David Hernandez Martinez/ seminarista de 2do o 3ero Filosofía
El ultimo día del ciclo escolar, una vez que el padre prefecto del Seminario o el Rector me dice: “Felices vacaciones, que Dios te bendiga”, eso quiere decir que oficialmente mis vacaciones en casa comenzaron.
Una vez en casa, el primer día lo tomo de descanso; después de una jornada de exámenes semestrales ¿Quién no quisiera descansar? Pero y luego ¿Qué hace un seminarista en 2 meses de descanso?
Una cosa es cierta, el ritmo del Seminario termina y uno se acopla al ritmo familiar, sin descuidar lo que uno es.
Un mes está destinado para el descanso y otro para el apostolado. Por eso, compartiré mi experiencia desde la óptica de las 4 dimensiones de formación sacerdotal.
Humano Comunitaria
Familia. Para mí este tiempo es un momento de gracia para disfrutar con mi familia, pues somos 9 miembros, papá, mamá, 5 hermanas, un hermano y su servidor. Lo que más disfruto con ellos es la convivencia familiar, por ejemplo, salir a pasear en familia, ver una película juntos, platicar, jugar, comer juntos, sobre todo cuando preparamos papas con chile verde o colorado, otro hace agua de mango, las pequeñas disponen los vasos, otro pone los platos, así cada uno, ya se imaginarán.
Eso sí, uno también ayuda en los quehaceres del hogar, no somos “muñequitos de repisa”, también como en el Seminario, lavo los trastes, barro mi cuarto, tiendo mi cama, a veces me toca apoyar en lavar la ropa, ir a la escuela a recoger a mis hermanos o ahora en temporada de lluvia también lidiar con las goteras, como muchos. No se diga cuando se trabaja en un proyecto familiar como ampliar o modificar la casa. Un seminarista convive y crece en la fe al lado de su familia.
Visitas. En esta temporada, me tomo el tiempo para visitar o que me visiten mis tías, tíos, primos y abuelas, pues siempre me han mostrado su apoyo y en parte porque tenemos vínculos estrechos.
Amigos. También en vacaciones, un seminarista aprovecha esporádicamente para reunirse con amigos, saliendo a comer, o al cine, platicar con nuestros amigos de su vida y de Dios, pues uno al encontrarse con Cristo, quiere compartir con todos esa alegría, especialmente con los amigos. Un seminarista mantiene sanas relaciones y vínculos evangélicos.
Ejercicio físico. La verdad, en lo personal, se me dificulta un poco esto por no contar con el espacio para ello como un parque cercano o algún lugar así, sin embargo cuando tengo la oportunidad lo hago, por ejemplo una caminata. Un seminarista procura cuidar su salud y su alimentación para desempeñar mejor sus actividades.
Académica
Lectura y música. A pesar de estar de vacaciones, uno sigue formándose y puede adquirir conocimientos nuevos. Algo que me gusta es tener una buena lectura, de alguna novela, por ejemplo ahora estoy leyendo Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Y otra cosa que me gusta es escuchar música para leer o para dormir, es algo que disfruto en mis tiempos libres también. Un seminarista tiene sanos pasatiempos.
Noticias. Mantenerse informado es algo bueno, sobre todo para mantenerse al tanto, por lo que siempre veo un noticiero local y una internacional, ya sea por tv o internet.
Y en cuanto a materias escolares, la verdad es que muy pocos repasamos algo, cosa que nos merece un “mmm estos seminaristas de ahora” del Padre Ramiro Rochín, al volver al Seminario. Un seminarista está en el mundo, sin ser del mundo.
Espiritual
La Eucaristía diaria. En el Seminario, tenemos la Eucaristía diaria en la misma casa, pero en vacaciones uno tiene que levantarse igual de temprano para ir a la parroquia a Misa, al menos en mi caso, ¿pensaban que nos levantábamos tarde? Muy pocas veces.
No puedo dejar de vivir de la Eucaristía, porque es la parte más importante de mi día, ya que es mi motor para realizar todo y la fuente de mi vocación. Bien dijo un Obispo a un seminarista: “No ir a misa en vacaciones no es pecado mortal, sencillamente solo significa que usted no tiene vocación.” Un seminarista vive de la Eucaristía, sin ella su vocación se pierde.
