Ana María Ibarra
Con la participación de toda la comunidad parroquial se llevó a cabo el pasado 29 de octubre la “Ruta de la Santidad” en la parroquia Dios Padre.
Niños, adolescente, jóvenes y adultos acudieron a este evento representando a algún santo o santa de la Iglesia.
Un recordatorio
El objetivo principal de este evento dijo la hermana Santa Isabel Rodríguez, Oblata de Santa Martha, es recordar que todo católico es santo desde su bautismo.
“Es recordarle al mundo que la santidad es posible, que todos estamos llamados a ella. Ver a nuestros hermanos los santos que ya alcanzaron la santidad, nos animan a buscarla nosotros también”, expresó la religiosa minutos antes de iniciado el evento.
Para llevar a cabo la Ruta de la Santidad, cada grupo y ministerio parroquial eligió el santo o la santa de su preferencia. Luego estudiaron su vida para conocer quién fue, lo que realizó y le ayudó en su camino de santidad.
Luego cada grupo adornó un carro alegórico con motivos y colores significativos de su santo o santa.
Participaron los grupos de Catecismo, Confirmaciones, monaguillos, pequeñas comunidades, matrimonios, y otros, mostrando las vidas de: Santa Martha, Santa Rosa de Lima, San José Sánchez del Río, San Francisco y Santa Clara de Asís, entre otros.
Ambiente fraterno
El 29 de octubre, los carros alegóricos salieron en caravana del espacio conocido como “Betania” y se adentraron al tráfico de las calles del sector parroquial para realizar el recorrido.
Con cantos y danzas, el resto de la comunidad acompañó, caminando, esta peculiar ruta. Entre la gente, niños de catecismo y jóvenes de confirmaciones caminaron vestidos de santo o santa de su predilección.
La ruta duró un poco más de hora y media y nuevamente regresaron al punto de partida donde cada uno de los participantes compartieron el nombre y algunos aspectos importantes de la vida del santo que representaron.
Además, pudieron degustar algunos antojitos que los mismos grupos pusieron en venta, mientras que a los niños y niñas se les entregó una bolsa de dulces para hacerles más amena la tarde.
En un ambiente de fraternidad, la comunidad pasó un rato agradable.
La hermana Santa Isabel concluyó con el siguiente mensaje: “Nunca perdamos ese deseo y anhelo de la santidad. No estamos hechos para este mundo sino para la vida eterna y los santos nos ayudan a eso, a tener siempre la conciencia de nuestra visión del futuro, que es precisamente la vida eterna”.