Ana María Ibarra
En la serie sobre los pecados capitales, continuamos con la explicación del pecado de la Lujuria
De acuerdo a la Enciclopedia católica, “lujuria es el deseo desmedido por, o la satisfacción de, el placer carnal que se experimenta en los órganos reproductivos humanos”.
Añade que “La ilicitud de la lujuria se reduce a esto: que la satisfacción venérea se busca, ya sea fuera del matrimonio o, en todo caso, de una manera que es contraria a las leyes que rigen las relaciones conyugales. Cada tal satisfacción criminal es un pecado mortal, siempre, por supuesto, que en sí misma sea voluntaria y totalmente deliberada”. Como explicación a lo anterior, añade el testimonio de San Pablo en la Epístola a los Gálatas, 5.19-21: “Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje… de las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.” Además, si es cierto que la gravedad de las ofensas se ha de medir por el daño que hacen al individuo y/o a la comunidad, no puede haber duda de que la lujuria tiene a este respecto una gravedad del todo propia.
Sexualidad deformada
El padre Gustavo Balderas, párroco de la comunidad Jesús Príncipe de Paz y asesor del movimiento Life Teen que atiende a adolescentes en la diócesis, reflexionó al respecto diciendo que la lujuria es la deformación de la sexualidad, considerando que la sexualidad es la que distingue al hombre de la mujer y es el medio para dar vida.
El sacerdote explicó que es en la adolescencia y la juventud donde el ser humano desarrolla y madura su sexualidad.
“Tiene que ser un crecimiento adecuado y balanceado y para ello debe haber una excelente educación sexual. Cuando esto no sucede, somos proclives a caer en un vicio. Si no estamos acompañados de papá y mamá, y si no tenemos buenas bases familiares, podemos tener pensamientos que dañan la imagen del hombre y de la mujer”, señaló.
Agregó que el tema de la sexualidad siempre ha sido difícil dentro de la educación familiar, sin embargo, dijo que en estos tiempos avanzados existen herramientas para formar en el tema de la sexualidad.
“Cuando una persona no se ha formado bien en su sexualidad, pudiera venir algún desorden difícil de controlar, sobre todo en la adolescencia y la juventud, cuando en el hombre y la mujer están despertando a la vida sexual, pero con una educación adecuada podemos verla como algo natural”.
Cuándo se hace presente
Para el sacerdote, cuando faltan las herramientas antes citadas, es cuando se hace presente el pecado de la lujuria a través de la pornografía, la prostitución, así como el que se haga vicio estar pensando en el sexo o en erotismo, y otras situaciones que dañan la dignidad del hombre y la mujer.
“El hombre y la mujer tenemos la misma dignidad, y cuando se cae en un abuso de lujuria estamos dañando esa imagen”.
Sabiendo que una de las vocaciones del ser humano es dar vida, el padre Gustavo compartió que cuando la sexualidad se vive dentro del matrimonio, es algo bueno.
“Dios ha querido que sea bueno, pero nosotros hacemos que se vuelva malo cuando pervertimos la imagen de la mujer y del hombre viendo pornografía, y aún más pervertido se vuelve cuando se cae en otras desviaciones como la pornografía infantil o la zoofilia”.
Para superar este pecado
El padre Gustavo explicó cómo se puede superar este pecado, aunque dijo que, más que imponer una penitencia, se debe aconsejar y ayudar a las personas dependiendo de la edad y del acto de lujuria.
“Viendo el contexto se le aconsejará buscando que la persona no se sienta culpable, especialmente los adolescentes y jóvenes, sino hacerles ver que la sexualidad es mucho más que esos actos, y aconsejarles que enfoquen sus energías en actividades físicas o intelectuales”.
No obstante, reiteró, el acompañamiento de los padres de familia, los maestros y la Iglesia, es la clave para superar este pecado.
“Es un reto, es una situación que debemos trabajar. La mejor herramienta es hacer equipo entre maestros, sacerdotes, papás, dar una buena formación, que ya existe, y que se ha sabido llevar. De tal manera que como seres humanos respetemos nuestra constitución digna, (hablando de lo sexual)”.
Al hablar sobre este pecado, el padre Gustavo invitó a la comunidad a ver la Cuaresma como un momento de reconversión.
“Son dos años de pandemia, dolorosos, duros, difíciles, que nos han marcado la vida. Veamos esta Cuaresma como un recomenzar, volver al inicio de los primeros cristianos: míralos como se aman. Estamos a buen tiempo de volver a creer en el evangelio y recuperarnos de este dolor que hemos vivido, y vivir la Pascua como una fiesta, una oportunidad para crecer, madurar y salir adelante”, finalizó
Un examen de conciencia
Para el pecado de lujuria
El padre Gustavo compartió algunas preguntas que los jóvenes y adolescentes pueden hacerse para saber si se está cayendo en este pecado y poder ir al confesionario.
Pero no solo se dirigió a los jóvenes el sacerdote, sino que dio algunos consejos a los fieles en general.
“Ante este pecado podemos caer todos, mamá, papá, hijos, sacerdotes, nadie estamos exentos si no tenemos una conducta madura”.
Para adolescentes y jóvenes
Hablando de la impureza contra el cuerpo y las partes sexuales:
- ¿Cuáles son o han sido mis pensamientos impuros?
- ¿Cómo identifico mis pensamientos impuros?
Sentir la presencia de Dios en la vida ayuda y da la pauta para enfocar la sexualidad sanamente.
- ¿Cómo ha influido Dios en mi vida?
La familia es aspecto importante.
- En esta etapa de la adolescencia y juventud ¿Qué tanta confianza le tengo a mi mamá y papá para preguntarle sobre mi sexualidad?
Para los adultos.
- Si la situación es grave: ver pornografía todos los días, si se tiene sexo desenfrenado todos los días con cualquier mujer, que no lleva una tranquilidad, es necesario pedir ayuda profesional.
- Ir al confesionario a pedir perdón a Dios y obtener la solución.
- Enfocar sus energías en el trabajo, en la familia, en alguna actividad deportiva o cultural.