La Liturgia de las Horas. “Son vacaciones, pero no son vacaciones de la Liturgia. Recen.” Es lo que nos dicen los padres espirituales antes de salir y es algo tan cierto.
A veces uno por el ritmo distinto, tiene la tentación de no darse el tiempo para rezar Laudes (en la mañana), Vísperas (en la tarde) o Completas (antes de dormir), por estar ocupado o porque la familia trae una dinámica distinta o algún pretexto, sin embargo, uno tiene que ser creativo para encontrarse con Cristo en esta bellísima oración, en cualquier tiempo libre. A mí me ha funcionado traer la aplicación en mi celular así puedo orar en cualquier lugar cuando tenga una oportunidad. Un seminarista debería ora más en vacaciones para no dar pie a la tentación.
El Rosario. Tengo que ser sincero con esto, me encanta rezar el rosario y platicar con nuestra Madre, pero es la oración que más trabajo me cuesta iniciar. No obstante, trato de encontrar un momento, lo hago mientras hago alguna actividad o mientras voy en la ruta. Un seminarista encuentra en María el camino seguro al Sacerdocio.
La oración personal: Mi amistad con Cristo. Platicar con Jesús en vacaciones durante el día, antes de misa, en una Hora santa o antes de dormir, es alimentar mi oración personal y mi relación con él, especialmente en vacaciones, pues es un momento para discernir y poner en práctica los hábitos adquiridos en el Seminario. Un seminarista es amigo de Cristo y debe reflejarlo dentro y fuera del Seminario.
Pastoral
Parroquia. Como dije al principio, de los dos meses, uno es para el apostolado. En este año me asignaron a mi parroquia de origen Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza D.B, por cuestiones de mi próximo diplomado en México.
Allí apoyé al Padre Martin Esqueda durante el mes de junio con un curso para catequistas, sirviendo en misa, y en lo que se fuera ofreciendo. He aprendido mucho de mi párroco. También conviví con la comunidad, con los diferentes grupos, con algunas personas en particular.
Siempre el apostolado de verano sirve para contemplar la vida cotidiana del sacerdote, con sus alegrías, desafíos, limitaciones. Cosa que me ha ayudado a discernir y enamorarme cada vez más del ministerio sacerdotal, pues siempre aprendo algo bueno de los sacerdotes en las parroquias donde me ha tocado estar. Así como los contextos pastorales que un sacerdote diocesano tiene que atender. Un seminarista aprende del Corazón del Pastor, para acrecentar la caridad pastoral.
Diplomado. Tengo la bendición de ir por segundo año a estudiar a la Ciudad de México el diplomado “Comunicar para Evangelizar”, con los padres paulinos en el Instituto de Comunicación y Filosofía, A.C, que se impartirá del 11 al 29 de julio de 2016, para potencializar los dones que me ha dado el Señor para servir a su Iglesia, para mí es un gusto y una alegría porque es una oportunidad que no busqué ni pedí, simplemente los padres formadores me abrieron el camino hacia este diplomado y ahora con el apoyo de mi parroquia, de mi párroco y mi familia voy para aprender más y compartirlo con mi querida diócesis.
Por eso estoy apoyando en la página de Facebook y en los medios del Seminario, haciendo videos, aprendiendo a realizar más cosas, así como evangelizar por las redes sociales en mi cuenta personal.
Orar por seminaristas
Les pido que recen por mí, por mis hermanos seminaristas que estarán estudiando allá también y por los que están en parroquia, ah! y por los chicos que estarán en el Preseminario, que se animen y digan Sí al Señor. En lo personal, todos los días le digo: Si Señor, Aquí estoy ¿qué quieres de mí? y hasta ahora nunca me arrepentiré de ello.
Como ven, un seminarista en vacaciones no se la pasa de maniquí o de niño consentido, ni de flojo todo el día, realiza muchas actividades, especialmente procura la oración, el encuentro con Cristo, el sacerdote, la familia y la comunidad. No somos perfectos, no lo sabemos todo y no lo hacemos todo, sin embargo somos jóvenes que queremos seguir a Cristo y que tratamos de aprovechar nuestra temporada de vacaciones como un tiempo de descanso para recobrar fuerzas, crecer en la fe, conocer, aprender, divertirnos y orar. ¿Sabías esto de nosotros?