Cómo proteger el bienestar de los niños y adolescentes en la Era digital
Diana Adriano
En la actualidad, el uso de pantallas y las nuevas tecnologías se ha vuelto omnipresente en la vida. Adultos, jóvenes, niños, adolescentes y hasta bebés tienen fácil acceso a cualquier dispositivo electrónico con pantalla. Sin embargo, este acceso ilimitado puede hacer vulnerables a los más jóvenes y pequeños, así como afectar su bienestar físico, mental y social.
Pero igual que los menores, muchos padres también se encuentran atrapados en el mundo digital, lo que plantea la pregunta de qué papel deben desempeñar en este tema con sus hijos.
Dianet Núñez Ramos, psicoterapeuta clínica de adolescentes y adultos, compartió con Periódico Presencia las formas en las que el uso de pantallas y las nuevas tecnologías pueden afectar a los niños y adolescentes, y cómo los padres pueden proteger su bienestar en la era digital.
Aquí la entrevista.
¿En qué forma el uso de pantallas y las nuevas tecnologías, hacen vulnerables o afectan a los niños y adolescentes?
Tenemos la fortuna de que la tecnología nos ha permitido comunicarnos y facilitarnos muchas tareas, aunque como todo hay ventajas y desventajas. El mal uso de las pantallas nos ha traído ciertos retrocesos en el desarrollo cognoscitivo, social y en el manejo de emociones. Son muy buenas para muchas cosas, pero hay ciertas edades, ciertos momentos y ciertos manejos, que las han convertido más en desventajas que en ventajas.
¿Qué hacer con los padres que también suelen estar apantallados? ¿Qué papel deben desempeñar con sus hijos en este tema?
Papá-mamá: si tú estás muy centrado en una pantalla, quizá atendiendo una cosa laboral, estás en tus redes sociales y de repente alguien te interrumpe y te molesta, actúas impulsivamente, tienes que saber que nosotros como adultos tenemos que tener un manejo, un control de ciertas emociones y de prioridades. Recuerda que somos ejemplo. Mamá y papá somos un ejemplo todavía. Los hijos, sobre todo los más pequeños, nos toman de modelos. Entonces, si papá se ocupa un tiempo excesivo en las pantallas, yo también me ocupo en eso.
Estamos tan centrados en nuestras pantallas, ya sea en el celular, en la computadora, incluso en la pantalla de televisión, que es bien importante que yo adulto regule tiempos, y controlemos el contenido que consumimos delante de nuestros hijos.
¿Cuándo se puede decir que se hace un uso adictivo de las pantallas?
Cualquier situación que se considera adicción es cuando ya dejamos de ser funcionales por esa situación, o cuando dependemos de eso que nos causa adicción para funcionar integralmente.
En el caso de las pantallas, si revisamos el historial de cuánto tiempo duramos en las pantallas, en una red social, vemos que es intenso y dramático el tiempo que estamos en ellos. Es ya un problema cuando dejas de atender otras cosas que son necesarias para ti. Por ejemplo, cuando comes con el celular, cuando manejas con el celular, cuando el hijo está todo el día en su cuarto y no quiere socializar por estar en las pantallas.
Tenemos una situación de deficiencia en la capacidad para socializar en los menores, incluso en los adultos.
Ahorita hay un síndrome que estamos viendo mucho, en el que se trabaja la ausencia del celular, pues si se pierde, se deja en casa, existen síntomas de ansiedad, se sienten desesperados. También hay una situación con el sueño, pues la pantalla refleja una luz azul y eso está causando una cantidad de gente que asiste a consulta por el problema del sueño.
Es cuando comenzamos a ser disfuncionales ante otras actividades.
¿Qué opina del uso de pantallas en niños/ bebés (que ya también se ven usando celulares o tablets?
Cómo dicen las abuelitas: ‘ya traen el chip integrado’. Los pequeños deben estar alejados de las pantallas hasta los 12 años, pues es lo recomendable. ¿Por qué? Debido a la iluminación, el contenido y la dinámica, el desarrollo cognitivo del bebé no se da adecuadamente y su socialización se ve afectada.
