Con un corazón dispuesto para encontrarse con la misericordia de Dios, la comunidad parroquial de Dios Padre caminó en procesión desde el Parque Borunda hasta Catedral para entrar por la Puerta Santa y ganar la indulgencia plenaria.
El evento se realizó el pasado viernes 23 de septiembre, cuando aproximadamente 300 personas, entre niños, jóvenes y adultos, llegaron en camiones al Parque Borunda desde donde iniciaron la procesiónportando camisetas rojas y banderines blancos, mientras alababan al Señor y a María.
Con una manta alusiva al Año de la Misericordia, los fieles y servidores de la parroquia ubicada en la colonia Industrial, se dirigieron al templo Madre por la Avenida 16 de Septiembre ante la mirada asombrada de transeúntes y automovilistas.
A pesar del bullicio en la Zona Centro, los peregrinos no dejaron de alabar y danzar al Señor, mientras se aproximaban a su meta, antes de la cual el párroco Jorge Iglesias dirigió unas palabras a su comunidad.
“Esta es la Puerta Santa que lleva al Señor, por ella entran los que son justos. Nos hemos preparado, hemos caminado como sacrificio. Al entrar, ustedes ganaran la indulgencia, serán borrados nuestros pecados. Como parroquia suplicamos al Señor su misericordia y su amor para cada uno de nosotros”, dijo el sacerdote para enseguida besar la puerta y entrar por ella, gesto que repitió el resto de la comunidad.
Perdón por pecados comunitarios
Al inicio de la Eucaristía, el padre Jorge ofreció la misa por cada uno de sus fieles y su “amada comunidad de Dios Padre”.
“Como el hijo prodigo regresó a la casa del padre, nosotros venimos a la casa del Señor. Este es el momento en el que nadie nos acusa, nadie nos juzga, nadie nos condena”, expresó el padre Iglesias.
En su homilía, el sacerdote reflexionó sobre la necesidad de alcanzar la misericordia de Dios y de las gracias que se pierden con el pecado e invitó a su comunidad a pedir perdón a Dios por los pecados cometidos como parroquia, “por no haber hecho las cosas como Él quiere”.
“Venimos a pedir por nuestros pecados propios, pero también como parroquia pidamos por todas las faltas que hemos cometido, por las veces que como comunidad no hemos hecho lo necesario para la evangelización. Que el Señor nos conceda esa gracia”, pidió el sacerdote.
Antes de retirarse de Catedral, la comunidad se unió en un abrazo fraterno, para salir llenos de agradecimiento a Dios por su misericordia.