Diana Adriano
El pasado viernes 12 de julio por la noche, el Movimiento Congreso de Matrimonios realizó la asamblea Interparroquial del mes de julio, esta vez con sede en la capilla San Juan Pablo II, perteneciente a la parroquia El Señor de los Milagros, donde se superaron todas las expectativas de asistencia.
Aunque el evento fue preparado para recibir a 200 personas, la convocatoria fue tan exitosa que casi 300 asistentes de diferentes parroquias de la diócesis acudieron para fortalecer sus lazos matrimoniales y alabar juntos.
Había participantes de Asambleas de matrimonios de las parroquias Santo Tomás Apóstol, La Asunción de María, Jesús El Salvador, Nuestra Señora de la Esperanza, Corpus Christi, Santa María Goretti, Santos Mártires Mexicanos, Santo Toribio de Mogrovejo, Doce Apóstoles, San Francisco de Asís, Cristo Redentor, Nuestra Señora del Refugio y María Reina del Universo.
Grata bienvenida
Los presentes fueron recibidos con momentos de alabanza y oración, conectando profundamente con Cristo a través de la danza y la meditación.
El padre Jesús Salinas, párroco de la comunidad, fue el encargado de dar el mensaje inicial.
“Bienvenidos a Riberas del Bravo. Sean bienvenidos a este humilde hogar, una de las capillas de El Señor de los Milagros. Contamos además con las capillas Corazón Eucarístico e Inmaculado Corazón de María. Hemos preparado una gran reflexión, momentos de alabanza y meditación”, dijo.
En su mensaje, el padre Jesús resaltó la importancia de invertir tiempo en el matrimonio.
“Esto que ustedes están haciendo tendrá su recompensa en el presente y en el futuro, por eso los felicito. Que esta sea la oportunidad para enriquecer sus vidas como matrimonio. Dénse un fuerte aplauso”, añadió.
El perdón
Fue el mismo sacerdote quien se encargó de compartir una reflexión sobre el tema del perdón.
El padre Jesús enfatizó la importancia de perdonar de corazón, subrayando cómo el perdón sincero es fundamental para la armonía y fortaleza en las relaciones matrimoniales.
Al concluir su reflexión, el sacerdote encabezó el momento solemne de adoración frente al Santísimo Sacramento, en momentos en que las parejas pudieron encomendar todas sus preocupaciones, sus familias y su relación conyugal frente al Amor de Jesús.