Hay una consecuencia muy grande ahora con los pequeñitos, pues se hacen poco tolerantes a la frustración. Ya que la pantalla es inmediata, y como el niño tiene todo inmediatamente, al estar, por ejemplo, en un restaurante y el mesero no le lleve rápido su juguito, empieza el berrinche. Se vuelven poco tolerantes, agresivos, y lo que sucede es que la mamá compensa inmediatamente.
Los niños pequeños necesitan moverse, necesitan la interacción, el juego. Estamos batallando mucho con esto aquí en Ciudad Juárez, y no dudo que a nivel nacional también.
¿Usted trabaja este tema en consulta? ¿Qué descubre y cómo lo aborda?
Cuando llega un adolescente, siempre es una primera sesión junto a los papás, y muchos, siempre, traen un aislamiento total. Los niños no quieren socializar, los papás se molestan. Llegan con eso de que no quiere salir, que se enoja mucho, está muy serio, incluso, los niños están batallando para establecer una relación afectiva con sus iguales.
¿Y cómo lo abordamos?, pues es un trabajo en familia, buscando esta cuestión integral en la familia, porque es un compromiso entre todos.
Es muy padre cuando ya existe la oportunidad de socializar entre ellos, en terapia lo abordamos, vemos qué tanta dependencia hay en el aparato, qué cosas ve, ya que se da la situación de que vean videos con extrema violencia, alto contenido sexual, etcétera.
Es trabajar en la autoestima del joven, regular los tiempos.
¿A partir de qué edad es aconsejable que los niños empiecen a utilizar pantallas y las nuevas tecnologías?
Los 12 años es lo recomendable. Antes que todo, los papás tienen que manejar la paciencia, la tranquilidad, pues tenemos papás impacientes que a la primera que llora el niño, les dan la tablet o el celular.
¿Qué puedo hacer yo como papá?, ante todo paciencia, que si llora y el niño hace berrinche, mientras no esté en peligro, dejarlo.
Hay muchas cosas que el niño puede hacer en lugar de estar con el celular, puedo entender que si viajan o algo, puede entretenerse un ratito, pero menor de 10 a 12 años, el papá debe regular los tiempos, el contenido, debe de informar, medir peligros, e intentar momentos de mayor convivencia con el hijo.
Un niño no debe pasar más de una hora en la pantalla al día, porque estamos viendo un uso desmedido en las pantallas que ya está afectando la visión de los pequeños. Ya no es el mismo desarrollo, se están viendo muy afectados.
Internet, videojuegos, redes sociales…¿Qué es lo que causa un impacto más negativo y cómo poder prevenirlo?
Todos ellos son benéficos con el uso adecuado, se hacen perjudiciales en la cantidad del tiempo que se usen y en el tipo de cosas que se vean.
Normalmente, los videojuegos están muy tachados, pero tienen su nivel de ventaja, el problema se viene cuando nos excedemos de tiempo, y en el tipo de videojuegos. Hay videojuegos que nos pueden causar alarma, como los que contienen violencia, asesinatos, cuestiones hasta de discriminación, cuestiones de percepción de la vida que no son reales.
Por lo que respecta a redes sociales, al menos Facebook te pide un mínimo de 16 años para abrir una red social, pero qué hacen los papás, les permiten poner una edad diferente para que puedan abrir cuenta. Y lo que ven en las redes sociales puede causar que su autoestima se vea muy dañado.
Antes la televisión estaba más regulada, sin embargo, en la actualidad ya se ven personas fumando, consumiendo drogas, la escena sexual es más explícita, vemos todo sin medida. ¿Y cuál es el mensaje que le damos a los hijos?, que todo se puede, que no hay control. Recuerden que los primeros años son formativos: el cerebro está en formación, así como la interpretación del mundo, por lo que debe ser lo más congruente. Un mundo virtual tiene muchas cosas distorsionadas, no hay congruencia.
¿Y qué recomienda?
A los papás les digo que somos los responsables de nuestros hijos, los invito a involucrarse más en hacer otras actividades, en no querer compensar la ausencia por el trabajo, algún problema en casa, con el uso del aparato electrónico o por medio de una pantalla.
Los invito a regalar calidad de tiempo, sabemos que nuestra dinámica es bastante ajetreada, pero si nos regalamos un ratito en jugar con ellos, en algo físico, en leerles, etcétera. La disciplina nunca estará peleada con el amor.