifestarnos en silencio en contra del aborto. Fue la primera vez que acudí a un evento así. El padre Thomas caminaba alrededor de nosotros preguntándonos cómo estábamos, pues había gente muy molesta con nosotros”, recordó.
Añadió que aquel día recibían toda clase de insultos de parte de personas pro aborto, pero el padre Thomas, en su ejemplo de mansedumbre, les animaba a permanecer en silencio y oración.
“Una mujer con sus niños empezó a cantar alabanzas y un hombre se acercó a ella muy enojado para insultarla. Alguien le habló al padre Thomas y vino a pararse en silencio delante del hombre, quien lo empezó a insultar. El padre no le respondía, solo oraba mientras la señora y sus hijos seguían alabando a Dios”.
Cuál fue la sorpresa de Ramona que, después de varias horas de insultos y acoso, aquella persona tuvo un cambio radical.
“Empezó a aplaudir y cantar alabanzas junto con la señora, manifestándose en contra del aborto. Su semblante cambió. Miré al padre Thomas y sólo sonrió. Ahí miré el ejemplo ante los insultos. El padre Thomas fue manso y oró a Dios. Fue un milagro ver como se transformó ese hombre y como empezó alabar a Dios”, finalizó Ramona dando gloria a Dios.
Más testimonios de su enseñanza
“En el Rancho del Señor, padre Thomas sacaba su estrés montando a caballo después de un largo día o una semana muy difícil. Un día estaba muy cansado y me dijo “vamos a montar”. Íbamos en camino cuando llegó un carro a su casa. Yo sabía que necesitaba descansar, pero él regreso inmediatamente a atender a las personas”.
Mike Reuter, amigo y colaborador de Padre Thomas
“Los miércoles iba a la Cárcel de piedra a visitar a los presos junto con un grupo de voluntarios de Las Alas y el Banco de comida. Aunque él era la cabeza principal, daba ejemplo de humildad y mansedumbre y se sometía y obedecía siempre a la persona que dirigía el ministerio. Por la tarde en las Alas confesaba y daba consejería de 3 a 7 pm. Después continuaba con una enseñanza y terminaba celebrando Misa. Aunque exhausto, nunca se rendía. Nunca lo escuché quejarse”.
Mike Halloran, amigo y colaborador de Padre Thomas
En una fiesta de San Valentín en Las Alas, muchas parejas renovaron sus votos matrimoniales. Al final, Padre Thomas dio la bendición a cada pareja. Dijo que así como cada esposo y esposa está entregado el uno al otro, así él estaba comprometido con nosotros, que estaba para servirnos y que al igual que Cristo dio su vida por la Iglesia así también él. Y así fue, padre Thomas dio su vida hasta el final en el servicio a su Iglesia.
MaryAnn Halloran, amiga y colaboradora.