Ana María Ibarra
Como un deseo de acumular riquezas materiales innecesarias, es como definió el padre Jesús Salinas el pecado de la avaricia.
Continuando con la reflexión sobre los pecados capitales en la Cuaresma 2022, el sacerdote, párroco de la comunidad El Señor de los Milagros, dijo que para contrarrestar este pecado es necesario conocer la humildad material.
Ser conscientes
“La avaricia es uno de los siete pecados capitales y consiste en el deseo de acumular riquezas, en el deseo desenfrenado de acumular bienes materiales que no se requieren en su momento”, definió de manera concreta el padre Jesús.
La manera de superar este pecado, señaló el sacerdote, es haciendo valer uno de los consejos evangélicos, que es la pobreza.
“La persona que tiende mucho la avaricia, tiene el recurso material y adquiere ciertos bienes que no son necesarios”, dijo.
Sin embargo, agregó, cuando la persona no tiene recursos necesarios, el deseo de querer tener cierta riqueza se ve motivada por la envidia.
“Cuando una persona ve que otros tienen muchos bienes y que ella no los tiene, a veces cae en actos para precisamente adquirir lo que no se tiene y quiere más. Tanto en el tener como en el no tener, la avaricia se hace presente”, expresó.
Agregó que la avaricia lleva al mal uso de los bienes y, para adquirir otros bienes mayores puede caer en el robo.
En este caso concreto, dijo, es de mucha ayuda el ser conscientes en la pobreza, pero una pobreza realista.
“En este sentido hablamos de que no con mucho tener se puede alcanzar la felicidad y aún en lo poquito se puede también ser feliz”.
Contacto con la realidad
El sacerdote explicó que, para ser conscientes del pecado de la avaricia y de que hay cosas que no son necesarias, es recomendable ir a colonias de periferia o se tenga contacto con personas de sectores periféricos.
“Es importante que los vea y se den cuenta de los felices que son algunos con lo poquito que tienen o incluso también dentro de la feligresía que vayan a misa a lugares donde no hay una estructura física. He visto que ayuda mucho”.
Lo anterior lo recomendó el padre Jesús con conocimiento de causa pues, afirmó, conoce experiencia de personas de áreas céntricas que van a misa en la periferia y se quedan con gran aprendizaje.
“Se dan cuenta que lo mejor no son los templos que cuentan con clima o con buenas sillas sino en cómo se vive la misa, eso enriquece mucho para contrarrestar la misma avaricia”.
Añadió que ayuda mucho que de vez en cuando se vean esas realidades de periferia existencial y como a veces el deseo de querer tener más se viene abajo por simplemente ver a las personas que, con lo poquito, son muy felices.
Desprenderse
El sacerdote dio algunas preguntas que las personas se pueden hacer para detectar si se está cayendo en el pecado de la avaricia y llevar ese examen de conciencia al confesionario.
“Esto puede ser desde las cosas materiales, alimentación, de diversión. En mi caso, necesito tener una troquita más o menos buena para los baches que hay en donde circulo. Esta es una pobreza realista. Tampoco voy a comprar una Hummer”, ejemplificó.
El padre Jesús invitó a la comunidad a que en esta Cuaresma lleven al desprendimiento integral en cosas concretas para tener un corazón más abierto, libre y disponible para Dios, para sí mismos y para el prójimo.
“Cuando acumulamos cosas, dejamos fuera a Dios de nuestro corazón y en el cuidado de esas cosas no nos atendemos a nosotros ni a los demás. Los invito a que nos desprendamos un poquito de la tecnología o de esos bienes y dar lugar a esa apertura a Dios, a uno mismo y al prójimo”, finalizó
Para un examen de conciencia
- ¿Lo que tengo es realmente porque lo necesito?
- ¿Las cosas que son mías, les doy el uso que debe de ser o nada más son para acumular?
- ¿El celular que tengo lo uso para lo que es realmente?
- ¿El carro que tengo lo aprovecho como debe de ser?
- ¿Los bienes que tengo responden a las urgencias de mi tiempo?
- ¿Los bienes que tengo responden a las necesidades que tengo: de seguridad, alimento, fisiológicas, físicas, ¿materiales?
- ¿Qué pasaría si me deshago de esos bienes?
Otras preguntas
¿Estoy apegado a las cosas y al dinero?
¿Sacrifico mi tiempo para ayudar a los demás?
¿Soy generoso o egoísta con lo que tengo?
Penitencia sugerida
“Una penitencia que dejaría a quien se acuse de ser avaricioso sería que fuera a darse una vuelta a una colonia de la periferia y simplemente observe como de lo que atesora de más, que no es necesario, otros no tienen ni lo mínimo”.
El sacerdote sugirió que, en un ambiente de oración, de interiorización y con algunas citas bíblicas que hablen sobre la pobreza, ir a distintos puntos del interior de su hogar y reflexionar sobre lo que tienen, lo que utilizan y lo que es necesario y lo que no.
“Se puede ir al refrigerador y ver qué cosas son necesarias y qué cosas no, qué cosas son súper indispensables para tener buena salud y qué cosas nos llevan a otros pecados como la gula. Igual ir al closet, a los cajones, o simplemente sentarse o pararse en medio de la habitación y contemplarlo y ver qué cosas son demás y qué necesito”.
Agregó que, de esas cosas que no se utilizan o no son indispensables, tomar lo que esté en buenas condiciones y regalarlo.
«Es de gran ayuda hacer un ejercicio de depuración en la casa porque a veces la avaricia nos lleva a ser acumuladores y ahí tenemos muchas cosas que ni las usamos y nada más por el deseo de haberlas comprado”.