Ana María Ibarra
Dedicar una hora de adoración a un ser querido, familiar o amistad, fue la iniciativa que el pasado mes de diciembre se realizó en la parroquia Santa Inés, con el objetivo de que la comunidad ofreciera un obsequio espiritual y no solo obsequios materiales.
Espiritualizar la Navidad
“En esta Navidad regala adoración”, fue el nombre de la campaña que se llevó a cabo por la época navideña, con el objetivo de promover la adoración eucarística y espiritualizar la Navidad.
“¡Qué mayor regalo que un momento de oración! A veces nos volcamos o nos endrogamos por regalos. Con Jesús no te vas a endrogar, Jesús es amor y qué mejor regalo que el amor de Jesús”, dijo el padre Hugo Muñoz, párroco de Santa Inés, al iniciar una Hora Santa celebrada el jueves 23 de diciembre.
Para que la feligresía pudiera ofrecer tan hermoso regalo, el templo parroquial de Santa Inés permaneció abierto de martes a viernes en dos horarios, por la mañana y por la tarde, así como los sábados en horario matutino.
Los fieles pudieron acudir en dichos horarios y ofrecer una hora de adoración ante el Santísimo Sacramento por las necesidades e intenciones de sus familiares y amigos.
Concluido su momento de adoración, ellos pasaban a la oficina, donde se les entregaron dos tarjetas, una dedicada a la persona por la cual se hizo la adoración para hacerle saber que un día y hora determinada se oró por ella. La otra para invitar a esa persona a realizar el mismo gesto por alguien más.
Otro regalo
Antes y después de la Hora Santa celebrada previo a la celebración de Noche Buena, el 23 de diciembre, el párroco administró el sacramento de la Reconciliación, también como parte de estos regalos espirituales.
Y durante la oración ante el Santísimo, el sacerdote invitó a los asistentes a traer a su mente a esa persona destinataria de su regalo espiritual.
“Este momento de oración, regálale tus pecados a Jesús”, dijo, invitando a los fieles a recibir el sacramento de la reconciliación.
“A veces recibe uno tarjetas navideñas. Aquí no necesitamos una postal. Está Jesús vivo, Él se te regala, atesóralo en tu corazón”, expresó el padre Hugo.
Finalmente, el sacerdote agradeció: “Gracias por tu corazón misericordioso, por tu presencia entre nosotros”.