Blanca A. Martínez
“¡Aquí estamos…y no nos vamos!”, fue el grito que se escuchó fuerte en la Plaza San Jacinto de El Paso, durante el evento convocado por la Diócesis de El Paso y el Instituto Fronterizo Esperanza, para clamar por el respeto a la dignidad de las personas en movilidad, los migrantes.
Realizado el pasado lunes 24 de marzo, el evento convocó a cientos de cristianos católicos, evangélicos e incluso de otras denominaciones religiosas que unieron sus voces en solidaridad, ante la “hora oscura” que atraviesan migrantes por las políticas de la administración de Donald Trump.
“Lo que aquí ocurre no es ordinario. Solo Dios puede unir a la gente así”, dijo Dan Durán de la Iglesia evangélica Delta, de El Paso, durante la serie de discursos que los líderes religiosos ofrecieron como preludio de la marcha rumbo a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, donde se realizó una sentida vigilia de oración, justo en el día en que la Iglesia recordó a san Óscar Romero, obispo mártir, asesinado por exigir justicia para los pobres de El Salvador.
¡Aquí estamos!
En la plaza San Jacinto destacaron las figuras de siete obispos provenientes desde Canadá y Kentucky, Texas, Nuevo México, México y un sacerdote de Centroamérica.
Dylan Corbett, director del Instituto Fronterizo Esperanza, recordó el momento difícil por el que atraviesa Norteamérica, al que los cristianos dicen ¡NO!, sentenció.
“Somos latinos, indígenas, blancos, afroamericanos, gente de fe que estamos aquí con una propia agenda: Familia, comunidad, compasión, hospitalidad y amor”, se le escuchó decir.
“No permitiremos a nuestras familias separadas. No vamos a ningún lado, porque aquí estamos.
Necesitan escucharlo en todos lados: ¡Aquí estamos y no nos vamos!”, clamó.
El anfitrión del evento, don Mark Seitz, obispo de El Paso, marcó el inicio de la caminata rumbo al Sagrado Corazón al incensar el crucifijo que encabezó la marcha.
El abultado contingente, que abarcaba varias cuadras, caminó por la calle Mills rumbo a la calle El Paso, de donde doblaron en calle san Antonio hasta la calle Oregon, para llegar frente al templo fundado por jesuitas en 1893, y que desde entonces ha acogido a personas en movilidad.
Cardenal presente
Al interior del templo ya esperaba el cardenal Fabio Baggio, CS, enviado del papa a esta frontera para una serie de eventos que realizó durante esa semana, como subsecretario de la sección migrantes del Dicasterio de Desarrollo Humano.
Los peregrinos abarrotaron el templo y recibieron la bienvenida del padre Rafael García, SJ, párroco del Sagrado Corazón.
El programa inició con un homenaje a san Oscar Romero, cuya foto lucía en un bello altar adornado con flores y veladoras encendidas. Hacia allí caminó una familia migrante, en representación del Centro de Refugiados La Sagrada Familia que opera en El Paso.
El programa continuó con testimonios de migrantes, y hacia el final el profético mensaje del obispo Seitz, quien usó varias veces la frase “échame tierra y ve cómo florezco”, de la pintora mexicana Frida Khalo, para simbolizar la capacidad de superar adversidades y fortalecerse a pesar de los obstáculos.
Mensaje profético
Tras recordar el legado de san Romero, el obispo Seitz denunció:
“El ataque a los migrantes hoy, es un ataque a la familia de Dios…con esos ataques vemos que todo es desechable, nada es sagrado. Pero Jesús nos invita en otra dirección”, dijo.
“Si no hablamos o actuamos, el mundo no tendrá futuro. Hagámoslo bajo el signo de la Cruz: ¡Échame tierra y ve como florezco!”, clamó, para luego convocar:
“Trabajemos por una nueva humanidad, por una sola Iglesia sin fronteras. Este es momento de hacer nuestro el dolor de los migrantes. ¡No seremos intimidados! ¡Prevalecerá el evangelio de Jesús!”.
Luego, monseñor Seitz, quien actualmente preside el Comité de Migración de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, dijo a quienes tiene miedo por las políticas migratorias: “La Iglesia permanece con ustedes en esta hora oscura”.
A quienes son responsables de la política llamó: ¡Alto al juego con el asilo!, ¡Alto a la deportación!
Se dirigió al cardenal Baggio para decirle al Papa Francisco que esta región fronteriza es de solidaridad, humanidad y amor, y tras varios vivas al Papa Francisco, comenzó la Oración de los fieles con significativas intenciones proclamadas por diferentes líderes religiosos y laicos voluntarios de obras pro migrantes.
Luego del canto del Padre Nuestro, se presentó el llamado a la acción y el mensaje del cardenal Baggio, quien pidió un minuto de silencio por las víctimas mortales de la migración de todas las latitudes: desde el desierto de África, pasando por el Mar Mediterráneo hasta el desierto de América.
“Necesitamos voces claras, voces proféticas que presenten los desafíos que vivimos en estos tiempos difíciles. Necesitamos la fuerza de seguir hablando en nombre de la Iglesia”, sentenció el enviado del papa.
La Vigilia concluyó con la bendición a cargo de los líderes religiosos y el canto “El Pueblo Unido”.