Testimonio de un joven que participó en sus vacaciones de verano, en el primer proyecto del Colectivo Chopeke…
Ana María Ibarra
En el verano del 2014 el arquitecto Omar Ríos invitó a la pastoral juvenil de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz a participar en el proyecto de construcción de una vivienda emergente para una familia que vivía en condiciones sumamente precarias.
A esa invitación se sumó Daniel Ramírez, estudiante de Historia, quien compartió su experiencia.
Descubrir la realidad
Junto con los demás jóvenes, Daniel recorrió algunos sectores de la ciudad en busca de escombro para iniciar la construcción.
“La basura de algunos es la herramienta de otros. Fuimos acompañados por Lupillo, el padre de la familia a la que queríamos apoyar al principio, pero que Dios dispuso para él y su familia la ayuda de otros hermanos. Eran los inicios del Colectivo Chopeke, un grupo de amigos que buscan responder a Dios a través de actos concretos”, describió Daniel.
La experiencia de construcción con elementos propios del entorno y bajo una perspectiva cristiana, “amplía el horizonte de lo que Dios le pide a su pueblo”, reflexionó Daniel.
“Ir a Chopeke es asolearse, cansarse, ensuciarse de barro, pero sobre todo es abrir los ojos a una realidad en la que intimamos con Dios a través de nuestro contacto con la naturaleza y con nuestros hermanos”, abundó.
Escuela de fe
Ese verano, Daniel aprendió a ser hermano y a trabajar hombro con hombro con los demás, como “compañeros de camino”.
“Desde el recorrido en carro para llegar al lugar de construcción hasta pisar el barro puesto encima de una lona para después enjarrarlo en las pacas de paja que serán los muros, todo es una experiencia de Dios si estás atento a ello”, afirmó.
Para Daniel, Chopeke es constructor de casas proféticamente, pero también es una escuela de la fe.
“En Chopeke todos pueden ayudar desde sus aptitudes y su nivel de conciencia. Aprendemos sobre la marcha, equivocándonos. Hasta la fecha, cuando los visito, hay cosas que no hago porque no sé cómo y hay otras que las aprendo ahí. El proyecto del arquitecto Omar Ríos se convirtió en un proyecto de todos”, dijo.
Y agregó: “Diría Juan Casillas (arquitecto impulsor de la bioconstrucción) ‘todas las manos y todos los pies son bienvenidos’. Por mi parte espero poder visitarlos este verano, porque ahí hay amigos trabajando arduamente por los demás, por el sueño de Jesús. Ojalá nos encontremos ahí”.